Eran las ocho de la mañana, Harry Styles bajó de el auto. Desde que aprendió a manejar, todos los años toma vacaciones con su madre, suelen irse tres meses a Doncaster en una pequeña casa donde se hospedan para vivir los noventa días. Su madre, al ser alcohólica, no puede manejar y le deja el cargo de cinco horas de viajes rutinarias a su hijo de dieciocho años.
Se acercó hasta el baúl y sacó las dos maletas de allí para después abrir la puerta de la casa y llevar cada una a su habitación correspondiente.
Al estar dentro de la casa y haber arreglado todo en su lugar como para que todo esté cómodo durante estos tres meses, le avisa a su madre que saldrá un rato y se dirige con toda libertad hacia un río cercano. En él hay una especie de puente en el que Harry se sentaba desde que comenzaron esas vacaciones, como todos los años, nuevamente se acerca a él para dejar sus piernas reposar en la simpleza del agua. Estuvo mucho tiempo pensando qué hacer ese año para que no sea un infierno como todos los anteriores, no quería tener que despertar cada día con el aroma a alcohol llenando sus pulmones. No quería llevar a su madre hasta el baño para que ella vomite en efectos secundarios de embriaguez. Uno diría: Pero, tiene dieciocho, puede cuidarse solo y quedarse en Holmes Chapel. Pues no, no es tan fácil como parece porque Anne cada año intenta que su hijo asista a aquellas vacaciones con ella de una forma u otra, más de una vez su hijo le ha dicho que no quiere ir, que tiene derecho de decidir por sí mismo ahora siendo mayor de edad. Pero, como ella sabe que tiene razón, recurre a culparle al menor por donde más le duele. Le culpa sobre el suicidio de su marido: el padre del castaño. Los traumas de Harry han tenido que ser resueltos con una psicóloga y un psiquiatra, aunque él sabe que por mayoría no le ha servido de nada al pasar los años.
Ya en el quinto día de la primera semana, Harry como de costumbre se dirige al viejo puente sonoro. Al llegar a este, sube y obtiene un crujido en respuesta al peso que apoyó sobre la madera construida de hace años. Como la vez pasada, se sienta sobre la misma dejando caer sus piernas a lo largo del río y mientras el agua moja sus pies e invade sus pensamientos, se acuesta hacia atrás, cerrando sus ojos y dejándose llevar por el conmovedor sonido del agua chocando contra las rocas.
Después de unos minutos, el ya nombrado despierta de su repentino sueño debido a el ruido de un cuerpo humano recostándose sobre la madera, oyó crujir ésta y supo que no podría ser de alguien demasiado pesado. Corrió su cabeza ya invadida por las dudas para mirar a esos ojos azules que estaban anclados a los suyos, le espantó por unos segundos y se sentó rápidamente.
-¿Quién mierda eres?
-Oye, tío, si hubiera sabido que ésa sería tu reacción después de que alguien tan galán como yo haya decidido hacerte compañía, me decidiría por darle el placer a alguien más. -Éste se limitó a rodar sus resplandecientes ojos, se encontraba sentado al lado de el rizado que cambió su semblante de susto a gracia.
-Disculpe, señor ego. Es que no sé cuál sería su reacción después de que un desconocido se siente a tu lado para observar cómo duermes. -Dijo de una manera sarcástica, dejándose llevar por el tan atrayente momento, éstas cosas no sucedían todos los días y mientras Harry tuviera la oportunidad de encontrarse unas horas más fuera de aquella casa vacacional, haría lo que fuera.
El otro, claramente más bajo de estatura, hizo algo parecido a una risa irónica pero que con su voz aguda simplemente sonó como una risa de una pequeña ardilla.
-Te he visto esta mañana, sois mi nuevo vecino y, al veros aquí, creí que sería bueno hacer amistades si es que no quieres quedarte solo con tu, por cierto, horrendo sarcasmo.
Harry no pudo evitar que una leve risa se escape de sus cuerdas vocales, eso fue divertido aunque haya sido en contra para su persona. Extendió su mano en espera de que el otro chico le diera un apretón y así poder presentarse pero no consiguió respuesta alguna.
-Soy Harry Styles.
-Soy Louis Tomlinson y aquí, donde vivo, saludamos así. -Éste depositó un beso en la suave y tibia mejilla del más alto, haciendo que sus ojos se abrieran por la sorpresa y, probablemente, sus mejillas se tornaran a un color carmesí.
ESTÁS LEYENDO
Three Months.
FanfictionTres meses sólo hicieron falta para que ambos notaran finalmente el amor que sentían uno por el otro; se dieron cuenta que con el cariño que se tenían crearían tempestades y nadie lo impediría, excepto el tiempo. Debían tener en cuenta que tres mese...