Capítulo Único.

2.2K 311 31
                                    

En una acogedora casa de una pareja recién casada, se encontraba un Omega acurrucado en la cama matrimonial, durmiendo placida y tranquilamente. El ambiente calido complementaba tan bien con el aura madura del chico, las mejillitas gorditas y rojitas llamaban tanto la atención como también su rubio cabello con rulos y esa gran pancita pretuberante, la cual estaba un poquito al aire.

Se acurrucaba en el lugar de su esposo, el olor de su Alfa lo tranquilizaba en sus sueños. Abraza la almohada ajena balbuceando cosas sin sentidos, sus suaves labios gorditos y rosados se abultan en un puchero tierno. Los deditos de sus pies se enrollan y se coloca más en posición fetal, espantando así el horrible frío que no lo dejaba dormir.

Pero las nausea matutinas hacen de lo suyo.

Sus ojitos celestes se abre tan rápido como si fuera que escucho un fuerte ruido. Su cuerpo por si solo se levanta y veloz corre hasta el baño del cuarto, el frío piso recibe las pisadas de sus pequeños pies calentitos, haciendo que se enfrien enseguida y un escalofrio recorra su cuerpo. Al llegar a su destino, levanta la tapa del váter y vacía todo el contenido de su estómago allí. Pequeñas lágrimas se acumulan en sus ojitos dulces, se queja por el esfuerzo que ejercía su estómago al sacar todo y por el dolor de garganta. Sorbe su tierna naricita y se para de su lugar cuando ya nada sale.

Limpia sus ojitos tirando la cadera del váter, viendo como la cena de anoche se va por allí, funce su ceño odiando levantarse de esa forma en las mañanas. Se gira para mirarse en el espejo, una carita algo cansada pero de un ángel, cabello como antes dijimos rubio y ruliento, cejas rubias y tupidas, pestañas largas con unos ojitos tan dulces y brillocitos color celeste, una naricita de botón un poco roja, mejillas gorditas también del mismo color al igual que sus labios gorditos, suaves y que te daban ganas de mordelos, como si fueran la manzana más rica del planeta. 

Así es Park Jimin, un Omega tan hermoso que las palabras no alcanzan para describirlo. Es simplemente un ángel caído del cielo, su cuerpito algo rellenito le daba ese toque tierno, aunque a él no le gustaba tener esa apariencia tierna, no podía hacer nada, su naturaleza lo era. Alegre y charlatán,  que con una sonrisa te alegraba el día entero, así es Jimin. Vistiendo siempre con ropa grande, de colores llamativos, combinandolos perfectamente.

Cada persona que se cruza por su camino lo elogiaba al instante. En su trabajo era famoso por su inteligencia como también  belleza.

Y obviamente, todos babeaban por Jimin, no había persona que se salve.

A excepción de Jeon Jungkook.

Compañero de Jimin y ahora encargado del equipo de la planta.

El serio y reservado Jeon Jungkook. Un Alfa de cabello largo tan negro como la misma noche, cejas del mismo color y algo arqueadas, ojos grandes y serios pero que a la vez te mostraban las constelaciones enteras, nariz grande que encastraba con su rostro firme y labios cereza algo finos. Es alto y grande, su apariencia no pasaba desapercibida, parecia un modelo o algún empresario, su traje siempre pulcro, a medida, reluciendo su trabajado cuerpo.

Poco se hablaba de este muchacho, cuya edad es un poco mayor que Jimin. Apareció antes que el Omega en la empesa y ahora es un gran amigo del Jefe. Muchos empleados le tienen miedo por su apareiencia y aura. Al ser un Alfa el respeto le llueve agradandose por lo antes mencionado.

Pero Jimin no le tiene miedo, es más, le parece la persona más linda y tierna del mundo.

Además que Jungkook nunca lo volteó a ver, ni le dijo lo lindo que era, simplemente le hablaba del trabajo que es lo que Jimin veni a hacer acá, y eso fue lo que llamó la atención del Omega. Que no le interesara su belleza.

𝐁𝐨𝐦𝐛𝐨𝐧𝐜𝐢𝐭𝐨 | Kookmin os.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora