Capítulo 1

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Pov: Elizabeth Colvin (Reader)

Era un día nublado de abril, e igual que mi rutina cotidiana ya iba tarde al trabajo, la ciudad de Nueva York es hermosa y ofrece un sinumero de oportunidades, pero eso no quita que el trafico a las horas concurridas siempre sea un dolor de cabeza, me bajo del taxi en el que iba unas cuadras antes de llegar a las oficinas del Sun News, para seguir mi camino corriendo a toda la velocidad que puedo esquivando a decenas de oficinistas que caminan en todas direcciones. "¡Disculpe, tengo prisa!" dicen alguno que otro transeunte al chocar conmigo.

Al llegar, subo al ascensor hasta la planta 25 después de correr como una loca, el anticuado ascensor sube lentamente y está tan lleno de personas que a penas y puedo moverme, después de un rato se escucha el tan deseado "pip" indicando que ya había llegado a la planta de las oficinas, salgo del ascensor tomando una bocanada de aire, sintiéndose tan glorioso poder moverse de nuevo, pero la felicidad no dura mucho cuando recuerdo que debo apresurarme a fichar mi hora de llegada e ir a mi escritorio. Después de registrar mi horario trato de escabullirme hasta mi lugar de trabajo, pero no soy muy buena en ello.

—Elizabeth ¿Tarde otra vez? — Dice una voz familiar cerca de mi, tengo un mal presentimiento.

Siento las sangre subir a mis mejillas, avergonzada al percatarme que ahora todo el mundo voltea a verme consternados. Un hombre de traje gris a cuadros sonrie mientras se acerca, una combinación de enfado y pena se acomulan en mi interior.

—No es tan tarde y por favor... No hables tan fuerte, Jason —Intento defenderme.

-—¡Ja ja ja! ¡Tu intento de pasar desapercibida ha sido divertido, Elizabeth —se rie burlonamente — Y aún así ha sido inutil ¡Oh! Dejame adivinar, acaso ¿Ayer te quedaste sin dormir revisando el articulo que rechazó el jefe de redacción?

—No.

— Ah. Lo olvidaba. Eso no tendría sentido. Los articulos de "Elizabeth la buscadora de la verdad" no sirven, ni aunque los revisen.

—Primero, no me llames así y ese no es tu problema, Jason

—Pero ¿Por qué? Si a mi me parece un apodo muy bonito ¿No te parece? Elizabeth, la buscadora de la verdad — vuelve a mencionar, el apodo no era el problema como tal, pero era frustante que lo usara como una forma de burlarse de mi y mis capacidades.

— ¿Qué acaso no es nuestro trabajo publicar la verdad? Cuando estaba en la universidad... — intento argumentar a mi favor, pero soy interrumpida por Jason, igual que siempre.

—Otra vez con lo mismo... ¿Cuántas veces vas a alardear de haberte gradudado de la Universidad Imperial? No nos interesa, Colvin — Pone los ojos en blanco antes de seguir — No tiene sentido, de todos modos sigues siendo una pobre plublerina que lucha por sobrevivir en Nueva York

—Eso no tiene nada que ver con mis articulos, ni con mis capacidades, si te atreves a seguir atacándome de esa manera, ni se te ocurra que voy a tolerarlo

—¿Qué harás, eh? Te enfadas por nada, lo he dicho siempre. Las mujeres no deberían ser reporteras. Te iría mejor siendo ama de casa.

Cuando estoy apunto de contestarle para seguir la discusión que se estaba trasformando en comentarios estúpidos y machistas de su parte, otro compañero de trabajo nos interrumpe para avisarme que el jefe solicita verme en su despacho, en ese momento Jason deja de molestarme y se va con actitud soberbia, mientras que yo solo me dedico a mirarlo de manera fuminante antes de dirigirme a la oficina de mi jefe, al entrar, me encuentro con que hay otras cinco personas en el despacho, todas ellas son becarios al igual que yo.

—¿Qué haces ahi parada Elizabeth? ¡Entra de una buena vez! — Me llama la atención el jefe, solo me dedico a decirle que sí temerosa y tomar asiento. Después de eso me da otra reprimenda por haber llegado tarde.

—Miren, siendo honesto, no me interesa si son puntuales o no, pero sus articulos deben atraer a los lectores, me nombraron jefe de redacción porque sé dónde están las noticias, y eso me valió el respeto del director, si quieren triunfar en Nueva York, como mínimo deben estar a la altura de mis expectativas —Sigue con su discurso mirandonos con severidad —Y ahora, tengo la tarea perfecta para jóvenes como ustedes, es su oportunidad, se ha rumoreado ultimamente que El Hospital Metropolitano de NY oculta algo, y seria una gran primicia si alguno de ustedes averigua qué es lo que ocultan exactamente ¿Algún voluntario?

La sala se llena de murmuros que se dedican los reporteros unos a otros, recuerdo un poco sobre el Hospital Metropolitano pero lo único que aparece en mi mente por el momento relacionado a eso son un sinfin de imágenes espantosas, en ese hospital no se salvan vidas, es más bien como una prisión para enfermos mentales. La mayoria de nosotros considera que es demasiado peligroso, y realmente nadie se ofrece a la primera.

—¿Ya han tomado una decisón?- Pregunta el jefe un poco enfadado por la candidad de tiempo que pasó sin que alguien dijera que se encargaria de cubrir el articulo.

—Yo... Quisiera ir, pero aún estoy revisando el articuo de la semana pasada sobre economia familiar — se excusa una de las reporteras llamada Mary

—Yo también estoy algo ocupado, sigo con el articulo sobre esa pelea de bandas que sucedió recientemente—Dice otro

—¿ Y tú, Jones? —Interroga directamente a uno de mis compañeros

—Lo siento, Jefe. Pero Raúl me ha pedido que lo ayude con la entrevista de la Oficina de Prohibición mañana, asi que...

Al final, ninguno de mis colegas puede y la única sobrante entre ellos soy yo, uno sale a sugerirme en medio de la conversación, cuando mencionan mi nombre, siento un escalofrio recorrerme la espalda, de verdad no me gustaría ir a ese Hospital. Miro al jefe. Él me mira con una expresión idecifrable y parece considerar la sugerencia, suspira profudamente antes de hacer algunas observaciones sobre mi.

—Elizabeth... No pudiste presentar un articulo aceptable esta semana, ni siquiera tras corregirlo cinco veces, en tu caso, no quiero excusas, en este periodico no hay lugar para reporteros incompetentes, pero te daré una oportunidad, hazlo o no te molestes en volver mañana.

No quiero hacerlo, pero no me queda ninguna opción disponible, así que termino aceptando ir a investigar el Hospital Metropolitano, pregunto un poco sobre qué deberia investigar precisamente pero no recibo una respuesta buena de parte de mi jefe sino mas bien una amenaza con descubrir algo bueno. Intentaré hacer todo lo posible, al llegar a casa ese mismo día trato de buscar un poco al respecto, termino quedandome dormida leyendo algunos informes, no me imaginaba lo que ir a ese hospital me traería a futuro.

Esa misma noche tengo un sueño poco comun, estaba en una avioneta, surcando los cielos de la noche iluminada por las luces de la gran ciudad, a pesar de la altura, había algo dentro de mi que se sentía segura y libre, al fijarme en los detalles notaba que estaba llevando un vestido rosa claro, con detalles lindos de encaje, mis manos estaban posadas sobre mis piernas, justo en ese momento una mano ajena se posó encima de la mía, era calida y un poco mas grande, pero su toque era tan suave que no pude evitar voltear para saber quien era, una chica alta de cabello corto y ondulado era quien estaba sentada a mi lado y piloteando el avión, al percartarse de mi mirada, me dedicó una encantadora sonrisa más brillante que el cielo estrellado, mi corazón dio un brinco en ese instante, nunca olvidaría esa calidez.

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¡Hola personita que ha encontrado esta historia! Primero, espero que te haya gustado el primer capítulo, aunque si eres alguien que leyó esto sin haber jugado el juego (De verdad te recomiendo jugarlo porque está buenísimo) pero trataré de darte algo de contexto para que no te pierdas tanto. Elizabeth que el juego serías técnicamente tú  es una reportera de los años 20's aproximadamente. Mientras que Charlotte es una piloto hija del un concejal conocido (El concejal Harris) ellas dos en el juego en serio llegan a tener una química inimaginable, pero no hay ningún final bueno para ellas, es por ello que me decidí a crear este fanfic, dónde la preciosa Charlotte puede ser amada y feliz como se lo merece <3

En fin, disfruten la lectura, espero que les guste, y buenos días/tardes o noches.

Fly to my heart (Charlotte Harris) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora