Cuatro de agosto, veinte cinco de noviembre, tres de febrero, .... da igual el día, pero hoy es ese día . Mi nombre, aparte de la zombi pues tengo uno que mis padres me pusieron al nacer: Marisol, Marina, Laura, Irene, Sara, Amaya, Inés..... da igual, me puedes llamar como tú o elegir el que quieras de los ejemplos, cualquiera de ellos es bueno para un zombi.
Hoy seré Ana, por simplicidad, y por empezar por la A, que nadie diga que no sigo un orden. Pues Ana, ha tenido cuatro grandes etapas en la vida. Si nacer, es maravilloso y todo eso, pero vamos que naces por elección de otros y con ello comienzas a vivir, etapa que no recuerdo por lo tanto no puede formar parte de las cuatro que voy a hablar.
Mi primera etapa es entre la adolescencia y la universidad, digamos entre los trece años y los veinte tres. Diez años que dieron para mucho.... pasar del colegio al instituto, creerme mayor, las amigas, los chicos, las fiestas, las reglas, el rollo de vivir con padres, mi primer amor por supuesto no correspondido ( era un guay y yo, tan solo yo), mi primer amor real( que tampoco era para cohetes pero es lo que tiene que te guste alguien), desamor también claro suelen venderlo en el mismo pack , mi primera experiencia sexual ( de verdad, tanto tanto se habla y se fantasea con ese momento ideal, que llegado es una mierda, bueno tal vez no una mierda pero queda lejos de la película que has pensado que era, lo bueno es, que con el paso del tiempo aprendes a quererte y a querer y con ello también a ser sexual sin idealizar nada, simplemente encontrando a alguien con quien te entiendes). Y entre todas estas cosas ya vas pensando que quieres ser de mayor, idealizas tu vida laboral ( incluso tus inicios de becario) , te ves en breve viajando, ganando pasta y viviendo por tu cuenta...cosa que se te pasa rápido cuando te caes de la cama y empiezas a saber que eso de empezar a pagarte "tus cosas".
Mi segunda gran etapa es sin duda la más intensa, te enamoras pero de verdad, vives con alguien, montas tu primer pisito de pareja donde todo es maravilloso ( hasta elegir el color de las cortinas ) hasta que empiezas a convivir, y empiezas a conocer a esa persona que te enamora, que deja la ropa por donde quiere, que no sabe cocinar, que siempre parece más cansado que tú para hacer algo en la casa, sus amigos ( que no tienen que serlo de ti) y no sabes por qué pero siempre pringas tú poniendo tu casa, la cena y las copas y lo más divertido, tu nueva familia, esa que se llama política y que como el pack del amor-desamor vienen incluidos con tu pareja, sus cumpleaños, las dichosas comidas de Navidad ( que al final consiguen que odies las fechas y cuentes para que acaben mucho antes de empezar). Ay la suegra, los cuñados, de verdad se merecen un capítulo en exclusividad para saber de qué va esa tribu. En esta etapa no he dicho fechas, pero por continuidad sería entre los veinte tres y los treinta tres. Otros diez años de mucho juego.
Mi tercera etapa, desde luego es en la que más te acuerdas de la feminidad, la igualdad, de eso que llaman conciliar, de los cambios que sufre tu cuerpo y de lo bonito y horrible que es en la misma intensidad eso de ser padres y vivir con familia propia pero teniendo las obligaciones con las otras familias que ya atiendes..... y si la Navidad es cada vez más Pesadilla de Halloween y ya piensas directamente en fugarte esos días como si no existieran en el calendario. Esta tercera etapa es también activa, puramente hormonal, teta arriba y abajo, pañales, dejar de disfrutar de los días perros, empezar a importante bien poco si llevas los zapatos con chandal o si la coleta evitará que vean que no te peinaste. Aquí aparecen las primeras crisis existenciales , de pareja, de sentirte en un trabajo que realmente ya no te aporta, mientras pasas del tu y yo, a ellos y si hay algún momento donde no me duerma o no me duela algo o no intervenga la suegra, habrá un tú y yo.
Aquí es donde ya eres mayor, hablamos treinta dos a cuarenta dos o tres. Los chavales te llaman señora, los que te parecen monos abuela y tus hijos, si los tienes, lo consumen todo, todo es comer cinco veces al día, parque parque parque ( y no para un botellón ) sino para pelearte con otro padres en los columpios pues llega a ver más adultos que niños dentro. El tema parque, grupos de padres, también se merece un capítulo especial y exclusivo.
Y la cuarta etapa la madurez, ya tienes cuarenta y tantos, ya has hecho o intentado todo lo que por costumbre nos educaron: amor, trabajo, casa, familia, facturas y comienzas a parecerte a tus padres. Es un shock cuando te descubres un día hablando como tu padre o madre, te abrigas porque no quieres resfriados y deseas tanto que llegue el viernes para dormir, si para dormir al menos ocho horas. Tardas una semana en recuperarte de una noche loca, y empiezas a pensar en planes de pensiones, en lugar de visitar mundo. Y además, tienes a toda esas tribus de familias a las que perteneces cada vez apretando más por manías, achaques, pérdidas ( más probabilidad con los años), costumbre y tu mente quieren volar lejos pero tus pies fijos en suelo.
Dirás, ¿ Y en qué etapa empezaste a ser un zombi?. Pues te diré que desde la primera donde cada momento que te voy a contar fue arrancando mi parte de vivo en este mundo de vida con vivos para ir siendo una zombi entre vivos. Ya te dije que esto no es algo de un día para otro, lleva sus etapas, y te vas arrancando un retal de piel que sustituye una herida, y herida a herida te conviertes en zombi.
No te creas, que yo Ana ( hoy me llamó asi) soy única en mi especie, para nada. Los zombis se reconocen entre ellos, rara vez se juntan a compartir momentos, pero son muchos más que yo y tú ( tal vez tú estés en fase de serlo). Y se aprecian de formas muy diferentes según estés en una de las cuatro etapas que te comento.
Hoy ya estoy cansada, pero mañana te cuento como me fue iendo en mi primera etapa.