Tsumiki era la hermanastra de Megumi, no tenían muchos parecidos. Tsumiki era el tipo que podías consideras como buena persona, según el joven anteriormente mencionado —Megumi—.
Había sido más abierta a la hora de conocer a Gojo. Bastante más abierta que Megumi.
Era una chica brillante, una personalidad.. Simplemente muy agradable. Una buena persona.
Un pequeño rayo de luz, se podría decir.
Una joven amable, lista, inteligente y que se preocupase por los demás.
Alguien fácil de extrañar.
A la hora de conocer a Tsumiki, Gojo admitió que fue mucho más fácil establecer conversación, aunque los primeros minutos fue algo tímida.
Algo a lo que pudo llegar el albino al conocer a aquellos dos niños es que su vida era jodidamente triste.
No hablemos de sus recientes acontecimientos con Suguru.
Igualmente, era evidente que su vida era triste.
Megumi, a su corta edad pensaba que sus padres les habían abandonado a él y a su hermanastra los habían tirado como basura, su querida hermana pensaba diferente.
Tsumiki simplemente pensaba que volverían en cualquier momento, o que podrían verlos algún día.
Puntos de vista muy diferentes.
Pobres.
Bueno, el caso es que Gojo solo les ayudaría económicamente. ¿Por qué le preocupaba aquello?
Gojo pasaba a menudo por la casa de los pequeños Fushiguro.
Llevar el tercer curso de hechicería y a los pequeños era difícil.
Si la hechicería ya era algo difícil, esto sumaba dificultad a su vida.
Volviendo al tema.
Estaban los tres en aquella sombría casa. Prepararía algo de comer. En aquel cajón.. Nada. Tenía polvo. La nevera. Nada que fuera suficiente para tres. Una estantería, estaba polvorienta, con una cucaracha como habitante. La golpeó con su mano, y tiró el cadáver a la basura. Se lavó las manos y volvió a su tarea.
Lo que había de comida no era suficiente ni para dos. Mucho menos para los tres que eran. Tampoco es que supiese preparar mucho.
Hizo una mueca.
-¡MEGUMI, TSUMIKI! —Llamó, poco después la mayor y última mencionada se presentó con una sonrisita.
-¿Qué pasa Gojo-san? —Preguntó dulcemente, ladeando su cabeza mientras se acercaba al más alto, quién se agachó.
-¿Cuál es vuestra comida favorita?
-Pues... —Tsumiki lo pensó unos segundos. No tenía comida favorita como tal. Pero.. Megumi sí tenía. Lo tenía. Diría el plato favorito del más pequeño de los Fushiguro a propósito.— Mientras pegue con jengibre.. ¡Yo no me quejo! —Exclamó ella , con una sonrisa.
-Ooohh. ¡Genial! —Asintió varias veces. Sin duda era genial. Le alegraba hacer aquello, era un buen gesto.
Tsumiki se fue, despidiéndose con la mano sonriente.
Qué gran idea la de Gojo. Sacó su teléfono. Tocaba buscar una receta con jengibre. ¡Bien!
Eso sí, Gojo Satoru cocinaba de pena, así que aquel día sacrificó su hambre y puso lo que había en la nevera para ambos. Ya iría a hacerles la compra.
Espera.
¿Él no iba a ayudarles sólo económicamente y con temas de hechicería?
¡Claro! Estaba ayudándoles económicamente con la comida.
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𝙈𝙊𝘾𝙆𝙄𝙉𝙂𝘽𝙄𝙍𝘿. 𝙅𝙅𝙆
Short StorySatoru nunca esperó estar a cargo de los hijos del despreciable hombre que tuvo el coraje de tratar de asesinarle. Mucho menos, esperó encariñarse. pequeñas historias de (básicamente) Gojo cuidando a Megumi y a Tsumiki, porque no puedo más con el...