¿Y el chico rubio? - Capítulo I

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Un dolor de cabeza, un horrible dolor de cabeza era el que sentía, los rayos del sol lo estaban molestando, estaba dispuesto a seguir durmiendo pero el teléfono sonando se lo impidió

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Un dolor de cabeza, un horrible dolor de cabeza era el que sentía, los rayos del sol lo estaban molestando, estaba dispuesto a seguir durmiendo pero el teléfono sonando se lo impidió.

Le lleva la chingada...

— ¿Diga? — contestó el teléfono, se sentó en la cama frotando su ojito tratando de despertar y de hacer sonar su voz normal.

— Te estamos esperando, ¿Dónde estás? — escuchó decir del otro lado de la línea.

El chico vio su teléfono viendo el contacto ya que no se había fijado en eso, volvió a dirigir el teléfono a su oreja.

— Mina, ¿Esperando para qué? — preguntó desconcertado.

— ¿Cómo que para qué? ¡Pues para desayunar, tonto! ¡Apurate que luego Kats se enoja porque tardaste! Ya sabes cómo es él con la puntualidad.

El pelirrojo proceso lo que le dijo su amiga, no tardo mucho en captar a qué se refería, había olvidado por completo que habían quedado para desayunar juntos, corrió rápidamente al baño a lavarse la cara y los dientes aún con el teléfono.

— ¡Lo siento, lo siento! Ya voy para allá, ¿Si? En cinco minutos llego — se apresuró a lavarse los dientes.

— Ajá, apúrate o te quedas sin desayuno — luego de eso, la llamada dio por terminada .

Llegar no fue problema, o al menos no tanto, el problema era que no sabía cómo había terminado en su apartamento ya que no recordaba nada de la noche anterior más que la fiesta a la que asistió, aunque claro, parte de ella no la recordaba para nada

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Llegar no fue problema, o al menos no tanto, el problema era que no sabía cómo había terminado en su apartamento ya que no recordaba nada de la noche anterior más que la fiesta a la que asistió, aunque claro, parte de ella no la recordaba para nada.

— ¡Llegué! — se sentó rápidamente con sus amigos al llegar.

— Casi que no llegas — regaño con levedad la chica — ¿Cómo estuvo la fiesta de ayer? Ya que fuiste solo, mal amigo.

— Bueno, no es mi culpa que hayas tenido que hacer horas extra en el trabajo — se excuso Eijirō — además, no fui solo yo, uno de nosotros, que no voy a decir quién es pero se apellida Bakugō, también estuvo ahí cuando dijo que no iría.

— ¿Es que no te puedes quedar callado, tarado? — el cenizo lo vio con fastidio, por su culpa tendría ahora que aguantarse las preguntas de Ashido.

— ¡¿Eh!? ¿¡Cómo que si fuiste!? — la chica se acercó a él, Katsuki se alejó dándole a entender que no le contestaría nada.

Mientras eso, Eijirō había ido por un café y vuelto a sentar, quizá eso le ayude con el dolor de cabeza que traía.

— ¡Quítate! Mejor cuestiona al idiota, parece como si un mosquito lo hubiera picado — se quejó Katsuki alejando a la chica de él que seguía de insistente, Ashido ladeó la cabeza confundida, volteó a ver qué Kirishima detallandolo mejor.

El pelirrojo ladeó la cabeza con confusión.

El pelinegro, que no había hablado en todo ese tiempo, también se giró a verlo.

Ashido abrió los ojos con sorpresa.

— Heeey, ¿Cómo se llamaba el mosquito? — preguntó Hanta con algo de burla hacia su amigo. — Dime que al menos le pediste el número.

Ashido le dio un leve golpe en la cabeza.

— Díganme tonto pero no entiendo de lo que hablan — murmuró Eijirō sin entender nada.

— No te hagas el tonto, seguramente por eso no te importo que no hayamos asistido a la fiesta — se quejó Ashido — al menos disimulalo un poco con maquillaje

— Creo que el imbécil en serio no sabe de qué hablamos — murmuró Katsuki al ver la expresión confundida de su amigo — Mapache, pásale un jodido espejo

Ashido asintió, le pasó un espejo a Kirishima el cuál lo recibió aún con duda

Se pudo haber dado cuenta antes si hubiera prestado más atención cuando se estaba aseando en la mañana

Pero aún así, no hubiera entendido

¡¿Cómo es que tenía chupetones en el cuello!?

Mierda, ¿Pues qué hizo anoche?

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