Capítulo 1

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Dedicado a eme-ele

Disclaimer: Black Clover y sus personajes no me pertenecen, son de la autoría de Yūki Tabata.

El amor está siempre acompañado de demonios.

Unas veces son metafóricos y otras... extremadamente reales.

Es por eso que dicen que aquél que se enamora está maldito.

En su caso, es el amor de su vida el que porta al demonio y ella quien acarrea la maldición.

Un trato injusto, si le permiten opinar. ¿Por qué existen los amores no correspondidos? ¿Por qué, si cabe la posibilidad de que la persona de las que te enamorarás no podrá corresponderte, tienes que enamorarte de ella sin que puedas hacer nada para evitarlo?

Sí, definitivamente era injusto, tremendamente injusto.

Debería haber una cláusula de exención, un eximente que te permitiese renunciar al amor y sus extrañas formas de manifestarse.

Noelle suspiró frustrada, aunque la anterior fuera una opción válida, la honestidad la obligaba a admitir que no la tomaría bajo ningún concepto.

Era sólo que, en días particularmente malos como estos, le gustaba quejarse un poco, así fuera mentalmente.

Mientras Asta permanecía rodeado de mujeres, hermosas todas, ella se quedaba atrás... relegada a la zona invisible de la amistad.

Lo observó intentar escapar de la turba de féminas. En otros tiempos, cuando era mucho más joven, habría corrido hacia ellas para apartarlas de él. Ahora, comprendía que amarlo no le daba derecho a tal cosa. Sin embargo cuando el chico la miró suplicante, pidiendo ayuda con sus grandes y expresivos ojos, ella dio un paso adelante y luego otro, seguido de otro más hasta llegar a dónde estaba, puede que en el proceso haya perdido unos cuantos mechones de su cabello.

—Bien, por hoy ha sido suficiente. ¡Es hora de dejarlo en paz!

Una protesta general se hizo escuchar pero ante su cara amenazante no muchas se atrevieron a contradecirla.

De mala gana se marcharon una a una. Excepto por una pequeña niña, no podía tener más de seis o siete años.

Noelle no esperó que tímidamente se le acercara. Ni siquiera podía alzar la vista y se retorcía las manos en clara señal de nerviosismo. Pero se plantó frente a ella.

—Yo, cuando sea grande...—titubeó al hablar—Cuando sea grande quiero ser como tú.

Y dicho esto se fue corriendo, muy feliz de haber conseguido hablar con la persona a la que admiraba, pasó demasiado tiempo esperando a que esas adultas molestas despejaran el camino.

Asta, que había presenciado la escena, estaba encantado con su desarrollo, sobre todo por un pequeño detalle. Invadiendo el espacio personal de Noelle con todo su cuerpo y a sabiendas de que la chica se molestaría como todas las veces anteriores que hizo esto mismo, pero sin poder resistirse a hacerlo una vez más, acarició con sus dedos la piel de su mejilla, antes pálida y ahora llena de rubor.

—Sigues sin poder aceptar un cumplido— sintió bajo sus dedos lo terso del epitelio, últimamente  repetía esta acción con frecuencia, tocar a Noelle, quería decir. Pequeñas caricias que no eran bienvenidas, por eso se había propuesto limitarlas. Excepto porque, ¿cómo resistirse a tocarla cuando estaba ahí, magnífica en su sonrojo?

Lo que Asta no notó, fue que el rojo en sus pómulos se hizo más intenso y que, disimuladamente, Noelle se recostó en su toque.

En lugar de golpearlo, como solía hacer, Noelle se encogió de hombros y lo acusó de vuelta.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2022 ⏰

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