Introducción

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ANOTACIÓN: Esta historia comencé a publicarla como Noath de las sombras. Posteriormente se transformó y hoy en día está publicada en amazon con el nombre de "La maldición; Brujas del infierno" Comienzo a subirla, si la aceptación de la misma no es mucha y los comentarios y votos son escasos, pensaré que no está gustando y dejaré de subirla, en caso contrario, podréis disfrutar de la historia hasta el final. Espero que os guste. 

INTRODUCCIÓN:

Maliam procuró no hacer ruido. Se calzó y se vistió en un chasquido. Se acercó hasta la chimenea todavía humeante y cogió la cuerda a modo de asa del cubo de madera. Tiró de la puerta despacio. La hoja se abrió sin ruido. Salió al exterior y se encaminó al centro de la minúscula aldea. Aspiró el aire y notó la humedad del rocío, el olor de las flores, la fragancia del alba. No había amanecido todavía; faltaba un buen rato para que el sol mostrara su luz. Quietas sombras se amontonaban en la única calle que daba forma al poblado.

Le gustaba caminar rodeada de tranquilidad. Pensaba en lo mágico del amanecer; ese momento en el que la claridad rasgaba el horizonte poniendo fin a la noche. Avanzó mientras que, con sonido apagado tarareaba una vieja canción que le había enseñado su padre cuando apenas comenzaba a caminar. Tenía la sensación que esa madrugada traería un gran día

Maliam tenía quince ciclos completos de vida. Ojos grandes e inquietos como su mirada. Jamás se cortó el pelo que como rubia cascada le caía largo y alborotado por debajo de las caderas. Andaba con la elegancia natural de las gacelas salvajes. Su altura se asomaba por encima de la media de las chicas de su edad.

Se acordó de Basiomat, de hecho, no había parado de acordarse de él. La tarde anterior fue la más maravillosa de su vida. El chico la había besado y ese beso rondó toda la noche en sus labios. Sonrió. Distinguió el pozo a diez pasos. Llenaría el cubo y volvería a casa. Sus pensamientos saltaban alegres dentro de su cabeza. Sí, sin duda, ese día sería un gran día.

El sonido del agua gorgoteaba en el silencio de la noche. Un caudaloso chorro del grosor de varios dedos surgía con fuerza a modo de cascada desde el montículo de piedra y desaparecía entre las grietas rocosas que hendían el terreno.

Dejó el cubo sobre un tocón plano. La espuma saltó con brío mientras el agua quedaba contenida en el recipiente. Observó las gotas salpicar inquietas, intentando escapar de la prisión que buscaba someterlas. Maliam miraba como se llenaba el recipiente, pero su pensamiento una vez más rememoraba el instante del beso.

Amplió la sonrisa tarareando suavemente. El horizonte brilló con timidez mostrando una franja anaranjada atenuada por la noche.

El leve susurro de sus labios quedó apagado por la mano que taponó su boca. Su sonrisa se extinguió de súbito cuando un agudo dolor por encima de su cintura le hizo arquear el cuerpo. Sus ojos lograron ver el largo filo que sintió entrar por su espalda y salir por su abdomen. Luego, sintió frío y el dolor fue atroz. Un severo golpe en la cabeza atenuó el sufrimiento.

El bandido sacó la hoja del cuerpo de la joven, sin mirarla, sin remordimiento ni compasión la arrojó como un ato sucio a un lado y pensó que ese día, sería un gran día.

La Maldición; Brujas del infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora