Capitulo 1

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Estaba cenando en mi restaurant preferido, era mi preferido desde que acabe con Kori. Lo amaba. Realmente lo amaba con todo mi alma y que él... me haya dejado asi como asi de la noche a la mañana destrozó mi corazón.

Entonces, para evitar sentirme sola en una mesa solitaria en mi casa, con la televisión de por medio y kilos de comida chatarra, elegia la compañía de mesas vecinas con desconocidos, aunque estos estén en peor situación de suicidio via comida.

Mastique saboreando lo mejor que podia la pasta... era una pena que fuese una glotona que deglutía todo en un record de un segundo. Asi que quería tomarme mi tiempo, saborear...

Y quizás, fue ese tiempo que me llevo a retrasarme para notar que se hacia la hora de entrar en el trabajo.

Cuando lo note, corri como un chita en medio de la selva (de cemento) con mis tacos resonando. A mi jefe, un medico cirujano no le gustaría que su única secretaria se tarde.

Elegi tomar un remis, y hasta estuve de suerte, porque ni bien puse un pie al borde de la acera, un taxi se detuvo, ¡sin siquiera llamarlo!

A eso le llamo suerte.

-Avenida las Heras y Juan B Justo por favor.-dije seria examinando mi maquilla en el reflejo de la pantalla del celular.

Mientras me pintaba de nuevo el labio inferior, note que el camino se hacia mas largo que lo habitual.

-Disculpe...-hable tapando mis nervios.-¿esta seguro que por aquí se llega a la dirección que le di?

-Si, no se preocupe.-Aun asi me preocupe. No era nuevo el secuetro o los violadores.

Mordi mi lengua, ahogando un grito. Fingi mirar la hora, mientras marcaba el 911 en mi celular disimuladamente, pero entonces, la mano del sujeto se estiro ligera y precisa, robándomelo.

-¡Ey!-me queje.

La mirada ceñuda debajo del gorro, reflejado en el retrovisor, me hizo tener un escalosfrios recorriéndome por la espalda.

Y fue cuando, el vehiculo se movio, dejando volar añicos de vidrio en el aire. Si alguna vez vieron la imágenes de cámaras lentas, pues eso, fue exactamente lo que ocurrio:

Trozos de vidrio, girando en el aire, como estaticos. El sonido del quiebre.

Los destellos tornasolados al girar y encontrarse con algo de luz.

Y yo... ¡espantada!

Mi cabeza choco de lado con la ventana. Por suerte, tenia puesto el cinturón, sino saldría de seguro impulsada hacia el exterior.

Por un segundo, senti el sonido de un neumático desinflarse, junto con la estatica ensordecedora que generaba mi oído y mi psiquis en shock.

Sujete mi cabeza, con nauseas a punto de vomitar, cuando la puerta, a duras penas y con graves sonidos de metal incrustado en algo se abrio.

Movi mis ojos, en búsqueda de algun bombero o policía de socorro. Pero en vez de eso, un sujeto de atuendo deportivo me quitaba el cinturón y me hablaba.

No tenia ni idea de que decía. Aun estaba atontada, y suponía que me estaba por desmayar.

El sujeto, impaciente, sujeto mis hombros y me articulo con los labios de una manera muy marcada:

"NO TEMAS"

La chica del Moño Rosa (NOVELA CORTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora