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-Déjame en paz, estoy harta de tener que soportar tus mierdas, hemos terminado- Sentencié con lágrimas en los ojos. 

-Yo si que estoy harto de ti, siempre para arriba y para abajo con la mierda esa de dos ruedas. Y que sepas que esto ya terminó hace tiempo. -Contestó Kevin sin un ápice de emoción en su rostro. 

-Está bien, dame las llaves de mi casa y te largas- Le ordené como pude. 

-Te recuerdo de que también es mi casa. 

-¿Pero quién está trabajando para pagarla? 

-Oye, que yo estoy día y noche buscando curro, pero lo que pasa es que no tengo un par de tetas y nalgas para que los jefes me contraten. - Sin pensarlo mi mano chocó más fuerte de lo que me esperaba contra su mejilla, la cual enrojeció rápidamente. -Serás cabrona, hija de puta. 

-No te consiento que me hables así. -Dije apuntándole con el ínice para parecer más intimidante. 

-Ni yo que me pongas una mano encima. ¿Sabes? quédate con el piso que yo me voy a casa de Marta. 

-¿Marta?

-Sí, a la que me tiro cuando tu estás por ahí. Si no estás en la universidad estás trabajando, y si no estás por ahí con tu moto. 

-Encima será verdad los rumores, es que hay que ser hijo de puta eh. 

-TU SI QUE LO ERES, PEDAZO DE IMBÉCIL. 

-Cuando llegue no quiero ver tus cosas, así que ya estás levantando tu asqueroso culo de mi sofá. 

-Eso, haz lo mismo de siempre, huye, ojalá no te arranque la moto y te caigas por un barraco. 

Sin decir nada metí las llaves de casa y de la moto en mi fiel riñonera, junto con el móvil, cogí mi casco y bajé al garaje para adentrarme en un camino sin rumbo al que seguir. 

-Será cabrón, hijo de puta, cap de suro, imbécil.-Contra más conducía y más le insultaba más lágrimas derramaba. 

-A la mierda tres años de mi vida, y todo por no darme cuenta de lo gilipollas que es, no, él no es gilipollas, la inútil soy yo por estar soportándolo. 

-Éramos unos niñatos cuando nos conocimos, primero de bachillerato, y encima seguí con él, es que soy yo la tonta. 

-Maldito sea el momento en el que decidí que lo mejor sería irnos a vivir juntos. Maldito fue el día en el que se le propuse. MALDITO SEA TODOS Y CADA UNO DE LOS MOMENTOS VIVIDOS CON ÉL. -Aceleré lo más que pude, metí tercera, luego cuarta, y así progresivamente hasta llegar a la sexta, y con esta los doscientos veinte kilómetros por hora, sobrepasando por mucho el límite permitido, pero en ese mismo momento no me interesaba ni lo más mínimo. 

-MALDITO SEAS KEVIN, MALDITA SEA LA PRIMERA VEZ QUE TE CONOCÍ. 

Contra más me lamentaba más lloraba, y el tiempo parecía estar sintiendo lo mismo que yo, puesto que cada vez estaba más nublado y las primeras gotas comenzaron a caer. No quería volver a casa, así que decidí poner rumbo hacia Montmeló y visitar a mi viejo entrenador. 

Cuando llegué al circuito ya estaba completamente empapada, aún así busqué un sitio resguardado para mi Ninja de 400cc. 

-Hey Livia, que raro verte por aquí...-Dijo sonriente Juan, el guardia de seguridad. 

-Como no... ¿Has visto a Xaus? 

-Debe de estar por alguno de los boxes, y si no estará en pista.

-Vale, muchísimas gracias. 

A 200 Km por hora (Fabio Quartararo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora