A fine line (OneShot) Rhaenicent Hotd

Oneshot

Cuando su padre le sugirió que se escogiera por una carrera en la ley, Rhaenyra imaginó acalorados debates en la dura luz de una sala de audiencia, pura adrenalina corriendo a través de ella, luchando como el infierno para proteger a sus clientes. No se imaginó sentada en un escritorio vacío, leyendo cien páginas de documentos legales gastados, luchando por mantenerse despierta, mientras que una docena de otros asociados de ojos hundidos sufren el mismo destino miserable.

Hoy, al menos, está trabajando en un caso pro bono; es algo que la empresa permite de forma limitada. Los casos corporativos tienen precedentes y monopolizan la mayor parte de su enfoque, pero también se le permite asumir algunos casos pro bono al año, siempre que no interfieran con su trabajo. Este último es un caso de inmigración, una mujer de Dorne que está a punto de ser deportada y separada de sus tres hijos. Realmente ha estado pesando en la mente de Rhaenyra.

Después de todo, es el caso más importante que ha asumido, mucho más importante que los contratos multimillonarios entre corporaciones; si no puede proporcionar pruebas suficientes, si no puede convencer a un juez o a un tribunal, si no trabaja lo suficientemente duro o lo suficientemente rápido, tres hijos perderán a su madre, y una mujer será empujada de vuelta a un país plagado de violencia de pandillas. Pero debido a que es voluntario y pro bono, no puede pedir exactamente a los socios que echen un vistazo a su trabajo. Así que tendrá que preguntarle a un compañero asociado; el problema es que solo hay una asociada que la supera, cuya opinión e ideas serían realmente útiles. Y esa asociada la desprecia. También está alejándose por el pasillo ahora mismo, con una pila de carpetas de manila en los brazos.

"¡Alicent!" Rhaenyra se pone de pie rápidamente, corre detrás de ella. "Oye, ¿puedo hablar contigo un minuto?"

Alicent ni siquiera gira la cabeza, solo sigue caminando hacia adelante como si Rhaenyra no hubiera dicho ni una palabra. Como si fuera completamente invisible.

"Oye, espera". Rhaenyra la alcanza, trata de igualar sus pasos. "Necesito que mires algo".

"Estoy ocupada".

"Sí, bueno, yo también", dice Rhaenyra, con un poco de ventaja. "Pero esto es importante".

"Pregúntale a Larys. O Criston".

"Alicent-"

"No tengo tiempo, Rhaenyra", dice con frialdad. "No puedo desperdiciar energía en..."

"Detente". Rhaenyra se mueve delante de ella, deteniéndola en sus pies. "Alicent, necesito tu ayuda. Es importante, es... por favor".

Por un momento, parece que Alicent podría ceder, como si se estuviera suavizando, solo un poco. Pero entonces el resplandor está de vuelta, con toda su fuerza, y pierde cualquier esperanza de éxito. Lo cual es muy frustrante, porque hace solo dieciocho meses, sabe que Alicent lo habría dejado todo para echarle una mano con este caso. Y necesita que sea Alicent quien la ayude, porque ella es brillante, mucho más brillante que la propia Rhaenyra.

No era ningún secreto, cuando Rhaenyra se unió por primera vez a la empresa hace dos años, que Alicent Hightower era la asociada a vencer. Era aguda, eficiente, y nunca se ralentizó ni un segundo, nunca se tomó vacaciones ni descansos para almorzar. Hizo recados para los socios a todas horas del día y repasó los documentos hasta altas horas de la noche; rara vez se fue antes de la una de la mañana. Los otros asociados la evitaron a toda costa, así que durante unas semanas, Rhaenyra también lo hizo. Debido a que seguía escuchando que Alicent era demasiado intensa, demasiado motivada, se lo tomaba todo demasiado en serio. Criston la llamó "la reina del hielo", y es un apodo que no ha podido sacudir.

"Perra fría de piedra", dijo sobre ella, el segundo día de Rhaenyra en la oficina. "Mantén la distancia".

"Bitchy, pero sexy", dijo Larys con una sonrisa torcida. "Sus piernas, quiero decir, imagina que esas piernas te estén envolviendo"