albañil.

03

Difícilmente ha pasado una semana desde que follé con DongHyuck. Comemos juntos, trabajamos juntos, vemos la televisión juntos, pero no hablamos como antes, esto añadiendo que casi nunca hablamos. Únicamente me dirige la palabra cuando tiene hambre y cuando me manda a trabaje a una casa en específico. Aunque debo aceptar que no he tenido trabajo pesado, eso aunando a que me sigue pagando lo mismo.

Es extraño.

Sigo dándole de desayunar, comer y cenar. No hay nada bueno.

Hoy han venido todos nuestros amigos, colegas del trabajo. Uno de sus trabajadores, Jeno, cumple años y estamos bebiendo cerveza y mientras hablan de mujeres y porno, me dedico a hacer la cena.

A el rubio le encanta el pollo horneado, las alitas picantes y las costillas de cerdo en adobe. Así que eso es lo que hago. He marinado todo con anticipación y el horno hará todo el trabajo.

—Alguien que cocine bien y que sea así de servicial... ¿no será tu puta preferida? —KunHang le comenta a DongHyuck. No estoy seguro de si lo hace a propósito, porque es obvio que puedo escucharlo a la perfección y no solo yo, sino todos los demás.

Lo que odio de mis amigos es que son muy buenos bebedores de cerveza y siempre recuerdan lo que dicen y hacen.

—¿Por qué? ¿Te lo quieres follar? —responde DongHyuck, siempre a la defensiva.

La boca se me seca ¿En serio ha dicho eso? Nunca responde con un sí o no, siempre evade todo, por eso ignora todo lo que ha pasado. Me pregunto cuánto tiempo va a resistir no cuestionarme sobre lo sucedido.

—No sería mala idea...

El corazón se me detiene por un momento. No le tengo miedo a KunHang, es decir... él es muy irónico aunque lo diga seriamente. Ni siquiera le hablo, pero es nuevo que hable de mí con DongHyuck.

—¿Me permitirías follarlo? —añade KunHang.

No soy de propiedad de nadie para que le pida permiso a DongHyuck, en primer lugar. Me siento indignado y un poco decepcionado por ese aspecto. Yo no sé qué es lo que ha hablado él de mí o mejor dicho, de lo que hicimos. Aunque por lo que sé, DongHyuck no cuenta sus intimidades por más vistosas que sean.

—¿Y por qué me pides permiso? No es de mi propiedad.

Sonrío de alivio, pero también de amargura. Quiero y no quiero escuchar algo como eso.

—Mientes...—dijo KunHang, seguro de sus palabras— ¿Te lo cogiste, no?

—Que te lo quieras coger no significa que yo lo haya hecho.

Ruedo los ojos. Sí, ese es DongHyuck. Él nunca va a aceptarlo.

—¡Por favor! Si llevas horas mirándole el culo que no tiene...

Gracias, KunHang. Pero a pesar de que su comentario me enoja, me gusta que haya mencionado que DongHyuck mira mi trasero. Por el momento me importa mucho qué piense cuando lo mira, pero lo mira, y eso es importante.

—No tiene nada que pueda verle —comenta DongHyuck, con voz seca, déspota.

Sonrío con ironía. Todo lo que sale de su grosera boca me lo espero por alguna razón. Es tan obvio suponer que responderá de esa manera o tal vez de otras mucho más hirientes. Y sé que estoy mal de alguna forma, estoy consciente, pero es el inicio y eso no significa que voy a soportar todo lo que diga.

Voy a poder imponer respeto cuando esta extraña relación de convierta en una más fuerte, cuando pueda sentir que le agrada del todo estar conmigo en aspectos básicos; armas para defenderme cuando me lo eche en cara. Ahora no tengo nada con qué defenderme, porque he actuado como un puto, una presa fácil...