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Unos cuantos días de celo después, ya ambas totalmente cuerdas, una mañana se preparaban Jinsol y Jungeun para volver al instituto. La omega no podía creer el poco decoro qué tuvo al rogarle a Jinsol durante todos esos ocupados días, aunque no era como si la alfa se quejara.
- Teníamos que entregar un trabajo... - comenta Jungeun.
- No puedo creer que recuerdes eso - Jinsol ríe mientras se colocaba una camisa manga corta negra para luego colocarse una franela gris sin abotonar.
- Es cierto que teníamos otras cosas en qué pensar - dice Jungeun ligeramente ruborizada - ¿Me ayudas? - pregunta señalando su sujetador en la cama. La pelinegra se había encargado de lavar toda la ropa de Jungeun el día anterior, y para su deleite, la omega se la pasó semidesnuda todo el día, pues solo había aceptado cubrirse con una de las camisas menos mediocres que tenía Jinsol, según ella, prefería estar desnuda que usar trapos.
- Claro - Jinsol tomó el sujetador y se colocó detrás de Jungeun para ayudarle a ponérselo, una vez hecho le dejó un pequeño beso en la mejilla - Listo.
- Eres un amor - dice Jungeun encantada frotando sus narices.
Jinsol en ese momento era feliz, la omega con la que tanto soñó le pertenecía, pero aún era el principio, debía de demostrarle cuanto la quería, debía protegerla... Quería enamorarla.
No soportando estar lejos de los labios de la omega, pegó los propios a los de ella para besarla con cariño.
Jungeun le había dado permiso de besarla sin ningún problema, alegando que eran pareja después de todo.
La pelirroja acunó una de las mejillas de Jinsol con su mano y le acarició con el pulgar, intentando demostrarle que todo estaba bien pues sentía rastros de inseguridad de parte de la alfa.
- Te dije que estaba bien besarme ¿No es así? - le cuestionó Jungeun una vez que se separaron.
- Lo sé, lo sé... No es eso de lo que me siento insegura - las mejillas de Jinsol se encendieron cuál luces de navidad. Jungeun alzó una ceja interrogante - Yo... ¿Beso bien?
- Pfff - Jungeun se echó a reír.
- Con un 'no' hubiera bastado, no tenías que reírte - Jinsol se cruzó de brazos.
- No es eso, querida, me sorprende que te preocupes por eso cuando en estos días me devoraste la boca sin ningún bochorno - las orejas de Jinsol se pusieron rojas ante lo dicho - Pero si enserio quieres saber, sí, besas de maravilla, cariño.
- P-p-ponte la camisa - Jinsol ya no le miraba, tenía la cara tan roja que prefirió esconderse. Jungeun rió.
Jungeun se colocó la camisa que era lo último que le faltaba y se miró al espejo de cuerpo completo, su prenda no ocultaba la mordida, y sin embargo tampoco quería ocultarla, quería presumir a su alfa.
