¡Vamos Kinoko Tu Puedes!

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Erase una vez, en un lejano poblado, vivia a un joven chico llamado kinoko.

Recién había cumplido 16 años y en su pueblo era edad suficiente para ser considerado un hombre. El no vivía sólo sin embargo, el habitaba en una pequeña cabaña junto a su... Bueno a su padre touya.

Cierto día de primavera, a mitad de la mañana, llegó un pato mensajero, o más bien dicho una pata, de color entre rojo y amarillo. Tenía en su cuello un pequeño collar con la inscripción "kiri" en este. Traia en una de sus patitas una carta dirigida al padre de kinoko.

"Querido touya, te habla tu querida madre para avisarte que estoy terriblemente enferma, y en mi hogar me he quedado sin municiones para el otoño que viene, tal vez puedas enviar al pequeño kinoko que ya es todo un adulto, a traerme algo de medicina y comida.

Con amor tu querida madre Toru."

Touya al leer la carta se dirigió rápidamente a la cocina revisando que podría enviarle a su madre que por alguna razón vivía en medio del bosque.

Alistó entonces una canasta, y la dejo en la mesa mientras iba a buscar a su hijo.

- mariposita esta en la cocina haciendo chocolate para la vecina potipoti pata de palo na-

- KINOKO!! Jovencito venga para acá ahora mismo! - touya encontró a su hijo en la plaza del pueblo (como ya era costumbre) tonteando.

- ya-ya voy - kinoko entonces se dirigía hacia su padre, sabía que cuando el usaba ese tono era para regañar lo o para enviarlo por un mandado, y realmente ninguna de las opciones le gustaba - papá... ¿Que pasó? ¿Que hice?

- Nada, no haz hecho nada, y ese es el problema, ya que en todo el día haz estado tonteando por ahí, hazme un favor y llevale un cesto de comida a tu abuela - se cruzo de brazos como si fuera lo más normal del mundo mandar a tu hijo a la mitad del bosque.

- ¡¿QUE?! Papá debes de estar bromeando, no me puedes enviar solo al bosque, me podría pasar algo e incluso podría morir de frío ahí - kinoko ya estaba dejando volar su mente con miles de escenarios donde el no estaba vivo precisamente.

- no digas tonterías kinoko, ya eres un adulto, no te pasara nada, además para el frío tienes esa capa, y si te da hambre picas algo de la canasta y ya - tomó a su hijo por los hombros haciendo que caminen hasta su casa.

- ninguno de mis amigos a ido jamás al bosque, somos jóvenes, además me dijeron que ahí hay un lobo - intentaba frenar el paso y dejar de avanzar pero era obviamente inútil.

- ¿ves? Serás el primero de tus amigos en ir al bosque ya tendrás algo de que presumir, y ni te preocupes por el animal, es solo un lobo miado y arrogante trata de ir por el camino de luz y no por lo oscurito, ya he ido yo un montón de veces y nada me ha pasado - al llegar a casa abrió la puerta y se encamino a la cocina.

- si, pero aún soy muy pequeño y además, si ya fuiste más de una vez porque no vas tú ahora - seguía a su padre detrás para tratar de persuadirlo y no ir.

- porque tengo una junta con mis comadres y no pienso perdermelo, además hace bastante tiempo que no ves a tu abuela es hora de que vayas a visitarla, además está enferma - tomó la canasta de la mesa y se la puso en manos a su hijo - que Diosito lo bendiga y cuide - le dio la bendición y lo sacó de la casa.

- aún así pienso que es mala idea.... - ya fuera de casa no le quedó de otra que ir al bosque.

Siguió caminando atraves del pueblo mientras oía a algunos de sus amigos y vecinos despidiéndose. "adiós caperucito kinoko, cuidate!" y muchos otros más, llegó después un rato a la frontera del bosque y el pueblo.

-(¡vamos kinoko tu puedes!)

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2022 ⏰

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