CAP #3

5 0 0
                                    


Al cabo de un rato, ya acabé con todos y fui a casa, allí estaban Paw y Alex, un amigo mío de la infancia, a el le encanta hacer experimentos y cacharros q acabo utilizando yo para pelear. Así que lo más seguro es que estén haciendo algo nuevo.

- Holaa-. Dije cansada. Ellos me devolvieron el saludo y siguieron a lo suyo, mientras, yo fui a lavar mis instrumentos de pelea.

Cuando terminé, fui a la puerta de la habitación donde estaban.

- toc-toc ¿puedo pasar?- Pregunté.

- ¡NO!- contestaron rápido.

- Bueno pues nada, os dejo, no hagáis ruido, yo me voy a dormir.- Dije yendo al sofá y al instante me quedé dormida.

Me tiré durmiendo hasta el día siguiente. Me desperté temprano para conseguir algo de allí arriba. Cuando me levanté, vi a Paw preparada y bien armada.

- ¡WOW! ¿Dónde vas tan armada?- Pregunté medio dormida.

-Contigo, allí arriba, te voy a demostrar lo que se hacer.- Dijo con firmeza.

- Yo te dije que te olvides de estas cosas hasta más adelante, pero bueno, vamos a ver de lo que eres capaz.- Chocamos las manos y subimos.
Paw me sorprendió mucho ese día y a partir de ahí empezamos a subir juntas.

Estuvimos mucho meses haciendo buen equipo, teníamos nuestros combos, nuestras técnicas, la verdad nunca pensé q podría tener una compañera tan buena.

- Lucy, mira la bomba que he hecho-. Me enseñó ilusionada.
- Contiene magia, pero la verdad es que no me fio mucho de ella.- Continuó.

- Bueno pues si no es segura, no la uses.- Contesté.

- Y tan agusto que te has quedado.- Dijo.

- Si bueno..- Me avergoncé.

- JSJAJSJA da igual-. Contestó.

- ah es verdad, te tengo que dar una carta que nos dejó mamá, con una condición, no la puedes leer hasta que me muera.- Dije buscando la carta.
- ¡aquí está!- se la di.

-¿no la puedo leer antes?-. Preguntó.

- no.-contesté.

- Bueeeno va-. La guardó.

- ¿te apetece subir a patear culos?-. Pregunté.

-¡claro!- dijo y subimos.

Fuimos a una taberna de las de allí, hasta los borrachos son sofisticados. Pero nosotras necesitábamos dinero y les metimos una paliza. Después fuimos al puerto del río, que parecía el mar de lo grande que era, pero en Madrid poco mar se puede encontrar. Allí, tenemos contactos que roban comida de los barcos y nos la venden. Luego pasamos por un barrio chungo, que son los únicos de arriba que me caen bien ya que solo quedamos para entrenar y esas cosas, ellos fueron unos de los que me enseñaron a pelear.

vida bajo las alcantarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora