Lisha

17 5 0
                                    

La maleta roja me contempla desde el suelo, a los pies de la cama. De verdad quiero guardar mi ropa para partir pronto al internado, pero algo me retiene. Unos toques en la puerta interrumpe mis cavilaciones, Mary se asoma por la puerta con una sonrisa.

-En dos horas hay que salir, si no, no llegará a tomar el barco a tiempo -dice, un tanto apremiante al notar que la maleta sigue vacía-. ¿La ayudo?

-No -tras una pausa agrego-. No es necesario.

Mary sale de la habitación con una triste mirada y yo continúo mirando la maleta, suspirando me levanto, camino en dirección al armario, lo abro y tiro todas mis vestimentas al suelo. Cuando ya todo el contenido del armario reposa en el piso de la habitación, me sumerjo entre las prendas hasta encontrar mi uniforme de Das Royal Swiss Akademie. Cuando lo encuentro lo lanzo sobre la cama y continuo buscando ropa para los días libres.

Una hora y media después bajo las escaleras de mi torre en dirección a la sala de estar en la que espera mi madre. Al llegar tomo gran respiro antes de tocar la puerta. La puerta se abre ante mí y veo a mi madre, la Duquesa y heredera al trono de Inglaterra, conocida como El Lirio Azul. Inclino levemente la cabeza en señal de saludo y respeto. Mi madre se encuentra de espaldas tomando el té y sé que no se dará la vuelta, me trago un suspiro y digo:

-Mary, puedes ir a traer mi maleta -esta asiente y sale de la habitación, cerrando la puerta. Al notar que Mary sale mi madre deja su taza en la mesita, en señal de que me está escuchando.

-Venía a decir adiós a la señora de este lugar, como corresponde, como me enseñaste. Adiós, navidad la pasaré en París con Lord Williams, en caso de que quisierais unirtenos. Volveré para las vacaciones de verano y mandaré reportes una vez al mes. Adiós -noto que asiente, sé que no irá a París para las navidades, pero tengo que ser cortés-. Adiós -al decir este último adiós me doy la vuelta y salgo, cerrando la puerta tras de mí. Esta despedida se sintió un tanto diferente, más fría de lo normal.

Camino hacia la puerta principal, lentamente, disfrutando los últimos minutos de silencio. Mientras me acerco a la salida voy cada vez sintiendo más y más ruidos, más ajetreo. Son los sirvientes terminando los preparativos para mi partida. De seguro que el Capitán James ya está listo, esperando, esperándome junto al automóvil con su traje elegante que lo hace ver tan sexy, tan mio.

Al llegar a las puertas un mayordomo las abre para mi, al cruzarlas me recibe el aire frío y nublado de Londres, camino al automóvil esperando que James este ahí para abrirme la puerta y partir. Llego y para mi decepción no se encuentra ahí, como había esperado. Mary llega en ese instante con mis cosas, nos subimos al auto y noto un papel en mi asiento, con asco lo tomo y lo tiro al piso, partimos en dirección al puerto. Me paso todo el viaje enfurruñada mirando por la ventana cómo lentamente las gotitas de agua se deslizan por el cristal. Maldito sea James, habíamos acordado que me acompañaría.

Al llegar el olor a pescado me abruma, me comienza a doler la cabeza y me dan nauseas, siento que me voy a desmayar. Bajo del automóvil con pasos inseguros y camino en dirección al barco, mientras camino pasa un señor borracho cerca mio y me empuja, haciéndome caer de bruces contra el suelo. Una lagrimita de frustración se escapa de mis ojos resbalando por mi mejilla. Cierro los ojos para contener las lagrimas.

Siento una mano cálida en mi mejilla que enjuaga mi lagrima, abro mis ojos para encontrarme con la sonrisa más insinuante de la historia, que rápidamente disipa cualquier rastro de enojo y frustración. Mi capitán ha llegado salvarme. Me tiende su mano, la que tomo sin dudar, me incorpora y me estrecha contra sí.

-James!!! Nos van a ver -lo empujo para separarme, pero él me retiene unos segundos más.

-Viste mi nota? -me susurra. Recuerdo el papel en mi asiento, que tiré con desprecio al suelo.

- No recuerdo haber visto ninguna nota -él me sonríe con sorna, me suelta y se coloca a mi lado como corresponde a su posición. En eso llega Mary arrastrando mi maleta y subimos al barco los tres.

Mary se levanta de su asiento, murmura algo sobre ir al baño y sale cerrando tras de sí. James me mira y sonríe pícaramente, para luego agarrarme del brazo y estrecharme contra si, instantáneamente por mi mente empiezan a circular todo clase de pensamientos sucios y pervertidos. Me acomodo contra el y paso los brazos por encima de su cabeza, James toma mi mandíbula, pasa su pulgar por mi labio inferior y abre mi boca levemente, se me escapa un suspiro y no me contengo más, lo beso desesperadamente, abro mas mi boca para dejar pasar su lengua y fundirnos en un intenso beso. Me remuevo arriba y abajo, dando una clara invitación de que puede seguir con lo que quiera. Desliza su mano dentro de mi camisa, pero cuando va a tocarme escucho un ruido y me separo rápidamente, con la respiración agitada me acomodo nuevamente en mi asiento para ver entrar a Mary con una bandeja de comida.

Lentamente las horas van pasando, no charlamos en ningún momento. Mary es la sirvienta perfecta, habla solo cuando se lo ordenas y James, con James nunca hablamos, pero siento su insistente e insinuadora mirada sobre mí todo el trayecto. Para entretenerme recuerdo mis mejores jugadas de ajedrez y sobre todo la de la última vez la que me hizo perder el campeonato internacional de señoritas.

Siento un golpecito en el hombro, muevo la mano como espantando moscas y escucho una risita. Abro los ojos para encontrarme con los de James, muy cerca, extremadamente cerca, incorrectamente cerca, indecentemente cerca. Le lanzo una mirada reprobadora y lo empujo lejos de mí, a una distancia prudente. Al alejarse James noto que Mary no se encuentra en la cabina, lo que explica las imprudencias del capitán.

-Estabas muy cerca -digo cortante.

-Lo siento -susurra-. Quería sorprenderte. Ya estamos por llegar -me tiende una mano, la recibo, me levanta y me abraza cálidamente. -¿Dónde está Mary? -James pone cara de que no importa y responde-. Tomando aire en cubierta.

Me acaricia el cabello con cariño, me separa y me levanta la barbilla para poder verme los ojos. Y me dice -tratare de estar en París para las navidades, vuestra madre me encomendó una misión en Grecia -. No puedo evitar enojarme, pero de todas formas va a ser una despedida y tengo que aprovechar los últimos momentos con él. Lo beso, dejándolo un tanto sorprendido. Me pego a él, para que sienta mis ganas y paso mis brazos sobre su cabeza acariciando su cabello. Agarro su labio inferior y lo muerdo. Abro la boca para intensificar el beso y que pase a ser algo más que solo eso, un beso. Sus manos rápidamente se deslizan por dentro de mi camisa. Dejando claro que en aquella cabina van a pasar más cosas que solo besos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 20, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

FourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora