Encuentro

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¡He vuelto!

Bueno, ésta es una historia que traje atravesada durante un buen rato, dejada en la lista de "pendientes" durante por lo menos seis meses. Finalmente puedo decir que está lista.


Le dedico este fic a mi hermana, Laura, que me lo pidió hace ya un tiempo. ¡Finalmente está listo, espero que lo disfruten!


Encuentro


Eran mediados de verano, y por una vez, todo lo que Sally Jackson estaba haciendo en ese preciso momento era mirar el mar, sus ojos perdidos en la lejanía, su pecho subiendo y bajando pausadamente.


«Paz», eso era lo que sentía en ese momento, algo que no había experimentado en mucho, mucho tiempo; tanto, que no podía recordar cómo era que se sentía. Casi parecía demasiado extraño el hecho de que se encontrara ahí, sentada, sin hacer otra cosa que disfrutar del momento.


Era una sensación extraña, distinta, pero también bastante agradable.


Tenía diecinueve años, casi veinte, y se encontraba completamente sola en el mundo.


Su tío había muerto de cáncer unos meses atrás, dejándola sin ningún otro familiar conocido.


Había interrumpido sus estudios para dedicarse a cuidarlo y ahora, después de su muerte, se hallaba a sí misma sin carrera y sin dinero.


Suspiró pesadamente ante el pensamiento, optando por centrarse en el suave rumor de las olas.


Cierto, una mujer perfectamente prudente no habría tomado ese viaje a Montauk, dada su situación económica actual, pero ella no había podido contenerse.


No había visto el mar desde antes de que sus padres murieran, y ellos llevaban ya quince años muertos.


Después de casi un año durante el cual lo único que había hecho era cuidar de su tío, que, a pesar de todo el cariño que le inspiraba a Sally no tenía un carácter precisamente tranquilo, ella lucía permanentemente exhausta, con los ojos hundidos y un par de pronunciadas ojeras debajo de ellos.


Ahora que su tío ya no estaba, deseaba con todo su corazón volver a sus estudios y recuperar su sueño de convertirse en escritora.


Sin embargo, su parte soñadora e impulsiva estaba olvidando el hecho de que, dado que ahora se encontraba completamente sola debía encargarse de pagar su comida y mantener la pequeña casa que su tío le había dejado como herencia, además de las enormes deudas producto de su tratamiento.


Pero sentada ahí... con ese tranquilo susurro de olas a su lado, con esa ligera brisa que rozaba su rostro, rodeada por el delicioso aroma salado del aire....

Era como si todo fuera perfecto, como si nada pudiera oscurecer la belleza del momento.


Desde la muerte de su tío había ahorrado diariamente cerca de la mitad de las propinas que ganaba trabajando como mesera para poder costearse ese pequeño viaje a la playa.

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⏰ Última actualización: May 11, 2015 ⏰

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