Clock

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10:01 pm

Ahn Jiyu se disponía a realizar su rutina nocturna como todos los días, el agua fría sobre su piel le daba una sensación de alivio que aún le costaba describir, miraba su rostro en el espejo y dedicándose una sonrisa tocó el interruptor para volver a su habitación.

Escuchaba los pequeños murmullos y risas de los infantes a quienes de manera arbitraría mandaban ya a dormir, las luces y las voces en el orfanato se apagan alrededor de las diez treinta, excepto la suya, había convencido a la hermana superiora sobre aplazar su toque de queda, ya que era la chica más grande de todo el lugar. Esto le daba el tiempo suficiente para leer y estudiar un poco, el silencio de todos le ayudaba a escuchar su propia voz, en lugar de los gritos de ayuda y plegarias a la que ya estaba acostumbrada, y esto, era algo que solo podía permitirse casi al rozar las once.

11:42 pm

Era la tercera o cuarta vez que su cabeza bailaba en contra del vals del sueño, tallándose los ojos trataba de buscar coherencia en las palabras que comenzaban a verse borrosas, tras ahogar un bostezo decidió escaparse hasta la cocina; sabía que no estaba permitido, pero necesitaba estudiar para la prueba de mañana. Al salir al pasillo lograba ver algunas luces de la ciudad, imaginaba que esta noche las calles estarían colmadas de música y disfraces.

— Haru debe estar divirtiéndose mucho. — murmuro para sí misma, mientras buscaba un paquete de galletas en la alacena de la opaca cocina.

— Puedes apostar por ello. — fue lo que escucho detrás de sus hombros, mismos que casi alcanzan el techo, giro bruscamente y se topó con la mano de Jungkook para acallar su grito. Jeon Jungkook, el otro veterano del orfanato. — No deberías hacer ruido, podrías despertar a las hermanas. — finalmente se separó de ella.

— ¿De nuevo vas llegando? Si llegan a enterarse de tus escapes, estarás muerto.

— Por suerte tengo a ti para cubrirme.

Ambos eran amigos solo dentro de esas paredes, en la escuela evitaban verse o reunirse en los mismos grupos, procuraban no sacar a la luz donde vivían, odiaban las miradas de lástima y los falsos buenos tratos, habían aprendido ya suficientes lecciones. Aquel chico sacudió una bolsa llena de bocadillos que no podría rechazar, se quedaron en el piso de la cocina hablando entre susurros hasta que la bebida o el sueño ganara primero. Su compañía hacía que todo lo demás desapareciera y eso era malo para ella.

12:33 am

— ¿No deberías haber ido a ese lugar el día de hoy?

— Nadie cree que es verdad.

— Yo creo que lo es.

— Nadie tampoco cree que tú eres real.

— Yo sé que lo soy.

12:34 am

Despertó de golpe, una vez más — Sé que eso sigues creyendo. — decía entre lágrimas, la respiración le pesaba, no podía controlar el ritmo de sus palpitaciones y su cabello estaba hecho un asco.

Su habitación olía azufre más que de costumbre, los recuerdos de su juventud y de aquella perdida espantosa la atormentaban siempre en esta época del año, se levantó a duras penas para echar agua en su rostro, ya que esa era la única acción que la ayudaba.

— Tienes que dejar de aparecer en mis sueños. — se decía Jiyu frente al espejo, las luces comenzaron a tintinear y comenzó a escuchar de nuevo ese agudo sonido.

— Lo haré. — le dijo Jeon desde el reflejo. — El día que vengas conmigo.

¿Fin?

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