El amor de un Emo | J.H BTS

CAPÍTULO 1

Siempre es tan duro despertar y ver lo cruel que es la realidad

—Kira, ya es tarde - Los gritos de mi hermano llamando a mi puerta no cesaban - Despierta de una vez - Podría jurar que sus gritos de oían en todo el barrio

Abrí la puerta de la habitación peinada, maquillada y lista para irme a la cárcel a la que llaman escuela, la cara de perplejidad de Jin al verme por un minuto me hizo gracia. Casi siempre tiene que tirar la puerta abajo para lograr levantarme, literalmente.

—Oh por dios, esto es un milagro - Rodé los ojos por su exageración y cerré la puerta detrás de mi

Salí de la casa rumbo al colegio no sin antes pasar por la cocina y coger una manzana del frutero. Me coloqué mis auriculares escuchando, como todas las mañanas, a Mc Jane, mi espera favorita sin duda alguna.
Luego de la aburrida charla de bienvenida de veinte minutos por parte del director cada uno se dirigió a su salón y como era costumbre yo ocupé la última mesa al lado de un gran ventanal que daba vista al campo de fútbol. Jugaba con mi lapicero cuando el director entró al salón seguido de otro hombre, quien supuse que sería el nuevo profesor y otros dos chicos.

—Atención alumnos, todos tomen asiento - Todos obedecieron tomando sus respectivos lugares y prestando atención al mayor — Como les había comentado antes se les unirán dos nuevos alumnos y un profesor, pero dejaré que ellos mismos se presenten, adelante chicos

Uno de los chicos cabellos rubios y apariencia tierna se posicionó al frente y con una sonrisa en el rostro se presentó.

—Hola a todos mi nombre es Park Jimin, es un placer conocerlos y espero que nos llevemos muy bien - Su sonrisa en ningún momento desapareció de su rostro
Luego de él, él otro chico de cabello castaño tomó su lugar al frente pero a diferencia del rubio, este chico ni forzó una sonrisa.
—Yo soy Jeon Jungkook - Breve y directo
Su voz era ronca y cortante. Todos en el salón se miraron un poco confundidos por su actitud hostil pero nadie de atrevió a decirle nada al respecto.
—Y somos hermanos - Comentó el chico llamado Jimin aún con una sonrisa plasmada

¿Es que no le duelen los mofletes?

—¿Gemelos? - Se oyó preguntar a una curiosa del salón

¿Es que no ve que son tan diferentes como el agua y el aceite?
Dios, hasta donde llega la estupidez humana

—Oh no, no somos hermanos de sangre, Jungkook es - No pudo completar la oración porque el director lo interrumpió
—Bueno chicos mejor tomen asiento, luego tendrán tiempo de socializar

Jungkook fue el primero en caminar dirigiéndose directamente al final del salón donde él único asiento libre era a mi lado. Arrastró sin el más mínimo cuidado la silla y se desplomó en ella dejando la mochila en el suelo. Jimin tomó asiento frente a nosotros pero al contrario de su hermano, él le sonrió a todos y pidió permiso para sentarse.

—Bueno aún queda alguien por presentarse - Miró al profesor que hasta permanecía en una esquina del salón con los brazos cruzados - Adelante profesor
—Mi nombre es Jung Hoseok y seré su nuevo profesor de literatura - Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y continuó - Espero que todo nos llevemos bien y no tengamos ningún problema a lo largo del curso
—Como se habrán dado cuenta, el profesor Jung es unos pocos años mayor que ustedes pero eso no quiere decir que merezca respeto - Su cara tomo una expresión muy severa - Si me entero de que alguien se pasó de la raya será severamente castigado ¿Entendido? - Todos respondieron afirmativamente a coro
—No se preocupe director, estoy seguro que los chicos y yo nos llevaremos muy bien - Su expresión calmada hizo que el director bajara la guardia
—Entonces los dejo - Dicho esto nos miró una vez mas y salió dejándonos a solas con el profesor
—No saquen sus libretas - Tomó una tiza y comenzó a escribir en el pizarron - Esta primera clase es de presentación, así que quiero que cada uno de ustedes me diga su nombre, vuestro libro favorito y por qué ¿Entendido?

Todos respondieron que positivamente casi al unísono.
I
—Muy bien, comencemos

Luego de eso empezó con los chicos de las primeras mesas preguntándoles lo antes dicho a cada uno de ellos. Algunos respondían que nunca habían leído un libro y los demás solo mencionaban estúpidas novelas cliché de romance. Fue inevitable no rodar los ojos en varias ocasiones por las absurdas fantasías amorosas de algunos.

No me malinterpreten, no es que no me guste el tema, de hecho, creo en el amor.

En lo que no creo es en esta sociedad tan podrida que solo se deja llevar por apariencias y etiquetas. La mayoría de las personas ahora solo se fijan en la posición social o en la apariencia del otro y se dicen "te amo" con tanta hipocresía que me repugna.

Creo que esta sociedad esta tan jodida, que es incapaz sentir amor genuino.

Cuando el profesor llegó a nuestra mesa Jungkook fue el primero en ser interrogado.

—Mi nombre ya lo dije hace menos de media hora y no tengo libro favorito, pero si tuviera que elegir uno sería Diálogo entre un sacerdote y un moribundo

El profesor Jung frunció el ceño por un minuto y lo miró con extrañeza. Sinceramente parece un chico que leería el Marqués de Sade. Su apariencia tan ruda y seria, le dan un aire de chico malo.

—¿Por qué elegirías ese?
—Porque trata de la hipocresía y la moral, a pesar de estar agonizando en su lecho de muerte, el moribundo no acepta a arrepentirse de lo q para él, es el recuerdo de su andar por el mundo

Asintió a su respuesta sin emitir el más mínimo sonido y luego su mirada recayó directamente en mi.

—Me llamo Kira - Dije rápidamente aún jugando con mis manos sobre la mesa
—Inusual nombre, y dime Kira, si tuvieras que elegir un libro, ¿cuál sería?
—La ladrona de libros - Ni siquiera pensé en la respuesta
—Un gran libro, ¿por qué te gusta?
—Es interesante como las palabras son un arma de doble filo que puede destruir la humanidad y al mismo tiempo mantenerla a salvo

Fuera de eso, debo confesar que me siento identificada con Liesel, la niña que recogía todos los libros que encontraba y los convertía en su posesión más preciada, en su refugio. Yo pasaba noches enteras leyendo, sumergiéndome en las letras, olvidando por un rato la realidad en la que vivía. Pero al cerrar al libro, toda la miseria, tristeza y soledad regresaban con más fuerza.