Parte única

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Marinette se despide de sus padres con una urgencia extraña recorriéndola completamente. Finge estar cansada, de que solo quiere dormir. Espera hasta que escucha que sus padres se van a acostar para cambiarse el piyama por su ropa clásica, se calza las balerinas en los pies y no le importa que Tikki la miré con cara de preocupación.

Hoy no quiere pensar en nada.

Se mira al espejo, revisa sus pestañas, repasa el brillo labial y se sienta en su cama a esperar, se siente una especie de cenicienta esperando por las doce de la noche. Aquella comparación la hizo sonreír.

Espera hasta que el movimiento inquieto de Tikki indica que había llegado.

La sonrisa se le amplia y se pone de pie para asomarse por la trampilla, encontrándose con una mano enguantada negra que la ayuda a salir de un solo jalón, quedándose prendidos de la mirada del otro, se sonrieron sin palabras.

—Marinette —protesta la Kwami en cuanto ve a su portadora besar la nariz del superhéroe, pero no la están escuchando. Tiene que hablar con Plagg en cuanto el rubio dejara caer su transformación, no podían seguir así.

—¿Lista?

—No —responde, apretando sus labios—. Tengo tanto miedo, Chaton, ¿en qué momento nos convertimos en personajes de cuentos?

—¿Personajes de cuentos?

—Mi padre y tu padre no se pueden ver —le recuerda, apoyándose contra el hombro del superhéroe—. Somos como Romeo y Julieta y temo el final que nos deparará —Chat Noir sonríe ante la comparación y hace girar su bastón para prepararse para salir de ahí— Solo quiero estar contigo y ser feliz, ¿por qué es tan difícil?

—No pensemos en nada triste hoy, princesa —le pide, tomándola por la cintura—, solo disfrutemos un rato la compañía del otro.

Marinette se deja guiar por el chico hasta la cima de la torre Eiffel, lejos de toda la ciudad, solo ellos dos.

Chat Noir quita su transformación cuando están en un lugar seguro, se sientan uno junto al otro, enlazando sus manos y apoyando la cabeza en la del otro.

—Están locos —protesta Plagg frente a ellos, Tikki lo secunda—. Deberían aguantar un poco, ¿Qué hacemos nosotros si algo les pasa a ustedes?

—Solo cinco minutos, por favor —les pide Marinette sin abrir los ojos, porque sabe que si los abre empezaría a llorar—. Estamos tan hartos de todo. De que su padre me odie, de que mi padre no quiere que esté con él por miedo a las amenazas.

Adrien solo aprieta los labios y mueve la cabeza contra la de ella, se siente tan impotente ante toda la situación.

—Odio que mi padre quiera jugar a ser un "papá" mientras hace esto contigo —protesta Adrien—, ¿cómo podemos aguantar? —les pregunta a los kwamis—. Cuando nos vemos diariamente, cuando estamos tan juntos y a la vez, tan separados.

Tikki y Plagg se miran entre ellos y luego, a sus portadores, deciden darles algo de privacidad.

Marinette y Adrien miran las estrellas, uniéndolas a sus sueños y metas, a sus ilusiones de un futuro juntos y feliz.

Marinette es la primera que se transforma, separándose de Adrien.

—Ladybug... —susurra éste, cerrando los ojos cuando ella le acaricia la mejilla antes de darle un beso en ella.

—Vamos, Bouton d'or, es hora de volver a la realidad.

Adrien cierra los ojos y suspira antes de invocar a Chat Noir.

Ambos se miran, tomados de la mano, uniendo sus labios en un agridulce beso de separación.

—Nosotros podremos, Chaton —se dice Ladybug positivamente

—Ojalá fuera real, M'lady —eleva la mano que aún tiene tomada y le besa los nudillos—. Te amo, y eso mi padre no podrá cambiarlo, lo sabes, ¿verdad?

Ladybug afirma sintiendo que sus ojos le picaban de las lágrimas acumuladas.

—Lo sé, Kitty, creo que es lo único que me permite soportar esto.

Ambos se abrazan fuerte una vez más, antes de lanzarse cada uno para un lado distinto, a la soledad de su habitación, cargando unos sentimientos tan grandes que eran demasiado para soportar por si solos.

Pero lo harían, ellos podrían, aunque se desangraran por dentro.

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