SIENNA (PASADO)

2 2 0
                                    

Edad: 5 años

-¡Sienna, Nathan, a comer!

He escuchado el grito de mamá, obviamente que lo he escuchado, ¿Quién no? Pero voy a fingir un poco más que no lo he hecho.

-¿Le hacemos caso o esperamos a que nos entre el hambre?- Me pregunta el chico pelirrojo que está sentado frente a mí.

-Prefiero esperar.

-Bien, tus deseos son órdenes, mi capitán.

Retomamos el juego allí donde lo hemos dejado. Volvemos a convertirnos en piratas rudos con pata de palo que navegan por los siete mares.

Conozco a Nathan prácticamente desde que nací. Su madre y la mía son íntimas amigas del bingo, y nuestros padres comparten aficiones, cosa que hace que nos veamos con frecuencia.

Seguimos jugando un rato más, hasta que Claudine, la hermana menor de Nathan, nos interrumpe con sus gritos.

-¡¡Sienna, Nathan!! ¡¡Tú madre dice que vengáis ya!! Si no, yo no voy a poder comer por vuestra culpa.

Mi amigo me mira voy sus ojos verdes infinitos y se encoje de hombros. Por el rabillo del ojo puedo ver a Claudine mirándome con odio, así que pongo los ojos en blanco y acepto.

-Valeeee, pero con la condición de que no nos molestes más.

-Trato. -Me responde la pequeña diablo.

Nathan sonríe y puedo entrever sus aparatos dentales que tanto odia. El dentista me ha dicho que yo también voy a tener que llevar cuando sea más mayor, así que aprovecho ahora para burlarme de los suyos antes de que él también pueda hacerlo.

La niña sale corriendo dirección a la casa, y nosotros nos quedamos parados unos segundos sin saber muy bien qué hacer.

-¿En serio le vamos a hacer caso a mi hermana?

-Tengo hambre- me encojo de hombros con simpleza.

Dejamos las espadas y los parches de juguete en el suelo y andamos hacia la cocina donde nuestras madres preparan la comida. Hablamos de cómo nos va en la escuela y de nuestras amistades, y siento una punzada de celos al oírlo mencionar a una tal Ruby.

-¿Quién es esa?- pregunto con desdén.

-Es muy maja, te caería bien. En el cole jugamos a los piratas, le enseñé yo.

-Bueno, pues espero que os lo paséis bien juntos.- Digo irónicamente y acelero el ritmo de mi caminar.

-¡Eh! No te enfades. También tengo otros amigos en el cole. Igual que tú. No por eso me caes menos bien.

Relajo mis músculos y le sonrío.

-Es verdad. Perdona. ¿Una carrera por la paz?

-Vale, pero no te enojes cuando me veas ganar.

-Eso ni en tus sueños.

Comenzamos a correr empujándonos para así llegar antes a la línea de meta, en otras palabras, la cocina.

Corremos y corremos hasta que, jadeando, llegamos a nuestro destino. Yo he llegado primera, como era de preveer, y Nathan, con el orgullo herido, se apoya sobre sus rodillas, flexionándolas.

-¡Ja! ¡Te he ganado! ¡Chupáte esa!

-Enhorabuena, Sienna, enhorabuena- me felicita la señora Taylor.

-Muchas gracias, Mildred.

-Aunque ya era hora de que vinierais a comer- me reprende mamá.

-A ver si la próxima vez te esfuerzas más, hijo- le anima el padre de Nathan.

-¡No es justo! ¡Me he distraído! La revancha.

-No, no. De eso ni hablar- dice rápidamente mi madre -. Ahora los dos os vais a estar quietitos comiendo, y luego haced lo que queráis.

Nos sentamos en silencio y le saco la lengua a Nathan. Él hace lo mismo, veo como Claudine nos mira celosa. Que se fastidie. Nathan es mi amigo y si quiero jugar a solas con él, eso haré.

La verdad, nos lo pasamos muy bien juntos y espero que sea así muchos años más.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 19, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Maldito friends to lovers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora