La Sociedad de Almas

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El sol salía para esclarecer todo, para algunos en el mundo de la sociedad de almas, era un día más, como cualquier otro. Sin embargo había algunos que no lo miraban de esa manera, y es que ya su vida no era para vivir los días, como uno más.

Muy dentro de las instalaciones donde se reunían los cegadores de almas, se podían escuchar los ruidos de dos espadas chocando, el penetrante ruido que daban a la mente la imagen de dos espadas y su perfecto filo.

Un chico rubio de unos diecisiete años estaba de pie mientras sostenía una espada bastante normal. Tenía puesto un traje dividido en; shitagi por dentro, un kosode que cubría todo su cuerpo, y una hakama. Todo de color negro, con unos brazaletes en ambas muñecas, llevaba unas sandalias y calcetas blancas, también tenía puesto un collar con forma de cruz, y dos espadas que se atravesaban entre sí.

La otra persona que parecía estar entrenando con el rubio, se trataba de un peli rojo que llevaba el mismo atuendo que él.

El peli rojo se lanzó con fuerza y rapidez hacia el rubio, sin embargo detuvo su ataque con mucha facilidad, y luego de un gran giro logró tomar la empuñadura de la espada del peli rojo, y con su espada lo dejó inmóvil al dejarla cerca de su cuello.

—Te has vuelto distraído Renji, tus puntos débiles se encuentran con mayor facilidad —habló el chico rubio sonriendo levemente, para luego alejarse y sentarse en un banco. Tiró la espada a un costado y dio un pequeño suspiro.

—Es una estupidez, aún no habíamos terminado —dijo el peli rojo ahora identificado como Renji.

—Se acabo el entrenamiento, recuerda que solo es de dos horas por día —mencionó el chico rubio mientras se relajaba sentado en el banco.

Renji se acercó al rubio, sin embargo prefirió sentarse en el suelo y luego recostarse con ambas manos cruzadas detrás de la cabeza.

—Tú eres fuerte Naruto, sin embargo nunca te he visto en un combate, es una incógnita que aún no he tenido la oportunidad de responder —mencionó Renji para luego sentarse y ver directadirectamente a Naruto, que tenía un sereno rostro—. Verte luchar con todo tu poder, eso sería algo bueno, al menos para mí.

—¿Quieres verme luchar con todo mi poder?— Inquirió Naruto en un tono tranquilo, para luego tomar una botella de agua, y beber de ella.

—Bueno, no quiero decir que luches contra mí con todo tu poder, simplemente digo que nunca te he visto luchar enserio —explicó Renji para luego él también tomar una botella y beber agua.

—Simplemente es porque tú no me has visto, pero cuando me toca luchar contra un hueco, suelo pelear enserio —respondió el rubio y Renji hizo un gesto con el rostro, expresando su total desacuerdo.

—¡Ay vamos! Por supuesto que no luchas usando todo tu poder. Pero bueno, es evidente que para que eso suceda, tiene que haber un gran oponente, algo así como un capitán del Gotei, o una clase de hueco especial —aseguró Renji mientras sonreía, demostrando cierto orgullo al hablar del poder de su amigo.

El silencio se apoderó por unos segundos del lugar, en ese momento el rostro de Renji cambió, borró la sonrisa de su rostro, y ahora tenía una seria mirada desviada hacia un lado.

—Sabes Naruto, me preocupa Rukia —dijo Renji y en ese momento el rubio lo miró seriamente, sin decir nada—. Ya han pasado varios días que no sabemos nada de ella. El capitán Kuchiki aún no me ha mencionado nada, pero tengo la sospecha que nos tocará ir a investigar.

—Su misión en el mundo de los vivos se alargó, aunque bueno, se trata de Rukia, seguramente tiene sus motivos. Luego la veremos de nuevo —aseguró Naruto sin perder esa tranquilidad en su forma de hablar.

El Shinigami PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora