¡Dije que NO! O Por qué Inuyasha odia el instituto de Kagome

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Disclaimer: Los personajes y la historia no me pertenecen. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de TouchofPixieDust, yo únicamente traduzco.

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—¡Dije que no, niña! —Inuyasha estaba de pie delante del pozo con los brazos cruzados y el ceño fruncido—. ¡No vas a volver!

Kagome le lanzó una mirada asesina.

—¡TENGO que ir al INSTITUTO, Inuyasha! ¡Tengo un examen de Álgebra para el que TENGO que ESTUDIAR!

—¡Dije que NO!

Apretó las manos y empezó a brillar con fuego en sus ojos.

—Inuyasha...

Oh, oh.

—¡SIÉNTATE!

¡Pum!

Inuyasha siguió gritándole a Kagome que no le permitía irse incluso mientras ella saltaba alegremente por el pozo. Sango, Miroku y Shippo estaban observando desde la relativa seguridad de los arbustos. Como si se pudieran esconder de verdad de Inuyasha. Pss.

Una vez que el hechizo se disipó, el demonio perro se incorporó y miró dentro del pozo. Siguió gritándole a la chica que estaba ahora quinientos años en el futuro. Luego, se puso en cuclillas y le lanzó tierra al pozo dando una patada antes de saltar hacia los árboles.

Esperó en los árboles hasta el anochecer, cuando estuvo seguro de que la exterminadora de demonios, el monje pervertido y el zorrito se habían ido a la cabaña de Kaede a pasar la noche. Entonces, bajó al suelo y miró a su alrededor.

Era seguro.

En un destello, estuvo dentro del pozo y viajando hacia Kagome. Eh... hacia la ÉPOCA de Kagome.

Saltó rápidamente a su árbol y miró fijamente a Kagome a través de la ventana. Niña estúpida, siempre volviendo a esta estúpida y apestosa época por sus estúpidos deberes y su estúpido instituto. Y chicos estúpidos. Inuyasha gruñó.

La observó mientras mordisqueaba su lápiz y se concentraba en el libro que tenía delante. La observó mientras gritaba de frustración y tiraba el libro contra la pared. La observó mientras lo recogía a regañadientes y volvía al trabajo. La observó mientras gritaba de desesperación. Y la observó cuando finalmente cayó dormida con su cabeza sobre el libro.

¿Por qué se hace esto? No puedo soportarlo. ¿Cómo se supone que la voy a proteger de esto? Lo odio. Odio lo que le hace. Le hace llorar.

¿Por qué no para de volver?

Miroku le había dicho una vez que ella necesitaba estudiar para poder tener un buen trabajo cuando fuera mayor, de forma que pudiera cuidar de sí misma.

Lo que es estúpido. Yo la cuido.

Además, la mayoría de sus discusiones eran sobre el instituto. Si no fuera por el instituto, Kagome podría estar con él todo el tiempo. No tendría que estar tan preocupada todo el tiempo.

No tendría esas pesadillas.

A Inuyasha le preocupaban las pesadillas. La mayoría de las noches la chica se revolvía en su sueño, mascullando sobre deberes de Matemáticas o de Ciencias. El Álgebra en particular parecía ser lo que más la atormentaba. Su corazón se aceleraba con terror por la noche. A veces lloraba, a veces soltaba un gemido.

Inuyasha enterró las garras en el árbol. Es un demonio contra el que no puedo luchar en su lugar.

Sus peludas y sensibles orejas se movieron cuando volvió a oír a Kagome gimiendo. Saltó dentro de su habitación, apenas notando siquiera que siempre dejaba la ventana abierta. La cogió en brazos silenciosamente y la puso en su cama. Le acarició torpemente la cabeza. Era algo que siempre parecía calmarla.

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