Al final de la luz se escucha un adiós, aquella persona que eras jamás serás.
Es un día más, juzgando y cuestionando tu existencia.
Los días de verano ya no vuelven a brillar.
Cambiaste el cálido amor por la fúnebre soledad.
En invierno ruegas por felicidad, esperando del infierno poder despertar.
Párpados cansados, aún en las noches extraño tu regazo.
Cerca a mi ventana un viejo libro con un lenguaje anticuado, tal vez, Lovecraft.