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—¿Él está bien? —preguntó Eun Woo
mientras su vista vagaba por el local recién remodelado. Nadie hubiera dicho que diez días antes aquel lugar casi quedó reducido a escombros por la pelea contra los Nefilim.

Minho lo miró de reojo con disgusto.

—Sí, estaba en casa.

—¿Y cómo se ha enterado?

—Una de sus amigas nos ha visto entrar.

—Así que sabe que estás aquí… conmigo
—apuntó como si nada. Minho asintió una vez—. ¿Y cuánto crees que tardará en aparecer?

Minho sonrió porque él se estaba preguntando lo mismo. Le había pedido que se quedara en casa, pero lo conocía bastante bien como para saber que no iba a hacerlo.

—Tiene mi coche, no creo que tarde mucho —respondió mientras hacía girar la cerveza entre sus manos—. Antes, allí arriba, por un segundo pensé que había sido cosa suya. Una encerrona para que habláramos.

Eun Woo movió la cabeza y dio otro trago a su cerveza.

—Sí, yo también, pero inmediatamente me di cuenta de que no se hubiera arriesgado a dejarnos solos.

Minho se inclinó sobre la mesa y lo
taladró con unos ojos tan fríos como el hielo.

—Él está conmigo, estamos juntos de
nuevo y quiero que lo dejes en paz.

—No voy a molestarlo. Pero no porque tú me lo digas, sino porque él me lo pidió —confesó en voz baja—. Pero en cuanto Jisung lo quiera o tú lo fastidies de nuevo, estaré con los brazos abiertos para recibirlo.

—Eso no pasará —le aseguró Minho con
un brillo acerado en los ojos.

—¿Eso es lo que te repites cada noche para vivir tranquilo?

Minho soltó una risita sin pizca de humor y clavó sus ojos en el vampiro.

—Jisung se empeña en ver solo el lado
bueno de la gente, aunque este sea
prácticamente inexistente. Por eso se empeña en protegerte, cree que acabarás haciendo lo correcto. Yo sé que no.

—Debe de molestarte mucho que se
preocupe por mí.

—Jisung se preocupa por todo el mundo, él es así. Cree en ti, cree que no serás capaz de seguir adelante. Aunque tú y yo sabemos que está equivocado, ¿no es así? Te conozco, no vas a detenerte.

Eun Woo se enderezó en la silla y apretó los puños.

—Tú no me conoces, no sabes nada de mí —masculló con rabia.

—Sé cosas, como que tu padre es un ángel, que tu madre es una vampira descendiente de Lilith, y que tu nacimiento solo se debe a una profecía que predice el resurgimiento del mayor depredador que el ser humano ha tenido jamás. Tú mismo lo dijiste, no somos exactamente iguales. Pero solo porque pertenecemos a bandos diferentes. Por lo demás, somos como dos gotas de agua. Y si tu empeño en que se cumpla esa profecía es tan firme como el mío en evitarlo, no te detendrás.

Eun Woo se repantigó en la silla sin demostrar ninguna emoción.

—Así que ya sabes toda la historia: quiénes somos, por culpa de quién estamos aquí y para qué estamos destinados. ¡Y lo has averiguado tu solito, bien por Minho!

—¿Cómo lo averiguaste tú? ¿O siempre
supiste quien eras?

—Eso es algo que a ti no te importa.

—Entonces dime por qué lo haces.

—Eso tampoco te importa —respondió
Eun Woo sintiéndose de repente incómodo.

Donde el cielo cae... [MINSUNG] SKZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora