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La cena fue muy buena y SooBin, el amigo camarero de SeokJin, era tan caliente como JungKook se había quejado.

NamJoon y Jimin fueron capaces de mantener sus manos y ojos para sí mismos durante horas, cenando y hablando con SeokJin.

Al final, Jimin y SeokJin quedaron dispuestos en mantener un mejor contacto entre ellos, ofreciéndose apoyo mutuo mientras los Sidewinder estaban fuera.

SeokJin se veía claramente deprimido, pero no parecía solitario. Cuando se separaron al final de la noche, no se demoró en ofrecerles otra vez a quedarse con él pero no insistió.

Se negaron... por razones obvias. Pero NamJoon se sintió aliviado al ver que SeokJin parecía estar haciéndolo bien por su propia cuenta.

NamJoon no les podía decir a SeokJin y Jimin que no eran los únicos que estaban solos la mayor parte del tiempo. No les podría decir que el equipo había sido dividido, promovido y plantado en grupos más pequeños.

Teniendo en cuenta la verdadera razón por la que habían sido reconvocados (las misiones de operaciones encubiertas en el MARSOC2 donde no se podían usar operadores conocidos).

NamJoon y Digger ahora eran sargentos primeros, cada uno líder de un escuadrón de reconocimiento de doce hombres.

JungKook era un capitán que comandaba cuatro escuadrones separados, incluyendo los de NamJoon y Digger.

Owen había sido infiltrado por la inteligencia naval, y sólo lo veían cuando se encontraban en la oscuridad para realizar sus trabajos reales.

Sin embargo, nada de eso importaba esta noche. Nada de eso importaba para los próximos dos días. NamJoon colocó su brazo alrededor de la cintura de Jimin y lo acercó mientras caminaban por el pasillo hasta su habitación de hotel. Se miraron el uno al otro, ambos sonriendo. Ninguno de los dos dijo una palabra.

NamJoon deslizó la llave en la cerradura de la habitación y abrió la puerta, luego se estiró para tomar la mano de Jimin y lo llevó adentro. Apenas pusieron sus maletas en la habitación empezaron a besarse delante de la puerta nada más cerrarla.

Jimin le agarró por la camisa, luego deslizó las manos por detrás del cuello clavándoselas en los hombros.

NamJoon se encogió de hombros y se le acercó más, con las manos en las mejillas, empujándolo contra la pared muy duro y con poca consideración.

Ambos gimieron cuando Jimin se golpeó, pero eso no los retrasó. NamJoon lo besó con avidez, sujetándole del pelo y este gimió con los dedos de NamJoon apretando y tirando y su gemido sonaba como una invitación para cenar.

NamJoon le mordió los labios, jadeando, con los cuerpos presionándose entre sí. —He pensado en ti, así, tantas malditas veces.

Jimin estuvo de acuerdo.

—Todas las noches. Cada puta noche pensé en ti.

NamJoon cerró los ojos, corriendo la punta de la nariz por la barbilla de Jimin, por toda la cara, respirándolo, pero este empujo la barbilla y rozó los labios contra los suyos.

NamJoon podía sentirle la sonrisa, podía sentir el deseo en sus jadeos.

Ambos sabían lo que estaba por venir.

Esta vez no habría marcha atrás y no tenía sentido perder el poco tiempo precioso que tenían, al tratar de negarse lo que ambos querían.

NamJoon le beso, sacudiéndolo. Empezó a sembrar un rastro de besos por su barbilla, en el cuello, luego le mordió buscando los sonidos que recordaba que Jimin hacía. No fue decepcionado. Jimin gimió, los labios de NamJoon vibraban cuando le chupaba el cuello.

Alto y Ceñido #1,5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora