Las cosas dadas vueltas

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Llegamos al colegio, y al parecer mi día estaba preparado para ser malo.
Al entrar me encuentro con Ambar, la chica con la cual nos odiamos, y siempre me busca problemas, con la cual ya habia peleado, mas de una vez. Tambien era la zorra del instituto. Y su grupo de amigas, que eran igual de imbécil que ella, o quizás mas...¿Quien sabe?

Al pasar Ámbar me dice: Existe algo llamado combinación idiota-Con esa maldita voz chillona que tenia.

Me doy vuelta al responderle cuando mi vista se pierde en Blass, era un chico que estaba en un año más arriba que yo, era el chico que estaba conmigo, no eramos oficialmente novios, pero algo parecido.Era hermoso, ojos miel, color de pemo negro, muy negro. Y una piel muy blanca, algunos lo cargaban con que parecia un vampiro, y su personalidad me tenia totalmente atrapada.

Cuando escuchó un
-Heeey, tonta! Estoy aquí.
+De quien más podía ser ese estúpido tono chillón?-Pensé.
Me di vuelta, y si, era Ámbar, seguía parada en mi frente esperando que le responda. Solo que esta vez ya había medio instituto al nuestro alrededor esperando que le responda a Ámbar, para ver si pasaría vergüenza yo, o ella..

La mire fijamente y le respondo:
-Existe algo llamado pelea, que es lo que te daré sino dejas de fastidiarme, zorra.
+Ay mira como tiemblo-Respondio Ámbar sarcásticamente.
-No hace falta que tiembles idiota, aun no te golp*Un grito nos interrumpe*
-Ámbar, Jennifer. Las dos, a mi dirección de inmediato.
Si, nos habia cachado la directora.

Mientras iba camino a la dirección pensaba
-Blass habrá visto esto? Que vergüenza.

Ya pensaba que mi día no podía ser peor..
Hasta que salgo de dirección y ahí estaba, Blass parado esperandome.
-Ahora en que lío te metiste? -Dijo Blass con un tono de enojado.
+Lo siento amor, me volvió a provocar esa zorra.
-Ya, dejala de una vez, vamos cariño, iremos por un café. -Asentí y fuimos.

Después de pasar una mañana de agobiadora a encantadora, Blass me acompaño a casa.
Yo volvi con una sonrisa a casa, era increíble como Blass cambiaba mi humor al estar conmigo, me daba un gran giro emocional, las cosas estaban dadas vueltas, ya estaba bien, sentía que mis problemas desaparecían al estar con el, de verdad me gustaba.

Llegamos a casa, lo invite a pasar ya que no había nadie en casa, y decidimos tomar una siesta ya que los dos estábamos muertos de sueño.

Subimos a mi cuarto, nos acostamos, apoye mi cabeza en su pecho, me abrazo y me olvide de todo, tan solo su abrazo sacaba lo mejor de mi

Nuestra rara historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora