¡ahhh!

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Con los ojos cerrados justo tal y como si estuviese durmiendo, desliza su arco sobre las cuerdas del violín y presiona sobre el diapasón con tanta delicadeza que podría incluso pensarse que aquel violín no era de madera fina, sino de cristal.

Cuando la última nota resuena en el salón y él deja de tocar, los aplausos ensordecedores llenan el lugar y suelta un suspiro nervioso al abrir sus ojos y mirar al público; siempre que toca olvida que el público existe, y cuando el silencio se extiende al terminar, recuerda que está ahí para otros pese a lo mucho que no desea compartir su música con nadie más.

Baja del escenario y sus padres, vestidos elegantemente y adornados con joyas costosas, se acercan con una sonrisa de orgullo y tal vez un poco de soberbia y altivez.

Su madre le besa la mejilla y su padre aprieta su hombro mientras le sonríe.

— Lo hiciste muy bien, hijo. Tu desempeño fue excepcional. Se nota que te has estado esforzando mucho.

Sí, era cierto. Practicaba y practicaba porque temía fallar y ser visto con resentimiento. Temía no ser lo suficiente para sus padres y recibir su desaprobación.

— Ah, es una pena que la familia de la señorita Crisoff no hubiese podido asistir. ¡Habrían estado impresionados al verte!

Él asiente con un pequeño sonido y un movimiento de cabeza. Entonces, junto con sus padres, empieza a caminar y saludar a todos aquellos entre la multitud, quienes los llenan de cumplidos y elogios que toman sin modestia alguna; él, quien es la razón de aquellas palabras, sólo se mantiene junto a su familia, entregando de vez en cuando una sonrisa cortés, o una respetuosa reverencia. 

La noche se le hace tan larga y poco prometedora que empieza a contar las personas presentes en el gran salón desde su lugar en la mesa, mientras los aristócratas y adinerados charlan amenamente, teniendo una competencia silenciosa en arrogancia, presumiendo más y más para probar su valor. 

─ Jungkook, querido, por favor no veas a la gente de esa forma, es muy grosero. 

Su madre le sonríe amenazadoramente mientras aprieta la ropa de su abrigo, él se acomoda recto en su silla y mira su plato vacío, acatando sin rechistar. Si escucha detenidamente e ignora todo el bullicio a su alrededor, puede percibir el sonido del viento chocar contra la copa de cristal, y el tintinear de los cubiertos contra la cerámica de los platos.

¡Oh, cuánto odia aquellas reuniones de alcurnia!

─ Señor Jeon, ¿hace cuánto que toca el violín? ¡Lo hizo maravillosamente! Mi hija ha quedado encantada con su presentación.

La mujer junto a él lo mira con una sonrisa amable y ojos brillantes, ese brillo codicioso que ha visto desde que tiene memoria.

─ Es un honor escuchar tales palabras viniendo de usted, condesa. También me honra que mis habilidades logren impresionar a alguien como su hija, siendo que es bien sabido que viene de una familia difícil de asombrar.

La mujer ríe, un tanto avergonzada, y es que él conoce tan bien lo que debe decir, justo como si fuese un guion que ha memorizado a la perfección antes de salir a actuar.

─ Mi hija fue un momento al tocador, pero me encantaría que la conociera. Me llenaría de gratitud que un hombre de su clase, bien educado y colmado de virtudes pudiese estar a su lado, podría morir tranquila sabiendo que la dejo a su cuidado. ─Desliza su mano suavemente por sobre la mesa y aprieta con delicadeza la piel blanca de Jungkook─.

Él mantiene su sonrisa rígida, pero antes de que pueda responder, una voz a su espalda lo hace por él. 

─ Ah, lamento interrumpir, condesa Vont, pero mi hijo ya está prometido a otra mujer. Su matrimonio será celebrado en los próximos días, y si gusta, está más que invitada junto con su hija. ─Su padre levanta la copa de vino oscuro y le sonríe a la condesa mientras que ella aleja su mano lentamente de la de Jungkook─.

La Belle Morte [NamKook]Where stories live. Discover now