Día 11 de mayo.
Hoy es uno de esos días en los que no me apetece hacer nada por el simple hecho de que es lunes, yo sinceramente, no conozco a nadie que se despierte un lunes con ganas de ir al insti para sufrir allí, lo bueno es que se puede considerar un día "light", porque las asignaturas que doi no son muy fuertes, como estudio asistido a primera hora, solo sirve para dormir una hora más, y las demás, lo mismo.
Como se supone que esto es un diario, "empezaré" diciendo que odio tener que despertarme a las 6:00 de la mañana, aunque me empiece a preparar a las 6:55 por ahí, se que en tu interior me estarás llamando loca, idiota, retrasada, lo que quieras, pero es que sino no me despego de la cama, la única cosa que me hace feliz. Después de levantarme empieza la rutina, de ir corriendo al baño porque mi vejiga va a explotar, y como decía mi profesor de física, a miccionar o algo así era, continuo con el ritual de lavarme la cara con agua calentita, porque fría, como que paso, me miro en el espejo y veo la misma cara de siempre, esos ojos azules tirando para grises, una nariz puntiaguda, unos labios finos que son incapaces de sonreír, ese pelo castaño recogido en un moño que ahora es algo desforme, mi piel palida con algunas espinillas que no puedo evitar, porque la adolescencia es así. Vuelvo a mi cuarto, está hecho una leonera en toda regla, y me siento orgullosa, y de esa montaña de ropa acumulada en la silla de mi escritorio escojo unos leggins negros, una camiseta azul (que ni siquiera era mía, me la prestó un niño a principios de verano del año pasado), un sujetador blanco, también busco desesperadamente unos calcetines cortos negros pero solo encuentro uno, así que me tengo que conformar con unos que me llegan a la mitad de la espinilla, de color pistacho, con un borde verde clarito, no se porque me los compré, no tienen ningún atractivo, como todo en esta vida. Continuo buscando mi mochila que aparece dentro del armario del baño, no se como acabó allí, total, que empiezo a meter y sacar cosas, y cuando me quiero dar cuenta me he vuelto a dormir encima de la cama, al poco tiempo viene mi madre a despertarme, y cuando me quiero dar cuenta ya estoy en el coche peinada con la mochila al lado y con las zapatos puestos, seguro que seguía tan dormida que ni me enteré de lo que hacía.
Por la ventanilla del coche veo a personas arregladas que van a trabajar, unas con perros, otras con escobas limpiando la calle, ... Como siempre, mi madre nos deja a mi hermano y a mi en la rotonda que esta cerca del insti, ya que no puede dejarnos más cerca, sino, ella llega tarde a su trabajo.
Por el camino hacia el insti no intercambio palabras con mi hermano, simplemente nos dedicamos a observar la zona, los jardines, las casas, los gatos, el suelo, el cielo, todo. Y cuando siento que hay que romper el silencio, llegamos a las puertas del insti, con esa fachada con graffitis intentando estar a la moda, mi mente solo piensa que se parece tanto a una cárcel con una fachada colorida, porque lo demás es blanco. Entro al patio interior donde simplemente hay unos pocos arboles puestos, y allí esta, la puerta de mi condena, de seis horas de clase. Atravieso ese horrible puerta y me dirijo al pasillo donde esta mi clase, todavía no ha llegado nadie, como todos los días, así que me pongo a leer en el libro sobre unos enamorados, me pregunto que se sentirá al estar enamorado, pero como que me aparto de ese pensamiento rápidamente, cuando suena el timbre para indicar que hay que entrar en las clases, el pasillo se llena al máximo de personas empujándose y gritando, y yo con las ganas de ponerles un tapón en la boca, menos mal que mi profesora viene temprano y entro dentro de la clase. Estudio asistido se me resume en dormir, no podía estar despierta, y como no había nada que hacer, pues a dormir.
Me despierto con el timbre que da por finalizada la primera hora, para dar paso a la segunda, FRANCÉS, la asignatura de la muerte como prefiero llamarla yo, porque la seño se inventa las cosas y va dando negativos a todo el mundo, y lo peor, en esa clase no puedo dormir, así que intento aparentar estar despierta, y me pongo a copiar lo que la seño pone en la pizarra y después corregimos unos ejercicios que ni me acordaba que había mandado, y decido hacerle el menos caso posible a la seño para que no me mire y me pregunta, y funciona maravillosamente, la seño me ignora, pero mi compañera es imposible que pase de inadvertida, tiene mucho pavo y se llama Marina, (otro día, si veo que es muy aburrido, describo a las personas de mi clase), y desgraciadamente, la profesora me acaba preguntando y como no, me llevo un precioso negativo, el resto de la clase me la paso mirando el libro y pensando, la clase se me estaba haciendo eterna, pero como todo, tiene fin, y recibo súper entusiasmada al tercer timbre, ahora música, una asignatura prodigiosa, la profesora es la mejor de todas, y nos pasamos la clase pasando la canción de forever young, ya que mi clase piensa cantarla el día de la graduación. Ojalá esa clase durara más, siempre se me hacen muy cortas y llega el cuarto timbre, que significa recreo, me voy con un amigo a una de las partes mas alejadas del patio, buscando la sombra y nos ponemos a hablar de cosas de plástica y vídeo juegos, y para mi mala suerte, se me hace todavía más corto que música, y toca educación física, que no se a quien se le ocurrió poner un libro para esa asignatura y nos pasamos la clase leyendo dos tema, de rugby y expresión corporal, mágicamente suena otro timbre y al fin plástica, mi asignatura favorita sin dudas, el profe nos pone música, podemos hablar todo lo que queramos, etc, para mi es el olimpo, y no tiene nada que ver con lo que ocurre la siguiente hora, inglés, el profe nos pone a hacer fichas de selectividad y yo solo pienso en matarlo y que llegue el último timbre para poder irme a mi casa...
Cuando quiero darme cuenta, estoy en el autobús de regreso a mi casa, escuchando la radio, que es mil veces mejor que escuchar a los infelices del autobús, cuando me bajo de el, me toca subir una cuesta enorme para llegar a mi casa, que esta colocada en la falda de la montaña, es una casa grande, con un patio inmenso con piscina incluida, nunca me ha gustado mucho el color que tiene, pero me aguanto.
Mi perra viene corriendo hacia mi y como de costumbre empieza a olerme y a saltar encima de mi hasta que le hago caso, me pregunto como hará mi padre para dejarle el pelo tan suave a Kira. Entro en mi casa y me voy a mi cuarto hasta que me llamen para comer, me limito a tumbarme en la cama y observar el techo hasta que escucho el grito de la comida, toca puchero, que mi abuela ayer hizo una olla para ocho personas, habría puchero hasta para la merienda, pero no me puedo quejar de el, esta buenisimo. Termino de comer súper rápido y me dirijo a mi cuarto con la inocente intención de estudiar, pero me duermo en la cama abrazando una montañita de ropa.
Sueño que estoy en una isla en mitad de la nada, sin cosas que preocuparme, pues lo que quiero aparece al instante, de repente pido amor, pero nunca llega, y estoy sola y triste, supongo que así sera mi vida, una chica incomprendida, predestinada a estar sola por sus pensamientos de evasión de la realidad, por sentirme como esos poetas románticos, que se basan en lugares fúnebres y apartados, pensando en sus sentimientos y lamentándose.
Me despierto por los pasos de mi madre que se dirije hacia mi cuarto, salto corriendo de la cama a la silla del escritorio y abro el libro de historia por la pagina que pillo, dudo que mi madre se crea que yl estaba estudiando con el jaleo que he armado durante unos segundos, pero aun así no me dice nada y me pregunta si quiero que me ayude a estudiar historia, porque desgraciadamente, tenia un examen mañana, sobre la primera guerra mundial y el espacio que hay entre la primera y la segunda guerra mundial, más la revolución soviética, un rollo en toda regla, nunca sabré porque tengo que estudiar eso, solo me sirve para sacarme el título de la eso y yasta, pero aun así, hago el esfuerzo de estudiar, memorizando cada cosa o por lo menos intentándolo, hasta que veo en mi móvil que son las 19:00 y me voy a la cocina a ver que puedo merendar, me decido por unos cereales en una taza, ya que no hay ningún bol limpio, y me pongo a ver la tele mientras meriendo, no hay muchas cosas divertidas, así que me quedo viendo los dibujitos hasta que se me hacen las 20:00 por ahí, y decido irme a mi cuarto, para que mis padres no piensen que he estado todo el rato vagueando viendo la tele. Cuando vuelve mi madre, me dice que ha cenar, no como mucho puchero, y cuando vuelvo a mi cuarto, me duermo directamente, no necesito hacer nada mas por hoy, me veo satisfecha.
Pienso que mañana sera un día igual, sin nada emocionante, pero eso no lo sabré hasta mañana.
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¿Por qué no veo nada perfecto?
Teen FictionEsta es la historia de una chica, que no conocía la perfección, que no era capaz de ver las cosas bien, una pesimista en toda regla y sin medida, que tiene una vista del mundo muy realista, a la cuál le ocurren varias cosas, incluso encuentra el amo...