𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐈𝐂 𝐋𝐎𝐕𝐄 ||
Leigh Shaw comienza su primer año en Alfea, donde cree que todo puede salir bien, aprender magia puede ser de lo mejor siendo un hada del aire, sin embargo, jamás pensó encontrar a alguien con quien compartir ese amor a...
Estaba sentada sobre la roca, donde mis pies aún seguían puestos en lo que Aisha y las demás trataban de solucionar su magia.
Escuché los pasos de unos chicos, haciéndome mirarles cuando ellos rieron de nosotros.
—¡Consíganse un cuarto!— exclamó uno de ellos.
—Vete a la mierda, Greg— contestó Riven de mala manera.
Sonreí —Ellos nos odian, ¿No es así?
—Por supuesto que si, estamos sentados a media pista y los irrita— reí haciendo que me mirara —¿Qué?
Negué —Nada, es solo que... los vi y mis ganas de freírlos crecieron... solo que ya no puedo.
—Lo siento.
Negué incontables de veces —No, no me veas así, eres el único que no lo ha hecho ya.
Levantó ambas manos —No lo haré.
Asentí mirando mi celular—Terra viene en camino.
—Sabes... que lo digo en serio— cambio de tema —No va a detenerse hasta que te recuperes.
—¿Y qué debería hacer al respecto?— encogí mis hombros.
—Decirle la verdad.
—¿Qué?
—Vamos, Leigh, se como te debes sentir— suspiró —Mentí, cuando dije que estabas inconsciente, tu... en realidad estabas muy alterada.
Baje la mirada.
—Escuché como gritabas, como esas cosas te comían lentamente y como manoteabas antes de llegar a la enfermería, estabas en shock— vi como me observo —Yo solo... intenté calmarte pero no funciono, tuvieron que sedarte.
—No tienes idea de lo difícil que fue verlo, toda mi vida entera fue echada a la basura, todas mis prácticas, mis estudios.
—Por supuesto que nadie tiene idea, Leigh, tu vida es tu vida, debes vivirla como te de gana ¡A la mierda las prácticas! La cuestión es que no tienes que impresionar a nadie, tu ya eres perfecta.
—¿Crees que soy perfecta?— sonreí con burla.
—Más que eso— tomó de mi mano, entrelazando sus dedos con los míos y hacerme sonreír en aquel pequeño momento.
Solo pude sonreírle aún más con claridad, aceptando su agarre e ignorando al resto, incluso cuando sus molestos compañeros pasaban desapercibidos.
Solo pude quedarme mirando su rostro, su cabello, sus ojos y cada parte de él que jamás había visto antes. Era como estar hipnotizada solo por pequeños segundos que parecían horas, dándome cuenta a los segundos que por alguna razón, él comenzaba a intentar acercarse unos centímetros más.