❥𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐂𝐎𝐕𝐄𝐍- Yo, the more the merrier!
↳ Los trillizos Choi se mudan a Forks, la ciudad más lluviosa del país, para tener un nuevo comienzo como una familia de tres. Logran abrir una cafetería, atrayendo tanto a turistas como a local...
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En las afueras del pequeño y lluvioso pueblo de Forks, escondida entre los altos y frondosos árboles del bosque, se alzaba una casa moderna y luminosa. Era un refugio peculiar, demasiado elegante para un lugar tan sencillo, pero perfecto para la familia que la habitaba: los Cullen. Una familia de vampiros conformada por siete integrantes, con un gran secreto que ocultaban de la sociedad y del mundo entero
En el gran salón de la mansión del clan Cullen, una figura pequeña y delicada se movía con elegancia por toda la sala. La pequeña vampira, Alice, caminó directamente hacia el enorme ventanal, fijando su mirada en el bosque. Su cabello corto y oscuro se movía al compás de sus pasos. Permaneció en completo silencio, admirando los árboles, cuando de repente todo su cuerpo quedó inmóvil. Cerró los ojos y su rostro se iluminó con una expresión de asombro.
Al ser la única en la casa, inhaló profundamente, aunque no lo necesitaba, y abrió los ojos, ahora brillantes de emoción y confusión. Agradecía estar sola para procesar la visión que acababa de tener. —Esto es raro, pero a la vez emocionante —exclamó la de pelo corto con una gran sonrisa —. Que bueno que Edward no está para leer mis pensamientos. — Así que decide esperar al resto de su familia para poder compartir el futuro cercano que les espera.
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Luego de algunas horas de espera por parte de Alice, el resto del clan Cullen regresó a la mansión. La lluvia, que habia comenzado hace una hora, golpeaba suavemente contra los ventanales cuando Esme, con su habitual gracia, cruzó el umbral de la puerta, seguida de Carlisle, quien cerró el paraguas y entró con una elegante sonrisa. Rosalie entró detrás de ellos, sacudiéndose algunas gotas de agua de su abrigo, mientras Emmett no podía evitar bromear sobre el mal clima de Forks.
—No sé cómo seguimos sobreviviendo a esta lluvia sin volvernos locos, —dijo el musculoso con una sonrisa, pasándose una mano por el cabello mojado, y luego dirigirse al sofá.
