2. Sonrojada.

64 8 0
                                    

Cuando el autobús llego a su parada el y yo bajamos juntos. De nuevo, cuando me espero para bajar me miraba demasiado.

Mis mejillas se tornaron rojas.

¡Este chico me iba a matar!

Camine junto a él dentro de la escuela. Íbamos callados, sin decirnos nada. Era incomodo.

- Bueno, supongo que tienes que hacer cosas -Me sonrió tímidamente.

- Solo tengo que ir a mi salón, pero si quieres puedo acompañarte a pedir tu horario.

- No, no te preocupes -Me sonrió-. Nos vemos después.

Se fue dejándome sola, quería azúcar.

AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora