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Una vez llegó a casa, YoonGi corrió hasta su habitación, lanzó la mochila a un lado y cerró con fuerza involuntaria la puerta, dirigiéndose al baño para lavarse las manos, antes de sentarse en su escritorio y buscar entre sus demás carpetas sus apuntes para estudiar. Había reprobado su último exámen, y no podía sentirse más frustrado. Pasó por lo menos dos meses preparándose de manera exhaustiva e incluso insana, pero ni eso le fue suficiente para aprobar al menos con la mínima nota. Ahora no debía esforzarse el doble, sino el triple, porque pronto se haría un recuperatorio en el que tendría la oportunidad de levantar dicha nota, pero iba a costarle una locura, puesto a que las recuperaciones siempre eran más complicadas que el exámen original.

Después de haber encontrado sus apuntes, tomó todos los libros que había estado usando para sacar información, también sacó de su mochila la fallida evaluación, en cuya hoja principal reinaba un enorme cuatro con cincuenta, escrito en color rojo. Trató de no prestarle atención a esa nota y suspiró, comenzando a releer la información que ya tenía, agregando aún más en un costado de la hoja, o donde tuviera suficiente espacio. Revisaba sus errores una y otra, y otra vez, buscando corregirlos en sus anotaciones.

Se sumergió tanto dentro de su propia burbuja, que ni siquiera escuchó cuando TaeHyung, su novio, abrió el portón del garage para poder guardar el auto, o cuando ingresó a casa. Era unos años mayor, por lo que ya trabajaba en las empresas que le había heredado su padre, es por eso que a veces podía llegar un poco más tarde a casa, como ese día. Se extrañó no ser recibido por su lindo chico, por lo que dejó su maletín de trabajo en el salón, lavó sus manos en el baño de la planta baja y luego subió las escaleras en dirección al cuarto que compartían. Vio la puerta cerrada, así que dio un par de golpes para poder llamar. YoonGi en ese momento se sobresaltó, pero al entender que su novio había llegado, mientras rápidamente intentaba ocultar la hoja de su exámen entre los apuntes, le dio permiso con un tembloroso y bajo “pasa”. Tan solo la forma en la que fue pronunciada aquella palabra bastó para encender las alertas del mayor, por lo que luego de ingresar a la habitación, miró con cierta preocupación al contrario.

—Cariño, ¿te encuentras bien? —consultó mientras cerraba la puerta detrás de él, atento a cada gesto por parte de YoonGi.

El mencionado asintió repetidas veces, sintiendo un nudo formarse en su garganta, detestando y al mismo tiempo agradeciendo que Tae hubiera llegado. Sucede que su mera presencia siempre le causó mucha tranquilidad, haciendo que sea más fácil que sus emociones salgan a flote. En ese caso era una desventaja, ya que aunque sabía que su novio se dio cuenta de que algo andaba mal desde el primer segundo en el que estuvo cerca, seguía sin querer demostrar lo que le sucedía.

Efectivamente, el castaño sabía de que que algo había pasado. Su pequeño hacía —de forma involuntaria— gestos muy evidentes que demostraban que se encontraba estresado, inseguro, frustrado, incluso asustado: el movimiento acelerado y constante de sus pies, cuyas puntas estaban apoyadas en el suelo, y sus talones subían y bajaban ansiosos; su ceño fruncido de tal manera que transmitía un sentimiento no solo de simple concentración, sino también desesperación; su dedo índice de la mano derecha sobre el libro, rasgando la hoja de forma incosciente; su cuerpo en general de por sí se lo notaba tenso.

No quería molestar demasiado a su novio, pero tampoco iba a quedarse de brazos cruzados, si había alguna manera de conseguir que se relaje, la encontraría, y decidió empezar por sentarse a su lado, sin decir nada. Tomó otra silla y se acomodó a la par, inmediatamente posando una mano en su pierna para acariciarla suavemente, con la otra hizo lo mismo en su cabeza, dejándole también pequeños besos en su mejilla. Pero eso no surtió demasiado efecto, porque solo percibió como la otra mano del chico se apretaba en un puño, buscando parar el temblor que había comenzado a pronunciarse. La preocupación estaba elevándose cada vez más, pero justo antes de decir algo más al respecto, pudo darse cuenta del detalle que había pasado por alto. Entre el montón de hojas desperdigadas sobre el escritorio, se escondía el dichoso exámen por el que YoonGi había estado tan obsesionado. Aunque apenas se notaba, pudo ver el número cuatro en la esquina superior izquierda, en ese momento comprendió la situación.

—Yoonnie... —murmura con una dulce y calmada voz, mirando al chico, que sin devolverle la atención hizo un sonido para indicar que lo escuchaba—. Cariño, deberías descansar, al menos un poco...

—No, estoy bien... —niega junto con el movimiento de su cabeza, su voz se oía apagada.

Eso acabó con la paciencia de TaeHyung. Negado a dejar pasar dicha situación, tomó uno de los apoya brazos de la silla del contrario, y la hizo girar sobre sí, ya que la misma poseía ruedas. Por primera vez desde que el mayor llegó, sus miradas se encontraron, la de YoonGi lucía exhausta, sus ojos estaban algo rojos y tambien vidriosos por las lágrimas que amenazaban con salir. Ninguno dijo una sola palabra, y tras un par de segundos más TaeHyung terminó por abrazar a su novio firmemente y con mucho cariño, su cuerpo lo envolvió completamente, como si quisiera protegerlo del exterior. Esto fue la gota que colmó el vaso, finalmente el menor se deshizo en sus brazos permitiéndose descargar todos los sentimientos atropellados en su pecho, reinando entre estos la frustración consigo mismo. El llanto no tardó en salir, y ya sin pena lo dejó escapar, aferrándose con fuerza a TaeHyung al mismo tiempo que ocultaba su rostro en su pecho.

El mayor no hizo más que acariciar su cabello delicadamente, al igual que su espalda. Los besos tampoco se hicieron esperar, y repartió un par por su cabeza. Esperaba pacientemente a que su pequeño se sintiera más aliviado, al mismo tiempo que decidió susurrarle dulces palabras al oído para contribuir con ello.

—Todo está bien, cielo. Aquí estoy... —le dijo en un tono muy bajo, pero entendible al mismo tiempo—. Llora todo lo que necesites, me quedaré contigo. Respira profundo...

Poco a poco, sus acciones contribuyeron a una mejora. YoonGi lentamente fue cesando su desesperado llanto, ahora solo quedaban unos cuantos sollozos y una respiración temblorosa. Aún así se negaba a soltar a su novio, sus ojos permaneciendo cerrados, concentrando su cabeza en los cariños que estaba recibiendo y lo ayudaban a mejorar su estado.

Finalmente TaeHyung se separa un poco para poder alcanzar un pañuelo y secar las lágrimas de las rojas e hinchadas mejillas de su rubiecito. Luego le tiende el mismo para que pudiera limpiar su nariz, la cual también estaba colorada, decidió dejar un tierno beso sobre la punta de la misma y otra vez lo abrazó.

—Yoonnie, una nota mala no es el fin del mundo. Tú mismo sabes lo mucho que te esforzaste y es más que suficiente. Exigirte a tí mismo de esa manera lo único que hará es empeorar tu estado, de por sí has estado descuidado últimamente por lo mismo —le aseguró con total firmeza, pero sin perder la calidez tranquilizante en la forma en la que pronunciaba las palabras—. Tómate al menos un fin de semana, y luego regresas a los deberes. Si necesitas ayuda solo debes pedirla. Quizá yo pueda estar trabajando, pero siempre puedo hacerme un tiempo para asistirte en lo que necesites, bien lo sabes, ¿de acuerdo?

YoonGi asintió repetidas veces, reflexivo. Sin decir nada permaneció pegado a su pareja, quien terminó por tomarlo por la cintura para subirlo a su regazo, y continuar con las tiernas caricias acompañadas de delicados besos. Con el pasar de los minutos, el menor terminó por quedarse profundamente dormido. Estaba bastante exhausto, el sueño acumulado por días, siestas cortas que no le eran suficiente para recuperarse. Ahora todo le estaba pasando factura, pero después de todo lo necesitaba bastante.

Al percatarse de aquello, TaeHyung solo sonrió con ternura y alivio. Con mucho cuidado cargó a su chico hasta la cama, donde lo recostó con mucho cuidado, y se acomodó a su lado, todavía acariciándole el cabello. Se quedó contemplándolo por unos minutos, hasta que decidió que él también podría tomar una siesta, por lo que se quitó su saco que aún traía puesto, desprendió e hizo volar su camisa, se quitó su pantalón de traje y lo cambió por el de pijama, y ya finalmente junto a YoonGi cerró los ojos, dispuesto a descansar también, muy contento de que su novio finalmente pudiera hacer lo mismo.

STRESSED ;; TaeGi || Two ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora