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Él solía tocar el piano, era muy bueno, pero no todos podían gozar de su música. Él era un pianista de burdel de media noche.
Con sus suaves y misteriosas melodías se creaban bailes para los empleados del establecimiento; así fue como lo conoció, su chico soñado era un exquisito y un muy buen bailarín.
Su chico soñado era un violador y él era su víctima.