El sol que entraba por su ventana golpeó ligeramente su rostro. Se removió incómodo en la cama.
Abrió los ojos e inmediatamente palpó en el buró de al lado para tomar sus gafas.El reloj indicaba las 7 am, así que decidió que era hora de alistarse.
Se supone que tendría una cita con su novio a las 12 pm. Pero siempre era mejor prevenir con anticipo, ya que Seungmin suele ser demasiado puntual.
Un golpe sordo resonó desde el piso de abajo.
Extrañado, aún en pijama, Jeongin salió de su habitación.—¡J-jeong!
Era la voz de su hermano Christopher quién emitía el llamado.
Se apresuró al bajar las escaleras, pero lo que estaba allí abajo era completamente irreconocible.
Su querido hermano estaba bañado en sangre, la misma escurría de todo su cuerpo.
—C-corre— Su voz era tan débil que sonaba como un susurro.
—¡Chris! No...¿Qué s-sucedió?
El mayor caminó apresuradamente a la cocina, su respiración volviéndose cada vez más irregular. Casi arrastrándose tomó un cuchillo de uno de los cajones, con autonomía lo enterró en su pecho.
Más sangre brotó de él, junto con el llanto y gritos del rubio, quién presenciaba aquel acto voraz.
—¡No! ¡D-dios mío!
Aún en shock corrió a su habitación por su móvil, con sus dedos temblorosos marcó el número de su pareja.
Afortunadamente Seungmin contestó al instante.
—¿Cariño?
—V-ven rápido, por favor...
Luego de unos minutos, Seungmin llegó a la casa del menor. Había varias patrullas y una ambulancia. Rápidamente se estacionó y bajó de su automóvil.
Jeongin estaba sentado en la banqueta, con las rodillas flexionadas y su cabeza entre estas. Su pantalón tenía pequeñas gotas de sangre, sus pies descalzos estaban heridos.
El castaño corrió y se arrodilló enfrente de él.
—Mi vida, ¿Qué pasó?
—Channie está m-muerto— sollozó