𝐁𝐎𝐍𝐄 𝐀𝐍𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | ❝ Tenia apariencia de cordero y de hecho, por un tiempo lo fue, hasta que su hermano le rompió el corazón y se convirtió en lobo. Aún así se camufló entre el enemigo. ❞
➻aemond targaryen x fem!oc x jacaerys velaryon...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Todos tenían su perspectiva respecto a algo, o a alguien. Daemma sabia que las personas tenían diferentes formas de pensar, lo había notado desde pequeña.
Algunos decían que las cosas debían ser de cierto modo, para ser correctas. Pero si todos pensamos distinto, ¿había realmente algo correcto en el mundo?. Probablemente lo había, tal vez por eso debía haber alguien gobernando los siete reinos.
Una vez escucho de su padre, que si el mundo de los hombres quiere sobrevivir, un Targaryen debe sentarse en el Trono de Hierro. Un Rey o una Reina, lo suficientemente fuerte como para unir el reino contra el frío y la oscuridad.
En ese momento no lo comprendía, pero sabia que tarde o temprano lo haría.
Su madre decía que Aegon debía ser rey, que era su deber por nacimiento, hasta había sido nombrado insólitamente con el nombre del reconocido Rey Aegon I "El Conquistador". Tal vez creía eso porque Aegon había sido un varón.
En cambio, su padre, siempre había dicho que Rhaenyra era su sucesora y por ende legitima heredera al Trono de Hierro.
¿Pero cual de estos bandos tenia la razón si no existía una sola forma de pensar?
No lo comprendía, no comprendía si debía aceptar la forma de pensar de su madre, o la de su padre.
Si sabia una cosa, era que, Aegon no quería ser rey, y mucho menos tener que sentarse en aquel codiciado trono. Entonces, ¿Por qué su madre era tan insistente respecto a la sucesión al trono?
En cambio, Rhaenyra si deseaba ser reina.
Reina.
Aquella simple palabra parecía causar repulsión entre los hombres de la corte. No aceptarían que una mujer les de ordenes desde el Trono, ya se había demostrado con el rechazo de Rhaenys, "la reina que nunca fue". Era también el derecho de Rhaenys ser reina, lo era por nacimiento, como lo es el de Rhaenyra.
¿Por qué su abuelo no quería que su hermana Rhaenyra ascienda al trono como ya había sido dictado?
Los Hightower eran exageradamente codiciosos, Otto lo era. Sabia que la codicia de la gente no era buena, aun así no comprendía aquel sentimiento, no todavía.
Se preguntaba, ¿era acaso alguien merecedor de aquel trono?
Tal vez su padre lo era, o tal vez no.
Viserys I había sido nombrado "El Pacifico". Sabia que su padre había decidido mantener la paz y la buena voluntad de su abuelo Jaehaerys el Sabio.
La Paz se mantuvo durante su reinado, pero no entre su familia.
Viserys había estado tan concentrado en mantener su amada paz, que no se había dado cuenta que su familia había estado dividiéndose, si es que alguna vez estuvo unida.
Daemma sabia que el único culpable de aquel desprendimiento era su padre, pero jamás lo diría, no de nuevo.
Se había dado cuenta de aquello en la memorable noche de Marcaderiva. Su hermano había perdido un ojo a manos de su sobrino, Lucerys Velaryon.
Su padre había estado mas preocupado por el apodo utilizado sobre sus nietos, que hasta parecía ignorar el hecho de que dos de sus hijos habían sido heridos por los hijos de Rhaenyra
Aemond había recibido un gran corte a causa de una daga, ¿Qué clase de niño lleva una daga a una encrucijada?. Aquella estupidez dejo a su hermano sin un ojo, y su padre parecía simplemente no estar interesado en esto. Su madre, parecía haber enloquecido en busca de venganza, no la reconocía.
Ojo por ojo. Aquella estúpida frase perdudaria en la memoria de todos.
No reconocía a su familia, ¿Era acaso eso posible?
Parecía ser obra del destino que una vez más su hermano interrumpiera su matutina reflexión.
─ Aemond. ─menciono casi en un susurro.
─ Daemma. ─el repitió su tono, casi parecía una burla.─ Haz estado aquí por casi dos horas, madre quiere que entres, teme a que enfermes.
Otra vez aquel frio tono, Daemma no lo comprendía. Sabia que mentía, ya lo había hecho antes, su madre ignoraba su rutina, decía que no era de su incumbencia. En cambio Aemond, parecía seguir a perfección los horarios de la princesa, y aun así mentía.
─ ¿Qué haces aquí Aemond?
Aquella pregunta fue completamente ignorada por el platinado mas alto, y en cambio estiro su brazo hacia Daemma, ofreciéndole así su mano para levantarse.
La menor acepto gustosa aquel acto, levantándose del banco y tomando fuertemente aquel misterioso libro que siempre llevaba consigo.
Ambos hermanos emprendieron un silencioso camino hacia los interiores del castillo, como ya era costumbre para Daemma. Ella amaba hablar, pero su convivencia con Aemond parecia ser silenciosa. Aveces prefería examinarlo en silencio, temía hacer lago que lo molestara.
╰───────➤✎ 𝗡𝗢𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥
Perdónemeeeee
Me tardé un montón en públicar si lo sé
me gustó mucho lo que escribí, igual siento que es muy corto.
Esperen al próximo capítulo haber que pasaaaa
No prometo nada respecto a la próxima actualización.
