Hoy desperté nuevamente, no recuerdo cuando fue la última vez que vi una noche tan perfecta, las estrellas danzaban al mismo son y parecían navegar por un mar profundamente oscuro. El camino estaba marcado con pétalos de rosa, parece que alguien ya sabía a dónde deseaba ir.
Me levanté vigoroso y caminé, veía las personas correr de aquí para allá, niños gritar y reírse, estaban en una especie de fiesta de disfraces... creo que le llaman Halloween, nunca me interesó algo así, mi trabajo exigía demasiado de mí.
Pero en fin llegué a las cercanías de mi antigua casa, ya me habían advertido que no podía acercarme y que si lo hiciera no cambiaría nada, sin embargo debía mirarla a los ojos, necesitaba imaginarme de nuevo siendo el dueño de sus labios, despertandome abrazado a su pecho y haciéndole el amor tan suave y sutilmente como sé que a ella le gusta.
Me coloqué detrás de un arbusto y la vi llorando, eso me rompió el alma, si es que aún quedaba un vestigio de ella, besaba mi retrato y acariciaba mi rostro tras el frío plástico; no pensé que luego de haber pasado cinco años de mi partida ella seguía sufriendo, mi único consuelo era que me olvidara, que borrara cada recuerdo de lo que un día existió, pero creo que su necedad seguía tan férrea e imponente como en nuestros días.
La vi poner el radio y sonó una canción conocida, era una que amábamos por lo que ignoré toda norma y fui a su encuentro, por la ventana observé como bajaba los párpados, coordinaba sus pies y sus manos y bailaba con mi recuerdo por lo que me aferre a sus cintura y me entregué a la pasión con cada paso, me sentí más vivo que nunca, aunque vivo no sería la palabra que me definiría en ese momento, era único aquel momento y la besé hasta sentir nuevamente correr sangre por mis venas y que el color regresara a mis mejillas, por segundos creo que notó mi presencia y vi bajar un escalofrío sobre su piel; pero no pasó de una sensación.
Me marché atravesando la puerta y volví a mi nuevo hogar, uno frío y eterno; el trato es por una sola noche y no me quedaba remedio pero al parecer la muerte que prometió separarnos un día en el altar fue vencida por el amor.
