Hanahaki

🥀

Su despertar no fue muy agradable. Despertó con una tos más fuerte de lo habitual, su cabeza palpitaba por la presión y solo podía sentir el ardor de su garganta y dolor en el pecho. Cuando se detuvo y pudo aclarar su vista, sintió un escalofrío ante aquellos pétalos rojos, primera vez que tenían aquel color, no pudo evitar sonreír triste ante aquello, pues eran tan brillantes como las gotitas de sangre que las acompañaban.

Luego de limpiar aquellos pétalos y dejarlos en una caja, decidió sentarse a aclarar sus pensamientos mientras tomaba un café. Sabía lo que el color significaba, sabía lo que lo había provocado. La alianza con la ADA había resultado favorable para Yokohama, pero para su salud era todo lo contrario pues Dazai parecía aprovechar cada oportunidad para incordiarlo y molestarlo, como si fueran nuevamente compañeros. Pero claro, el no sabía que tenía aquella enfermedad. Se sentía ahogado en sus propios sentimientos, irónico porque pronto moriría asfixiado por estos mismos no metafóricamente. "Es imposible sacarme estos sentimientos, pero algo puedo aliviar, ¿no?". Necesitaba poner en palabras aquello, no le había contado ni siquiera a Ane-san. Sabe que Akutagawa sospecha, pero el menor lo respeta más de lo que se preocupa y prefiere no pasar a llevar la jerarquía, pues sabe que odia que lo vean como débil. La única persona a la que quería hablarle es la misma a la que no puede decirle nada. Así que decidió escribir una carta, sin remitente pues nunca será enviada.

"Al comienzo no esperaba nada real de ti, pero fue inevitable. Luego de tantas jornadas y tanto tiempo conviviendo te llegué a conocer y fluyeron unas cuantas conversaciones reales. Como una sala de espera destruida estoy esperándote impasiblemente. Así es como me maldigo, incluso sabiendo que estaré triste tengo la esperanza de que llegarás a salvarme, usaría mi poder una vez más para que con un simple toque y con tu suave voz digas "puedes descansar", para poder cerrar mis ojos y escucharte decir "yo te tengo, compañero", cuanta paz me daba el poder confiar en ti.

No es lo mismo Dazai, no es justo que ahora vengas a preguntarme "¿Cómo has estado?". No puedo responderte con sinceridad.

Sigo deprimido y frustrado, sigo pensando que quizás te aferrarás a mí, anoche e incluso ahora parece que soy el único que no puedo dormir.

De esta forma estoy ahorcándome con las flores de mi amor, incluso sabiendo que moriré. No te deshiciste de mi, ¿cierto?

Con tu risueña voz diciendo "No te odié, siempre me gustaste, ¿Has estado bien?"

Como si hace 4 años mientras estabas a punto de llorar no me hubieras dicho "lo siento, no nos veremos más"

Pero con esas palabras ahora puedes verme realmente, así que debería abrazarte, pero, ¿por qué en lugar de eso solo saco un par de tijeras?

Ahora cubres mis ojos, estás tan calmado, porque sabemos quién actuaría si dejas ver algo real, sobretodo cuando soy parte de ello. Pero cuando te quiebras, yo... ¿Cómo podría odiarte?

Incluso ahora seguimos conectados, ¿sabes que no es tu culpa? ¿Sabes que irte fue la mejor opción para ti?

Se que no me dejaste, dejaste la mafia, pero déjame tener esa excusa para poder seguir fingiendo que te odio. Tu mirada simplemente acorta mi vida sabiendo que nunca se concretará lo que sentimos.

Ya no necesito esas palabras, es muy tarde.

Mira mis muñecas, ya están teñidas con flores rojas

¿Desde que momento se me hizo imposible soportar estar sin ti?

Incluso hasta en este momento, susurras "eres la humanidad en mi" y dices mi nombre con una sonrisa. ¿Desde que momento se me hizo imposible soportar estar sin ti?

Quizás el vino que tomé aquel día de tu huida solo regó más este doloroso amor que solo floreció en mi corazón

Llegue a conocerte... y ahora estoy en esta sala de espera destrozada, con los recuerdos que sembraron estas raíces profundas.