Capítulo 1.

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Se había cumplido un año desde que la vida de Gun cambió por completo. Un año desde que se encontró a Off sentado en su sofá y vivió la noche más loca de su vida. No se arrepentía de hacerlo. Su nueva vida era perfecta, en varios sentidos. Tenía lo que quería y cuando lo quería. También tenía al amor de su vida a su lado y a su mejor amigo junto a ellos. Estaba acompañado de las tres mejores personas que alguna vez podría haber conocido. El pelinegro se acomodó su traje mientras se observaba por quinta vez en el espejo. Le encantaba lo poderoso que se veía. En realidad, sí era bastante poderoso. Los cuatro habían conseguido tener uno de los negocios más fuertes de narcotráfico en Canadá. Tenían grandes ventas y dominaban en muchos estados de diferentes países. Cada uno de ellos tenía asignados varios sectores. Gun era el que se encargaba de los tratos con otros traficantes mientras que Tay era el jefe de todos los hombres que trabajaban como guardaespaldas de ellos. Off se encargaba del transporte de la mercadería y tenía acuerdos con puertos, estaciones de tren y hasta con aeropuertos. New se encargaba de la parte de la contabilidad y el dinero. Tenían un negocio perfecto.

El pelinegro salió de su espaciosa habitación y bajó con lentitud por la larga escalera. Su mano acariciaba la baranda de madera clara. Llegó al piso inferior y se dirigió a la sala. Allí se encontró con Off, quien bebía una cerveza mientras miraba la gigante televisión. Se sentó a su lado. El moreno sonrió y lo observó. Notó que llevaba un traje puesto y supo a dónde iba.

—¿Es hoy? – Preguntó confundido.

Gun asintió y miró su reloj: 3:45 pm. Era hora de irse. El encuentro estaba arreglado para las 4 pm. Se levantó y dio unos pequeños pasos hasta la puerta, cuando sintió la mano de Off en su cintura. Volteó a verlo con una ceja levantada.

—Sé cuidadoso – Pidió y dejó un corto beso en su frente.

Gun lo miró con el ceño fruncido y salió por la entrada. La puerta del garage estaba abierta mientras un lujoso auto negro salía y se frenaba en la calle, esperándolo. Subió al auto y se sorprendió al ver a Tay detrás del volante.

—Creí que me acompañaría Noppanut - Dijo Prem, refiriéndose a su habitual guardaespaldas.

—Esta situación es más peligrosa, nunca hemos tratado con este mafioso antes.  

Gun entendió a que se refería. Tay era mucho mejor en su trabajo. No hablaron más. El mayor condujo en silencio, pero el pelinegro a su lado podía notar como sus dedos apretaban el volante de cuero. Estaba nervioso. Y asustado, de seguro. Iban a encontrarse con un mafioso que, según otros socios le dijeron, es bastante peligroso. Parece inofensivo, pero jamás hay que bajar la guardia con él. Las personas que lo traicionaban simplemente desaparecían de la faz de la tierra. Sí, Tay tenía una buena razón para estar asustado. Sin embargo, sólo era una reunión para acordar algunas cosas y hacer un trato, no podía ser tan peligroso. O eso esperaba. Gun salió del auto luego de que Tay estacionara.

Estaban en un puerto. Sentía el olor del mar y el viento chocando contra su rostro. Pudo ver la limusina blanca a unos metros de ellos. Caminaron por la arena hasta llegar allí. Gun estaba primero y Tay detrás de él. La puerta del copiloto de la limusina se abrió y un gigante hombre vestido de negro salió. Tay y Prem se miraron con los ojos abiertos. Era el doble de grande que Tay. El hombre caminó hacía la puerta trasera y la abrió. Elevó su mano y la persona que estaba dentro la tomó. Luke Voyage. Salió de la limusina y se paró delante de ellos. Llevaba un traje de color vino, y su cabello era del mismo color. Tenía lentes de contactos que hacían ver sus ojos verdes. A Gun le sorprendió lo bonito que era. Rápidamente, se aclaró la garganta para hablar, pero el hombre habló primero.

—¿Solo un guardia te acompaña? – Habló con una de sus perfiladas cejas levantadas.

—Es uno de mis mejores hombres – dijo Gun con afirmación. Le dirigió una corta mirada a Tay y frunció el ceño al ver el rostro de este. Sus ojos recorrían de arriba a abajo al hombre delante de ellos. Su boca estaba entreabierta y en cualquier momento se le caería la baba. Tuvo deseos de darle una bofetada para que dejara de mirarlo, pero su imagen se iría a la basura si lo hacía.9

Máxima Inseguridad #OffGunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora