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Estaba sentado en el cemento frío de la vereda fumando un cigarro. Seguramente eran como las cuatro de la mañana, verdaderamente no le interesaba, tenía suficiente alcohol en las venas como para no darle importancia a absolutamente nada que no fuera el humo en sus pulmones.
Sid, su mejor amigo, había ido a comprar a la tienda frente a él. Podía observar la cabellera roja peinada en múltiples trenzas paseando por los pequeños pasillos gracias a los enormes ventanales en la entrada.
Elian no era una persona simpática, por el contrario, a veces parecía estar lleno de odio, pero a Sid no le importo mucho cuando lo conoció en primero secundaria y desde ese día se le pegó como una maldita garrapata. Hoy están a un año de comenzar la universidad y el pelirrojo sabía mejor que nadie que Elian tenía un cerebro de puta madre, capas de construir un auto o incluso un robot que lo masturbara automáticamente con solo aplaudir dos veces seguidas, pero también sabía que era un maldito desperdicio.
El morocho no estaba interesado en nada, ni nadie, solo en fumar y tal vez intentar morir antes de los treinta sin que papá Chifuyu se enteré.
Jodida mierda.
Sid intenta ayudarlo en todo lo que puede, responde los mensajes preocupados de Matsuno e intenta convencerlo de convivir con sus hermanos, se lo lleva a vivir con él e intenta que al menos haga dos comidas al día, pero tampoco puede hacer milagros y no se enoja cuando el morocho le tira un paquete de cigarros vacíos a la frente y amenaza con romperle la cara de un golpe si sigue comportándose como una perra faldera. Sid también tiene problemas, un grave problema con algo dentro de su cabeza que no entiende del todo, y por alguna razón a Eliseo no le importa o al menos se toma la molestia de disimular.
Son solo ellos dos contra todo el puto mundo en su propio departamento. Un espacio para fumar, llorar y embriagarse hasta que olviden que han nacido. No necesitan muchas cosas más que la compañía del otro, eso era suficiente para que no todo fuera complicado o al menos así era hasta que Sid trajo a Edward con ellos.
-- Es tu hermano menor -- esquivó tranquilamente la almohada que iba en dirección a su cara -- No entiendo porque te molesta tanto
-- ¡No quiero a un jodido mocoso ocupando espacios en mi departamento! -- sus brazos están cruzados sobre su estómago y Sid mira su ceño fruncido esperando que de tanta fuerza ejercida le brote un tercer ojo -- Espacios que podría usar para follar y no para tener a un mocoso de diez años
-- Si, en primera eres asexual -- enumera con los dedos -- En segunda, no tiene diez años, ya tiene como treinta ¿Hace cuanto no los ves?
-- Desde que él egreso del jardín más o menos
El pelirrojo lo mira confundido -- Pero si fuimos a ver a Eliseo en su último acto escolar
