1. De lo más improbable

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Abro los ojos, aspiro su pelo, me deleito tan solo un momento y luego recuerdo que todo esto está mal "¿Qué estás haciendo, Gustavo?" Me pregunto cuando recuerdo quién está a mi lado: nada más y nada menos que el hijo de mi jefe quien me contrato única y exclusivamente para ser su espía.
El viejo creía que su hijo se portaba mal, que era un descontrol y que le convendría vigilarlo, sin embargo no contaba con ningún aliado o soplón que lo delatara por si continuaba con un asunto de adicciones que dejó hace año y medio lo que lo obligó a contratarse ojos y oidos. Cuando me interceptó insistí en que yo no tenía absolutamente nada que ver con su hijo, no compartíamos el grupo de amigos y apenas habíamos intercambiado palabras por trabajos que nos habían asignado alguna vez, pero eso había sido todo, de cualquier forma creyó que yo sería convincente, que podría hacerme su amigo y vigilarlo de cerca todo supuestamente para poder cuidar de él porque continuaba preocupado.
— Estefan intentó suicidarse hace dos años — me confesó algo desesperado por mi negativa, no quería ser grosero, pero me parecía demasiado extremista el hecho de querer vigilar a alguien hasta ese punto, controlarlo, dejarlo sin privacidad — no tienes que contarme absolutamente todo, solo tenme informado de como ves que gasta el dinero, si los sitios que frecuenta son buenos para él, con quién se relaciona y te pagaré bien. Si no quieres el empleo tan solo te pido que no se lo cuentes a Estef — pidió y yo suspiré profundamente. Conocía más o menos a Estef.
Estef, para mí era el niño extrovertido, amable y enérgico del salón, agradecía sus participaciones porque salvaba al resto del grupo de ser escogidos hasta que hartara a los profesores; su círculo de amigos era un tanto reducido, pero no porque fuera un apestado, de hecho el hubiera podido elegir quedarse en cualquier lugar y ahora me parece que la magia de su personalidad radica en que elige con sinceridad a sus amigos, los quiere.
— Solo tengo un problema, señor ¿Cómo cree usted que voy a colarme en el grupo de amigos de su hijo y ganarme su confianza?
— Tienes el tipo —sonrió, el padre de Estefan es un hombre de negocios con su traje, su auto, su empresa y esa necesidad de controlar todo, el hombre transpira confianza- siéntate cerca de su grupito, te va a tener que añadir, el es así -al día siguiente lo hice, no me fue muy difícil, solo tuve que sentarme una o dos bancas a la derecha para cerrar la brecha y entonces note su mirada.
Apenas habían sido los primeros días del semestre, sin embargo, yo no tenia como tal un grupo de amigos por lo que fue sencillo tan solo acercarme y mi plan comenzó con dulces. A todos nos gustan los dulces, pero este pequeño engendro era como un niño pequeño desde que lo conocí, así que pensé en llevar dulces para todos bajo la excusa de aligerar el ambiente cuando lo único quería era tener una excusa para hablarle, quizás fue cuando me sonrió la primera vez o cuando me veía en las clases que algo comenzó a nacer en mi, nunca sabré cuál fue el primer golpe, pero ahí estaba.
Al poco tiempo comenzamos a hablar, me uni al grupo sin invitación y aún así me sentí cómodo, las charlas de sus amigos también se dirigían hacia mi, querían conocerme, saber quién era, qué me interesaba, quién me atraía, qué escuchaba con un interés genuino así que devolví las atenciones, me deje llevar y tuve el presentimiento de que vigilar al niño de papi no sería tan insufrible cómo suponía hasta que noté que a su padre se le había ido algo en sus especificaciones del trabajo: Estefan resultaba ser bisexual y, aunque yo siempre he sabido que también lo soy algo en la posibilidad de verlo atraído hacia mi casi me hizo dar un paso hacia atrás y creo que ese también debió parecerme un indicio de lo que rondaba mi cabeza ya por entonces.
Estefan ya no era un adicto, lo descubrí cuando Gabriel nos invitó a su casa y las provisiones que llevaban eran pizza, gomitas y refresco; Mateo, Carolina y yo fuimos los únicos en pedirnos una cerveza para acompañar. Al entrar cada quien ocupo lugares en el sofá, tomaron controles para jugar videojuegos, Beto y yo pusimos música, la plática comenzó a girar en torno a la escuela.
— Pinche señora — Exclamo Beto viendo una notificación en su teléfono — Mae la de estadística acaba de ponerme 18/50 de calificación
— Beatriz no tiene la culpa de que tú no tengas neuronas buenas — contesto Estefan, nos reímos
— Bueno, vale, tampoco es que califique de lo mejor — Le contradijo un poquito Gabriel.
— Okay, pero Beto sigue sin tener neuronas —continuo Mateo. Sus amigos eran así, se reían los dos de los otros constantemente ¿Eso era todo? Pensé que si le daba este tipo de reportes al padre de Estef terminaría desempleandome lo cual era un alivio, si esto no escalaba a mayores quizás podría permanecer en el grupo, ser uno de ellos, pasar las tardes haciendo tarea, jugando videojuegos y comiendo pizza.
      Estefan se levantó del sillón, no lo seguí inmediatamente, pero esperaba lo peor ¿Un ex adicto saliendo discretamente de la habitación al balcón? Era sumamente sospechoso por lo que me acerque lo más silenciosamente que pude y lo encontré fumando.
— Hello there - me saludó
— Hey ¿Que onda? —disimule, solo era un cigarrillo, no era coca, ni marihuana, era un simple cigarro de tabaco, de esos que saben a clavo en los labios después.
— Aquí, me caga llenar el lugar de olor a cigarro, de hecho detesto el cigarro
— ¿Y por qué lo fumas? —le contesté acercándome más al nivel del barandal donde el estaba. Se encogió de hombros mientras volvía a acercarse el cigarro a los labios.
— Me gusta un poco la autodestrucción, me es difícil permanecer con las manos quietas —Exhaló —me siento sexy mientras lo hago —Sonrio
— Cada quién — dije devolviendo la sonrisa
— Está bien si tú no lo crees, no todos podemos tener bueno gustos -reimos, vi la luz que comenzaba a anunciar el atardecer — ¿Que me dices de ti, Gus?, ¿Que vicios tienes? — Lo pensé un poco, pensaba que quizás no era seguro compartir información que pudiera perjudicarme pues era mi trabajo ¿Cierto? "Mi trabajo también es ser creíble" me dije en ese momento.
— Lo típico, comida, un poco de alcohol y quizás... Marihuana — si íbamos a hablar de vicios, quizás Estefan se sintiera más cómodo si yo le revelaba primero los míos, si a mí ese tipo de cosas me parecían normales o los tomaba con calma.
— ¿Que hay del amor? — Uno no tiene que dejar pasar mucho tiempo alrededor de él para saber que le gusta conocer a las personas, adueñarse un poco de ellas, sus hábitos, sus comidas. Es el tipo de persona que te rodea de cuántas comodidades se puede permitir.
— Gus — su voz interrumpe mi ensimismamiento, lo miro con ternura, oh, Estefan, mi dulce y apesadumbrado Estefan, el sueño no se ha ido aún de su cuerpo y las cobijas que lo arropan lo hacen ver irresistiblemente adorable — Te amo
— Oh — hago una onomatopeya de sorpresa y le acaricio el rostro — Yo también te amo.
Quisiera recordar con exactitud cuando fue que caí por completo, cuando fue que este hombre se metió en mi cabeza, pero no puedo recordarlo bien y tampoco se si tiene importancia.
— ¿Y bien? — El padre de Estefan pidió verme en su oficina una vez al mes para mí informe y, por supuesto, mi pago.
— Su hijo está completa y sorpresivamente limpio, es más sano que la mayoría de nosotros. Le gusta correr, los videojuegos, su carrera y la pizza; sale con sus amigos con regularidad, pero en casa de ellos y trata de siempre mantenerlo al corriente de su paradero a usted — Le dije, todo era cierto aunque quise mantener un poco de privacidad para Estef, no lo saqué del clóset ni mucho menos le conté de los chicos y chicas que lo pretendían. Estef era popular entre las chicas con su sonrisa carismática y su necesidad de dar cumplidos honestos a las que le parecían especialmente bellas, cada vez que una de ellas le sonreía con esa invitación tacita en los labios algo en mi se sacudía sin que yo lo entendiera en ese entonces y hoy me doy cuenta de que estaba celoso.
Yo nunca he sido celoso, de hecho, solo me sentía de ese modo porque creía que Estef no me veía de ese modo, pensaba que todo lo que hizo para acercarse a mi era platónico, pero me equivoqué.
— ¿Por qué siempre me miras de ese modo cuando fumo? — Ese día si que habíamos ido a una fiesta, estábamos bebiendo un poco y me había dejado llevar, me prometí a mi mismo no decirle una sola palabra al respecto a su padre porque él solo estaba bailando, bebiendo moderadamente y fumando un poco.
— No lo sé, es raro, tu relación con el cigarrillo es confusa, además yo no sé fumar — Se detuvo un poco
— Pero consumes marihuana
— En edibles - mentí, trataba de verme seguro de mi mismo — ¿Quién te enseñó a fumar a ti?
— Aprendí solo, supongo que la única corrección que recibí fue de un ex novio que me dijo que tenía que respirar, inhalarlo realmente no solo tenerlo en la boca — Me contó mientras se acercaba un poco — Sin embargo, aprendí a enseñar ¿Quieres ver?
— No se si quiero aprender
— Oh, intenta solo una vez, no te haces adicto a ello, pero es una habilidad curiosa
— ¿Y como? — Pregunté, dió una calada al cigarro, se acercó a mi boca
— Inhala cuando suelte el humo — A pesar del ruido, aquella orden se escuchó como un susurro y así pasó el humo a través de su boca a la mía — Mantén el aire en tus pulmones un momento y... Exhala — me guío, el tiempo pareció detenerse y sus ojos quedaron clavados en los mios en su intensa mirada casi negra y tan brillante -Nada mal, GusGus, nada mal
Esa noche Estefan dejó que lo poco ebrio que estaba se le pasara y condujo el coche con los demás de su grupo haciendo paradas en sus casas, o llevándolos a la suya ya que su padre estaba fuera, tal fue el caso de Carolina a quien preferimos llevar con nosotros y dejarla dormir en el sofá por si vomitaba, yo dormí en la alfombra a una distancia considerable por la misma razón y Estefan en el sillón individual que tenía donde descansar los pies; yo sabía que Estefan no desconfiaba del todo de mi, pero también sabía que le gustaba tomar precauciones cuando de sus amigas se trataba "Uno nunca sabe, nunca terminas de conocer a las personas" y le di toda la razón.
— ¿Te gusta? — Me preguntó directamente, al principio creí que era solo una pregunta casual, pero el tono de voz en mis recuerdos delata un poco de duda.
— ¿Caro? Para nada, es linda, si, pero no conectamos de ese modo — El solo asintió con la cabeza, se estaba quedando dormido y de hecho yo también así que poco a poco fuimos cediendo al sueño hasta que no pudimos más. Horas más tarde Beto nos despertaría con comida para la cruda de él, Caro y los demás que venían en camino de sus casas, era hora de recordar lo que habíamos hecho el día anterior con anécdotas de todo tipo.
— Pues en algún momento yo perdí de vista a Caro y a Gus no se ustedes — Gabriel se sacó eso de la nada, Caro le gustaba, pero Caro parecía poco interesada en el así que esa era la forma de expresar sus celos
— ¿Ah, si? — Dijo Mateo mirándome mientras insinuaba lo obvio
— Epa, no, no, no, no — Corregí — No me malentiendas, Caro, eres muy bella, pero no te tocaría de ese modo
— ¿Me vas a negar en frente de todos? -Rió Carolina mirándome con coquetería y yo me ruborice sin querer, todos estallaron en carcajadas y esa fue la primera vez que escuché a Estefan reír falsamente, había creído la broma, de hecho los demás sospecharon por un tiempo de que algo hubiera sucedido entre nosotros, dudaron de si íbamos a terminar enredados y posteriormente conocimos a su nueva novia Ximena quien se unió al grupo de buena gana junto con su amiga Angélica tiempo después, pero ese día, ese día Estefan se retiró un poco de mi y yo no podía permitir aquello si quería recibir mi dinero y cumplir con mi trabajo.
     Creo que el distanciamiento duró una semana, una rara, de aquellas atareadas entre trabajos y exposiciones, una semana sin los mensajes usuales, sin los buenos días, ni las atenciones a las que al parecer me estaba acostumbrando sin darme ni un poco de cuenta; esa fue la semana en donde me pregunté si quizás yo le gustaba a Estefan y si a mi me gustaba el, una semana que llegaba a su fin con la esperada visita a casa de Gabriel donde volvimos a vernos en el balcón, pero está vez la mano de Estef estaba vacía.
— Ejem — Me anuncié — ¿Dónde está el cigarrillo habitual?
— ¿Eh? Oh, trato de dejarlo, pero quiero aire — Me dijo, nostalgico — ¿Que haces afuera de cualquier modo?
— Acompañarte — le dije y recordé que tenía producto como para armar una pipa así que comienzo la tarea
— Y yo que quiero no fumar — Se ríe
— No es lo mismo, esto no tiene nicotina
— Mmm touche, pero no sabía que ibas a compartir
— Si, sería egoísta de mi parte si no
— Gus
— ¿Mmm?
— Nunca la he probado — Ahora río yo
— ¿Cómo crees? Okay — Pensé en algo, la solución a mis dudas estaría ahí, parada en frente de mi y quizás no me dí cuenta cuando, al notarlo, me puse nervioso "Para luego es tarde" me animé, le di una calada a la pipa y, cuando me dí cuenta, estaba exhalando el humo en su boca. Nos reímos del nervio, el me miró atentamente a los labios y se acercó solo un poco más solo para alejarse tímidamente después.
—¿Cuánto tarda esto en hacer efecto? — Me dijo bajito
— Depende del organismo — Bromee
— Creo que yo ya estoy en las nubes — Me dijo con mirada soñadora, clavó en mis ojos los suyos, entendí que el me gustaba y me maldije como nunca por haber aceptado acercarme a él y contarle las cosas a su papá ¿Tendría que decírselo ahora? No si dejaba el trabajo, no si no me permitía estar tan cerca. Lo segundo no me salió bien cuando, en el trip, Estef y yo nos besamos la primera vez.
       Ese día algunas cosas se hicieron como lagunas en mi mente, pero ese beso se me grabó en el alma. Estábamos acostados en la alfombra, nos reíamos de tonterías ya que todos se habían ido a dormir o a sus casas y el se había acercado a mi nuevamente, tan cerca que podía oler su perfume, tenía una mano en mi cara y fuimos cediendo hasta quedar tan cerca que al sonreír los labios se tocaban, aún no era un beso, pero casi.
— ¿Quieres sentir algo loco? — Le dije y trató de no asentir muy fuerte — El mundo se mueve muy rápido — Alargue la última sílaba cómo gritando en voz baja, su cara se torno asustada y sus ojos se perdieron en un movimiento rápido.
— No, Gus, que malo eres — Lo tome de los brazos tratando de que se centrara en mi, volvimos a juntar nuestras frentes, nuestras narices y ni así me besaba — Quiero besarte, pero solo si tú quieres besarme porque si no quieres no hay problema —Me dijo y podría jurar que los ojos le brillaron
— Yo quiero besarte desde el balcón, pero te quitaste
— No quería empezar eso yo, quiero que quieras besarme
— Quiero besarte — La confesión me salió sin permiso
— ¿Y que te detiene? — Me preguntó y me quedé callado
— Muy buena pregunta — Actúe como si pensara algo y noté algo de miedo en su mirada — nada, no me detiene nada.
Si alguien te dijera que el amor de tu vida está ahí no lo notarias, no lo creerías y que bueno que nadie me avisó porque ahora que lo sé simplemente quiero abrazarlo y hundirme en su pecho a escuchar su corazón en los días libres como este ¿Tengo permitido esto? Amarlo con tanta pasión, con cada poro que se que mi cuerpo tiene y aún así guardarle un secreto tan grande me sabe mal, pero si se lo contara ¿Que pensaría de mi? No habría nada que temer si no fuera porque yo me enteré de lo de su madrastra primero que nadie.
       Estefan jamás ha tenido ninguna clase de problemas con la vida amorosa de sus padres, siempre ha dicho que mientras no le afecte a él y ambos estuvieran felices él también sería feliz por ellos. Esto siempre me pareció muy maduro de su parte por lo que enterarme de la relación que comenzó su padre no me pareció nada importante; me enteré porque la veía salir de la oficina a hurtadillas casi, escuchaba a la secretaria hablar de regalos, rosas y todo apuntaba a un amorío que parecía tornarse cada vez más serio, pero jamás me cuestione nada ni me alerte hasta que Estefan me enseñó una foto de su familia en donde aparecía la novia que había salido de la oficina de su padre al lado de su madre.
— Está es la odiosa hermana de mi madre — Entendí que sabía más de lo que debería de inmediato ¿Cómo le iba a contar algo así yo? Justo cuando la cosa parecía no poder empeorar me enteré por un mensaje en la computadora de su papá (que revisé por un feliz accidente donde mi audífono fue a rodar del lado incorrecto del escritorio) que estaba embarazada. De eso un día y salí corriendo hacia la casa de Estefan para pedir consejo de todo esto.
— Hola, hola, corazón — Me saludó cuando me vió en la puerta — Tienes suerte, mi papá no está en casa — Me invitó a pasar, me dió el acostumbrado beso y yo, como enamorado que soy de sus besos no pude negarle uno solo.
— Buenas tardes, Estefan — Le dije tratando de sonar normal
— ¿Me vas a terminar o algo así?
— ¿Qué? No
— Entonces ¿Que pasa, mi vida? — Mi cara terminó hundida en su cuello, lo besé con más ganas de las que tenía planeado y nuestros cuerpos que se conocen mejor que nosotros mismos decidieron encenderse como un cerillo con la fricción, caminamos a la habitación y continuamos besandonos todo lo que pudimos antes de comenzar a quitarnos la ropa
— ¿Te he dicho que amo lo suave que es tu piel?
— Creo que si, no creo que sea suave, es más bien tu cuerpo diciéndote que te aparees conmigo — Reímos y le tome la palabra mientras besaba su cuello, abría sus pantalones y comenzaba a masturbarlo. Estefan se retorció un poco del placer — Espera — Me dijo en un tono que me convencía de lo contrario así que pegué mi cadera más a su cuerpo
— ¿A qué quieres que espere, mi vida? — Le susurré al oído lo que hizo que el acercara aún más su cuerpo al mío en un espasmo. Más tarde entraría en él, lo escucharía cuando terminara y lo abrazaría al quedarse dormido.
— Quédate a dormir — Me diría y yo, que por fin recordé que carajos hacía en su casa para empezar, aceptaría.
— Buenos días — Le digo mientras le acaricio la cara — Necesito decirte algo
— Por fin me vas a decir por qué tenías esa cara ayer — Me dice estirándose, despertando, podría decir que floreciendo
— Si, pero no sé, es difícil
— Te escucho — Dice mientras se abraza a mi torso con los ojos cerrados
— Estefan, es en serio, te necesito despierto
— Tuvimos sexo desenfrenado hasta casi las 2AM y son las 10 de la mañana de un dormingo, honestamente, cariño, me pides demasiado, dímelo así y si tengo que golpearte me levantaré en seguida — Me dice de buenas, pero adormilado
— Tu tía está embarazada de tu papá — Le toma unos segundos y se incorpora tan rápido que siento que se ha mareado
— ¿Que la perra qué? — Casi grita
— Me enteré por un mensaje en la computadora de tu papá porque trabajo para él, le doy información de cómo vas con tu adicción y como gastas el dinero
— Vuelve a lo de mi tía ¿Cómo sabes que es ella?
— La vi salir de su despacho arreglándose el vestido y siempre le manda flores y regalos. Me la enseñaste en una foto
— Esto me supera, me supera por mucho
— Pero ¿No estás enojado porque soy el soplón de tu papá?
— Mi vida — Me dice tomando mi cabeza en sus manos — Eso ya lo sabía
— ¿Que tú que?
— Ya lo sabía, la gente reacciona a la información de maneras variadas cuando no la conoce, pero tú sabías cosas, reaccionabas cómo cuando te han contado el final de una película y vas reuniendo las piezas — Sonríe cálido como si nada
— ¿Por qué no estás molesto o algo?
— Al principio quizás un poco, pero a menos que seas un actor profesional ¿Puedes ver del modo que me ves a quien sea? Yo no creo, te amo y a menos que estés dispuesto a prostituirte por la cifra que mi padre te ofrezca dudo que tú no me ames también — Se calla un poco — Tienes razón, quizás te di demasiada confianza
— No — Me apresuro — Yo te amo
— Aún así ¿Por qué tardaste tanto?
— Ha pasado un mes desde que salimos, tocaba apenas ayer reunión y no quise decirle a tu padre porque quería decirte lo de tu tía
— Estás de doble agente — Se ríe triste — Me temo que no se que hacer con esa información, no conecto del todo los cables, no se cómo me afecta además de que seguramente mamá estará destrozada ¿Puedo volver a dormir ahora? — Me pregunta, cansado y yo lo abrazo tratando de asimilar como es que se enteró, si realmente no le molesta y que espero que me permita estar junto a el mucho más tiempo. Ya le compraré algo con mi paga o iremos a comer a alguna parte, al menos estamos juntos.
— Solo para que quede claro, Gus — Me dice aún con los ojos cerrados — No soy del todo feliz, pero no quiero morir ¿Okay? — Y entonces me preguntó si de casualidad no tendrá un sexto sentido, lo abrazo fuerte y agradezco la aclaración.
— Te amo, niño malcriado — Le digo y hace como que me muerde
— Yo más, agente Gus

Una y Mil Veces TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora