Capítulo 1

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Dicen que lo más bonito que puedes conseguir en la vida es ser el mejor recuerdo de alguien, y seguro que todos en algún momento conseguiremos marcar a alguna persona de esa forma, sin apenas darnos cuenta.

Encontrar su recuerdo más feliz era el deseo mejor guardado en las profundidades del corazón de Jisung, deseaba con todas sus fuerzas conocer a esa persona, esa que lo quisiera sin juicios ni prejuicios, dispuesta a levantarlo sin importarle mancharse su ropa con su pena, esa persona dispuesta a sujetar su mano en medio de la más terrible de las tormentas y gritar por encima de la fuerte lluvia que ahí estaba para él, esa persona con la que crear el más bonito de los recuerdo, porque Jisung vivía de recuerdos, necesitaba de recuerdos felices para no perder el control sobre sí mismo.

Imagínate conocer a una persona con la que crear un recuerdo tan hermoso, que solo con el hecho de pensar en su sonrisa, consigas mover un objeto con tu mente a tu antojo, ese era el mayor deseo de Jisung, quien había nacido con psicoquinesis, pero todavía no había encontrado ese recuerdo tan inmensamente feliz que dejase su mundo patas arriba y acelerase sus latidos con la fuerza necesaria para controlar su poder. 

La psicoquinesis es el poder de controlar todo tipo de objetos con tu mente, las personas que nacen con esta característica solo necesitan pensar en algo que los hace realmente felices, cerrar los ojos, y dejarse llevar por esa felicidad para poder controlar su poder.

Cuando Jisung era pequeño había notado que era diferente a los demás niños de su clase, al ver que a diferencia de ellos, él no necesitaba levantarse a por la leche para sus cereales, solo tenía que cerrar los ojos y pensar en su serie favorita de dibujos animados, y tras un cosquilleo en la nuca, el cartón de leche se aproximaba a él a la velocidad que él quería.

Pero ahora, siendo un adolescente de 18 años con el peso de sus circunstancias apretando su pecho, no era capaz de dominarse a sí mismo, no cuando su pilar fundamental, su madre, se había ido, había dejado de respirar a su lado, su partida se había robado todos sus recuerdos felices, impidiéndole así controlar su poder, provocando que más de una vez las sillas se movieran sin su permiso cuando estaba a punto de sentarse, o las puertas se cerrasen solas contra su frente, lo que terminaba en un maldito dolor de cabeza (y de cuerpo) constante.

Pero esos dolores no se podían comparar con el dolor que sentía en esos momentos en su pecho, estaba seguro de que ser atropellado por un camión dolería menos que la mirada de su padre puesta en la carretera, de camino a una separación indefinida que no hacía más que bañar los ojos de Jisung en lágrimas cada siete segundos.

Su padre estaba a punto de dejarlo a sus dieciocho años a merced del gobierno, después de descubrir que este contaba con un departamento de protección para humanos con poderes especiales.

Su realidad se había convertido en una maldita película de ciencia ficción y solo deseaba despertarse en su cama teniendo diez años, y pleno control sobre sí mismo.

Pero eso ya no era posible.

Lo peor de todo es que no podía culpar a su padre por su decisión, estaba en todo su derecho, Jisung era un peligro con patas y cualquier humano en su sano juicio buscaría deshacerse de él cuanto antes.

—Es lo mejor para ti hijo, necesitas estar al cuidado de alguien que pueda ayudarte a controlar tu poder, lo siento de todo corazón, pero no puedo permitir que sigas así, acabarás haciéndote daño…—Dice su padre sujetando con fuerza el volante del coche mientras aprieta la mandíbula intentando controlar sus emociones, como si evitar su mirada hiciese menos dolorosa la despedida que se avecinaba.

—Yo solo…—No había nada útil que pudiese decir—Lo sé…—Las palabras se le cortaron por las lágrimas que se atoraron en su garganta.
Esa misma mañana mientras desayunaban había perdido por un momento el control de su psicoquinesis, y el cuchillo en sus manos había salido disparado hacia el pecho de su padre, por suerte logró detenerlo a pocos centímetros de causar una catástrofe, jamás se borrará de su mente el miedo que teñía la mirada del mayor, y eso jamás se lo podrá perdonar a sí mismo, se juró no volver a dañar a nadie importante para él, por eso en el fondo, aceptaba la idea de su padre sin rechistar—Lo siento…

💛Golden Obsidian🖤- [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora