Creo en Ti - Parte Uno - Español

CREO EN TI - PARTE UNO

"Creo en ti y mi dolor

se quedó kilómetros atrás

mis fantasmas hoy

por fin están en paz"

La recámara del hotel se había hundido en un silencio magistral después de que Lucrecia contó la verdadera origen de Marisa a Hugo y Lucia. Los hermanos Lombardo traían cara de sorpresa. Pero más que sorprendida, Lucía también estaba desconfiada. No creía que Lucrecia tuviera buenas intenciones en contar lo que había acabado de contar.

- A ver, Lucrecia - dijo la niña a unos pasos de la cama de la mujer - si lo que nos estás diciendo es verdad, qué ganas con eso? Cual es tu intención?

Lucrecia fingió sorpresa con la pregunta como si fuera obvio lo que quería hacer mientras Lucia esperaba su respuesta y Hugo seguía mudo, poco a poco era como si estuviera siendo tragado por la tierra.

- Ay pero como, cual es mi intención? ¡Es advertir a ustedes! Para que sepan la clase de mujer que es esa! Que no fue honesta con ustedes, todo lo contrario!

Lucía se ríe, pero no una risa graciosa. Traía dolor cada nota de su voz.

- Es enserio que tú me estás hablando de honestidad? Ya se te olvidó todo lo que le hiciste a tu hijo Rafael?

Y con eso Lucrecia se levantó en un salto de la cama, poniéndose frente a frente con Lucia, que sostuvo su mirada con firmeza.

- Te callas!

- ¡Pues no! No me callo! - gritó de vuelta Lucia - Tú no eres quién para hablar de deshonestidad cuando fuiste responsable por la muerte de Rafael! - le gritó más alto. - Y quién sabe cuántas cosas más le hiciste a nuestra familia por las espaldas!

- Yo solo lo que hice fue protegerlos! Estuve con ustedes, los crié, los eduqué mientras su querida madre estaba en la cárcel porque es una asesina!

- Pues eso lo veremos, Lucrecia! - se acercó Lucia de la mujer poniendo su rostro cada vez más cerca del suyo - No creo más en una palabra de lo que dices. Te desprecio tanto o más que algún día pude despreciar a esa madrastra que ahora dices que es mi madre. ¡No te mereces nuestra confianza!

La mirada de Lucrecia era como llamas de fuego por la rabia que le tenía a la niña, no aguantó el impulso, y la agarró por el cuello. Hugo, que veía la escena sin poder reaccionar rápidamente se puso entre las dos pero la fuerza que tenía Lucrecia era tanta, que no logró separarlas.

- Pues entonces ya que confías tanto en esa infeliz, ve y preguntale quien es tu papá! - gritó Lucrecia viendo los ojos claros de Lucia abiertos en desesperación - ¡Por qué no es Esteban! - y la soltó dejando a la joven recuperar el aire que había perdido.

- Ya deja de hablar tonterías - finalmente alcanzó a decir Hugo, agarrando en sus brazos a Lucía y protegiendo a su hermana - Que no te cansas de hacernos daño?

Los hermanos se marcharon del cuarto. Lucía aturdida por lo que le dijo Lucrecia y Hugo apenado por su hermana. Los dos aún no creían que Marisa pudiera ser Marcia Cisneros. No sabían qué hacer con la información y se quedaron en la recepción del hotel por algunos minutos hasta que la adrenalina bajará.