"Estas bien" le escribí apenas recibí su mensaje.
"Si, es que tuve que acompañar a mi mama a hacer unas cosas".
No le conte nada de lo que había planeado, pobre Louis. El quería verme, eso era lo único que me importaba.
"Te quiero".
"Me encanta tu voz".
"Que tierno que sos".
Cada uno de esos mensajes me derretían cada vez que los leía, me hacían feliz, me hacían sentir importante.
...
Pasaron los días y seguíamos hablando, nunca había conocido una persona tan linda, una persona con un alma tan pura.
"¿Por qué le sonreís tanto al teléfono?" preguntaba mama, todos los días. Siempre inventaba una excusa, hasta que un día le conte. Le conte todo.

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