⟡| Pacto de amor (único)

1.7K 158 24
                                    

Jungkook últimamente no le prestaba atención a Taehyung, no la suficiente como para que su novio se sintiera querido e importante.

Taehyung sabía a qué se debía su distanciamiento en las últimas tres semanas, lo frío y duro que se había convertido su semblante y lo particularmente irritable que se tornó su estado de ánimo: las finales estaban cerca, Jungkook era el delantero izquierdo de la selección de fútbol de Corea del Sur y toda esa nación había dejado su voto de confianza en que él los representaría con orgullo y, por ende, también ganaría el torneo. Era mucha la presión y la responsabilidad con que cargaba y su pareja lo entendía.

Taehyung era muy comprensible y bondadoso con cualquiera, no importaba si lo dañaban, en su rostro siempre habría una sonrisa delicada y dócil. Taehyung era un chico que resplandecía con hermosa luz dorada, criado en un hogar de buenos modales, donde el amor entre sus padres nunca escaseó. Taehyung, apenas siendo un niño, se planteó que lo que ellos dos tenían también sería el pilar que sostendría su vida: amor, estabilidad, afecto.

Taehyung se convertía en un desesperado por el afecto que Jungkook pudiera brindarle, por pequeño y efímero que este fuese, él lo recibiría entre sus suaves manos y lo atesoraría como el mejor de los regalos.

Porque lo amaba, porque era todo para él.

Por ello, esa mañana de lunes, advirtiendo que su pareja ya se había marchado a entrenar, se levantó con la más positiva de las actitudes. Tomó una ducha mientras tarareaba el pegajoso ritmo de "Oh no, Oh yes!", se rasuró muy minuciosamente, esparció crema por todas las zonas de su curvilíneo cuerpo y aplicó perfume en sus zonas estratégicas. Luego se vistió con aquel conjunto que, si todo salía como lo planeado, volaría la cabeza de su novio. Los jeans le quedaron ajustados a propósito y la camiseta blanca transparentaba el color café claro de sus pezones.

Sonrío sereno ante su reflejo en el espejo, que su pelo estuviera tintado de lila, que además fuera alargado y rizado en las puntas y que su boca poseyera esa rojez natural, daba la sensación que tenías ante ti una versión del mismísimo Adonis. Taehyung no hacía caso a los comentarios, pero más de una vez escuchó que lo consideraban como un Dios que caminaba entre mortales, portador de una belleza etérea e inmarcesible. Jungkook, antes de que el fútbol y ganar acaparara toda su razón, también se lo repetía sin descanso, ya fuese viendo una película, recién levantándose, tomando el desayuno, comiendo la cena o cuando le hacía el amor apasionadamente entre sábanas de satén.

Ahora solo quedaba el vacío en su cama, él extrañaba infinitamente a Jeon.

Agarró las llaves del Bugatti y salió del penthouse, mientras se ponía en marcha por la concurrida carretera de Seúl reflexionó un poco las cosas. ¿Qué podría ocasionar que Jungkook lo volviera a mirar? ¿Cuál podía ser el incentivo? Debía ser algo nuevo e increíble, Taehyung tenía que innovar esta vez, dado que las numerosas invitaciones a salir que le hizo fueron rechazadas; Jeon, por el contrario, alegó que se encontraba demasiado cansado después del arduo entrenamiento y se fue a dormir. Organizar una velada romántica tampoco funcionó, Jeon se dirigió a la recámara nada más cruzar la entrada sin ni siquiera mirar la mesa que el chico había alistado con esmero. Taehyung incluso compró un conjunto sexy solamente para que Jungkook se lo arrancara, y funcionó, luego de que quedó desnudo y jadeante, aclamando por su toque, su pareja se excusó cuando el entrenador Namjoon lo llamó, dejando antes de irse un casto beso contra su cabellera.

Taehyung lloró aquella noche y las que siguieron, preguntándose qué hizo mal. La actitud de Jungkook no ayudaba, que casi no lo besara ni abrazara solo provocaba que Taehyung rayara lo desesperante y melancólico.

—¿Qué está ocurriéndonos? —se preguntó, su voz era pesada y sentimental—. ¿Soy yo el problema? ¿El causante de nuestra lejanía puedo ser yo?

Pacto de amor ⟡ KookV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora