Slashers x Male! reader

Hannibal Lecter

Créditos a @BHC en Ao3

Advs: Nsfw- Sexo oral, anal, mención de asesinato

Palabras: 3198

El estilista del doctor Lester

No llevabas mucho tiempo como peluquero. Apenas habías salido de la escuela, ni mucho menos estabas preparado para abrir tu tienda ni nada, así que decidiste conseguir un trabajo en la barbería local, donde trabajabas con el dueño y una chica. La tienda en sí era una fantástica mezcla de lo antiguo y lo moderno; ideal para los hombres de negocios.

Cuando empezaste a trabajar allí tus dos compañeros te hablaron de los clientes habituales y como la tienda era como era, el personal era bastante profesional y amigable, había una sobre abundancia de eso. Sólo se te dio una regla: no podías trabajar con los clientes de más "exigencia" porque acababas de salir de la escuela. Lo entendiste y no te molestó demasiado, excepto por el caballero que te llamó la atención.

Se llamaba Doctor Hannibal Lecter, un psiquiatra que pasaba cada dos semanas en punto por un recorte/revestimiento. Era increíblemente guapo: alto, delgado, con una fuerte mandíbula, ojos penetrantes de color marrón, casi rojo, que contenían matices de amabilidad y severidad, pelo esponjoso y claro que rozaba el gris y el rubio, y un acento marcado que no podías ubicar. Era un poco mayor que tú, pero qué más da, la edad es sólo un número. Siempre llevaba un traje que le sentaba de maravilla y destilaba inteligencia. Pero, por desgracia, era el cliente de tu compañera, y probablemente siempre lo sería. Siempre estabas emocionado y triste cuando llegaba. Y como nunca se sentaba en tu silla, lo máximo que te decía era "hola" o "buenos días". Querías decir al menos un poco más que eso.

Le veías ir y venir cada dos semanas como un reloj durante bastante tiempo y tenías que ocuparte de otro cliente o barrer o estar haciendo algo mientras tu compañero de trabajo se ocupaba de él. De vez en cuando les echabas un vistazo, esperando que no te descubriera ni pensara demasiado en ello. Disfrutabas cada segundo de esa mirada.

En una cita en particular, tu compañera de trabajo estaba teniendo un día difícil, parecía que había roto con su novio. Tu corazón dio un pequeño respingo con sólo pensar que le había pedido una cita el doctor Lecter. Pero estaba de tan mal humor. Todo el día estuvo así, así que pensaste que no iba a hacer el cortr, tendría que ser en otro momento. Normalmente, los tres podían ocultar el hecho de que tenían malos días, pero no esta vez con ella.

El doctor Lecter entró, se sentó, le dedicó su saludo habitual y asintió con la cabeza, y luego dirigió su atención a su compañera de trabajo. Ella refunfuñó una respuesta, haciendo que el doctor Lecter frunciera el ceño. Apenas hablaron durante todo el tiempo que ella le estaba recortando el pelo y, de alguna manera, se había conflictado un poco. No estaba mal, sólo que no era normal. Ella se disculpó e intentó decir que tenía un día malo, pero la actitud que desprendía no era convincente. Se podía ver fácilmente que el buen doctor estaba muy molesto, pero mantuvo la compostura mientras pagaba y se iba sin dejar su habitual propina.

Unos días más tarde, usted y el propietario eran los únicos en la tienda. Su compañera de trabajo no entraba y no contestaba al teléfono. Al día siguiente, te enteraste de que había sido asesinada de una forma horrible y de que un par de sus órganos habían desaparecido, junto con una sección de músculo. No había ninguna prueba concreta que condujera a quién lo había hecho.

El dueño de la tienda, contrató a un nuevo empleado poco después. Un joven que había trabajado antes en alguna otra barbería, por lo que, aunque él era nuevo, seguías siendo el trabajador con menos experiencia. Eso significaba que el Doctor Lecter sería su cliente.