9.

443 66 11
                                    


Capítulo dedicado a todas las nuevas lectoras <3

| |

"LouLou, despierta, te perderás la diversión" una voz ronca susurró.

"Mhm... " murmuró Louis al mismo tiempo que frotaba sus ojos y se acomodaba en la cama.

"¿Que está pasando?" preguntó una vez que estaba lo suficientemente despierto, al notar los miles de murmullos que se escuchaban por el pasillo.

"Hoy traen a un nuevo convicto." respondió con una sonrisa malévola que incomodó un poco al ojiazul. "¿Y sabes lo que eso significa?"

Louis negó.

"Más diversión, LouLou." contestó obvio.

El castaño puso los ojos en blanco antes de escuchar murmullos en aumento.

Harry susurró un "Ahí viene." y se aferró a los barrotes de la celda, tratando de tener una mejor visión del espectáculo.

A lo lejos pudieron observar a un muchacho más o menos de complexión un poco robusta, castaños cabellos revoltosos, y ojos del color de la miel.

No lucía para nada intimidado por los más de doscientos convictos que lo observaban como si fuera un trozo gigante y sabroso de carne, y ellos una manada de lobos hambrientos.

"Pobre hombre, no sabe lo que le espera." dijo Harry cuándo ya todo había pasado. El hombre había sido dirigido a unas celdas un poco más adelante de la suya.

"¿Que piensan hacerle?" le preguntó el menor.

"Sólo una bienvenida común y corriente, como a todos los demás." respondió brindándole una sonrisa suficiente.

"¿Cómo a todos? Mi bienvenida no fue tan mala, Harry."

"¿No? Pero si quieres te doy una bienvenida ahora mismo." le brindó una sonrisa descarada.

"¿Más de un año después de haber llegado aquí? ¿Es en serio?" preguntó, sin entender mucho.

Harry estalló en carcajadas y Louis se sonrojó cuándo por fin logró entender a que se refería el mayor.

Esperen, ¿se sonrojó?

¿Porque se sonrojaría tan sólo por esa maldita insinuación si había estado soportándolas hace un año? ¿Porque ahora?

Louis negó, aclarando sus ideas. O más bien, tratando de aclararlas.

"Eres un cerdo, Styles." concluyó.

| |

La hora del almuerzo al fin llegó.

Hora feliz para la mayoría de los convictos, pues era uno de los pocos momentos en los que tenían la posibilidad de salir de su celda.

Sin embargo, para el muchacho que había llegado en la mañana, era como una especie de tortura.

Las miles de series y películas que había visto a lo largo de su vida le habían enseñado que en lugares como estos no es fácil sobrevivir. Y mucho menos si eres un convicto nuevo.

Después de un largo debate consigo mismo sobre si debía saltarse el almuerzo o no, decidió asistir.

"¡Hey, nuevito!"

"No pretenderás ignorarnos el resto,de ti estadía en éste mugriento lugar, ¿verdad?"

El joven castaño recién llegado a la prisión había decidido salir de su "escondite" a enfrentarse a su realidad. No iba a esconderse los veinticinco años de prisión que debía cumplir por temor a esos idiotas.

Dulce Ironía. | l.s | Pausada temporalmente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora