La solicitud era simple, idéntica a las que llegaban a diario por parte de su clientela. Pagaban bien por su labor, la estrategia se le daba naturalmente. Además, lo entretenía.
Si había algo que disfrutaba era el deshacerse de las pequeñas alimañas que conformaban la raza humana. Cualquier blanco podía ser eliminado mediante un buen plan, siempre y cuando el interesado pusiera el dinero que valían sus servicios. Porque Santos los despreciaba con cada fibra de su ser, pero necesitaba ganarse el pan de alguna manera.
Los planes de por sí eran entretenidos, no le fascinaba ensuciarse las manos, y dado que una solución directa le resultaba absolutamente monótona, era su mejor curso de acción. La emoción estaba en investigar rutinas y trasfondos, todo el ambiente que rodeaba a sus víctimas para asegurarse de que cayeran en la trampa. De alguna manera, se trataba de algo casi ritualístico, más significativo que atacar como un animal.
Al menos cumplía una suerte de propósito además saciar de a gotas su sed de venganza.— ¿Qué quiere ahora, Milazzo?— preguntó al llegar al sitio acordado, cerca del territorio que el hijo de italianos se había establecido.
— Vos sabés, lo de siempre. Necesito tus servicios de nuevo —
— ¿No fue suficiente eliminar a toda tu competencia? — bueno, no toda exactamente. Había dado con su pequeño emprendimiento después de casi caer preso por asesinato. Pagaba bien, doble que la mayoría, y hasta ahora nadie había ofertado más por la cabeza de Milazzo. Porque el tipo era muy consciente de que había personas interesadas en que su actividad cesara, por lo que pagaba un porcentaje de sus ganancias para que Santos prescindiera de él como blanco. Por supuesto, no sabía que en cuanto alguien pagara más, los roles se invertirían, dado que su servidor carecía de límites morales.
— No es competencia— se manejaba en múltiples rubros. Había iniciado como estafador, cosa que mantenía hasta el momento, y escalado al tráfico de drogas y armas.
Milazzo creía que eran parecidos, pero no podía ser más humano. Aparte de ser sumamente desprolijo en diversos aspectos, y se contentaba usando la misma mercancía que traficaba. En ocasiones podía llegar a ser impredecible, otras demasiado predecible, mas la constante era que la sed de sangre que manifestaba el criminal difería de la propia — Te traigo una propuesta distinta hoy, hay un… bicho molesto —-— ¿No lo son todos? — lo observó a través de los cristales ovalados — dejemos de darle vueltas al asunto —
— Necesito que te deshagas de un policía. Dudo que sea difícil, en especial para vos, pero puedo pagar extra por los inconvenientes —
Y no es que Mario fuera codicioso, sino que necesitaba ganarse la vida de alguna manera, y encontrar el medio para darse sus lujos, cosa que disfrutaba de sobremanera. Lamponne, que era de su misma calaña, era un experto en conseguir el tipo de reliquias u objetos que coleccionaba.
— ¿Qué más? —
— Está bastante abajo en el escalafón, de eso no tenés que preocuparte. La cosa es que está metiéndose donde no lo llaman — ah, aquella era su razón principal. En más de una ocasión, su cliente era bastante paranoico, mientras que en otras eso mismo le había salvado el cuello — este es, el oficial ayudante Javier Loyola — le mostró un par de fotografías del susodicho. Curioso que un oficial de la fuerza de seguridad tuviera el cabello largo, pero con la cantidad de ineptitudes que se cometían, seguro era lo de menor gravedad.
— Un oficial ayudante te es inconveniente… uno pensaría que al tener más de media capital bajo tu control serías más poderoso, eso es lo que querías —
— Si este pelotudo ata suficientes cabos, estoy en la lona. Y tené cuidado con como me hablás que vos también podés caer conmigo. Hay un contacto mio por ahí, ya me lo confirmó —
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Demonio y Buenudo
Fanfiction| Era un encargo simple, eliminar un policía que se metió donde no lo llamaban. Santos debería haberse dado cuenta de que las cosas se complicarían mucho más de lo esperado. | El monster au que absolutamente nadie pidió. TW/advertencias ⚠️ _Violen...