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—¿Húmeda tan temprano? —su voz suena como un susurro, pero puedo escucharlo a pesar de eso. Él cree que duermo, pero cómo hacerlo cuando son las cinco de la mañana luego de una noche de cervezas heladas y mujerzuelas en la casa.

¿Quién puede dormir cuando a un lado otro sujeto folla duro?

Debí de quedarme en casa de El Príncipe cuando me lo ofreció.

Ahora vivo en la casa de mi jefe. Lee DongHyuck comanda más de dos docenas de albañiles para trabajos en hogares de gente de alto nivel social. Y yo prácticamente sigo órdenes y regreso a su casa para dormir.

No tengo una casa que me pertenezca y DongHyuck me dio asilo en la suya para ganar el dinero suficiente. Lo conocí en un bar el año pasado. Aquella vez estaba seguro de que moriría golpeado por dos sujetos musculosos que pensaron que me les estaba insinuando.

Mis conocidos dicen que soy bastante expresivo y que eso puede ser peligroso, que puede malinterpretarse. Y sufro por ese aspecto en especial. Las personas piensan, generalmente que soy muy manejable y que sonrío a todos de una manera que puede tomarse como coqueta. Hasta ahora no comprendo por qué ser amable puede ser perjudicial.

DongHyuck y yo nos hemos vuelto cercanos pese a su personalidad arisca, es más alto que yo por 14 centímetros exactamente, su cuerpo es musculoso y tiene tatuajes en los brazos que quisiera saber qué significan, y hasta ahora no he tenido valor de preguntarle.

DongHyuck es reservado y autoritario. Es extremadamente limpio y no suele compartir sus pertenencias ni siquiera con sus amantes. Suele acostarse con mujeres bastante experimentadas que sepan montarlo, eso sacado de sus palabras, literal. Y sí, no se fija en hombres porque lo excitan demasiado los cuerpos curvilíneos.

Yo soy todo lo opuesto a lo que a él le pone duro. Tengo apenas músculos en los brazos y soy completamente delgado a excepción de una pequeña barriga la cual odio. Y sí, no tengo absolutamente nada de curvilíneo, mi piel probablemente ya esté áspera por el desgastante trabajo, sumándole a eso que el sol me ha bronceado de más y mi nariz se ha descarapelado.

No tengo remedio.

—DongHyuck, el mocoso está aquí —menciona la mujer.

Trato de no moverme, moriría de vergüenza si me llegan a encontrar despierto. DongHyuck chasquea la lengua, gruñe y la recuesta a un lado de mí. Sí. De nuevo va a follar sin importarle que esté presente. He perdido la cuenta de las veces que folla teniéndome a menos de dos metros.

La garganta me arde. Estoy molesto. No debería estarlo. Él jamás me ha dado alas para fantasear con él, pero lo he hecho. JungWoo cree que DongHyuck me gusta porque soy demasiado joven y estúpido, soñador, y que lo admiro demasiado por todo lo que ha logrado hasta ahora. Y en parte así es, pero él es agresivo y mandón, humilla a todo lo que se mueva y nunca se hace responsable de los sentimientos de los demás.

En la secundaria también me enamoré de un sujeto malo, JaeHyun, incluso llegué a vender droga porque me lo pidió y a cambio yo le pedí sexo. Lo único que puedo conseguir de ese tipo de hombres es sexo, eso y nada más.

Y tengo la mala suerte de no llamar su atención ni con eso. JaeHyun me dijo que soy una mierda teniendo sexo y de cierta manera eso me ha causado un conflicto enorme.

—Entonces no gimas como una perra en celo —le propone DongHyuck, sin importarle su tono ni sus duras palabras.
Él es así, grosero y ruin.

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