Dolar

El Pierre

—Y bien ¿Qué les parece?—.

—De locos, es una puta locura— Contestó Cejas mirando la vista panorámica de todo lo que abarcaba el Pierre.

— ¿Vamos a manejar todo esto en serio?—.

Golondrina paseaba sus ojos en cada uno de los negocios que veía, eran mínimo 10; entre los que más destacaban la feria, el arcade y un par de restaurantes algo caros.

—No cómo tal— Carlo habló con calma y dispuesto a aclarar cada duda de sus subordinados, después de todo ellos no sabían nada del proyecto ni estuvieron en las juntas con Salieri dónde acordaron los términos.

—El territorio es nuestro y hay negocios de los que nos vamos a encargar más personalmente como el arcade, por ejemplo; pero también hay negocios que son independientes y no tienen nada que ver con nosotros como los restaurantes grandes, que solo pagan renta por el sitio— Juan, Idelfonso y Andrés escuchaban atentos todo lo que el italiano tenía que decirles sin perderse ni un solo detalle. Estaban reunidos para la gran noticia los cuatro miembros más importantes de la mafia Gambino.

Había pasado un mes desde el primer encuentro con Salieri y casi dos meses desde que Carlo inició la organización independiente de su hermano. Crecieron como grupo, no eran demasiados pero a día de hoy, contaban con 12 miembros en la mafia; los tres hombres de confianza de Carlo tenían entre dealers e informantes a 8 personas bajo su mando.

En resúmen, las cosas iban bien, muy bien.

Luego de dar un paseo por todas las instalaciones, el italiano dirigió el "tour" improvisado que estaba dándole a los chicos a las afueras del Pierre dónde los esperaba una limusina negra con los vidrios templados.

—Y por último— El Gambino se acercó a una de las ventanillas traseras del auto y dió dos pequeños golpes en el cristal; un momento después la puerta se abrió y bajó un hombre en un traje azul rayado con un sombrero a juego.

—Bounanotte signori— Su voz sonó firme pero amable, saludó primero a Carlo en un fuerte apretón de manos y un corto abrazo con palmas amistosas y sonrisas de por medio.

—Les presento al señor Dante Salieri— El rubio se dirigió a sus allegados y el nombrado se quitó el sombrero a modo de presentación— Mi nuevo socio y el que nos ayudó a conseguir esto— Tanto Golondrina cómo Cejas mostraron curiosidad y asombro por el hombre, saludando de inmediato y acercándose a los italianos para cuestionarles sobre el Pierre. Por su parte Andrés se quedó plantado en su sitio algo extrañado por la repentina confianza que Dante y Carlo habían tomado en el par de semanas que habían estado reuniéndose para hablar de negocios.

Ahora le pareció más extraño el hecho de que el Gambino haya insistido tanto en acudir solo a las pláticas de negocios con su compatriota. La amabilidad del hombre era sospechosa; incluso Carlo lo notó el día que les hizo la propuesta, pedía muy poco para todo lo que les daría y si algo le había enseñado la vida a Andrés es que nada ni nadie da más de lo que espera recibir.

—¿Signore?— Salió de su ensimismamiento cuando el de traje azul se dirigió a él— Ya había tenido el gusto de conocerle ¿No es así caballero?— Dió un par de palmadas en el hombro del exmilitar.

—Claro, lo recuerdo Señor Salieri, es un gusto volverlo a ver— El de pelo gris correspondió amable al de pelo castaño claro.

—¿Qué les pareció el sitio? Sé que hay detalles por arreglar pero confío en que se encargarán de todo— Dante hablaba relajado, todos concordaron con él mientras conversaban cómoda y amenamente; todos excepto uno.